13-A: Cristina plantó bandera. ¿Muy temprano para la Hora de los Pueblos?

El kirchnerismo lo hizo de nuevo: llenó la plaza, esta vez en Comodoro Py. No fue cualquier plaza, fue la primera fuera del poder estatal, sin el aparato. Aproximadamente cien mil argentinos soportaron la lluvia y una oleada de amor blindó social y políticamente a Cristina frente a posibles persecusiones judiciales.

Ningún dirigente político salvo la ex presidente logra una movilización así en la Argentina. Estuvieron presentes en la movilización los intendentes de La Matanza, Avellaneda, Berazategui, Merlo, Moreno y los sindicatos ATE, SATSAID (de los trabajadores de TV) y algunos más. Si bien no hubo grandes columnas sindicales, de intendentes o gobernadores (la institucionalidad peronista), el kirchnerismo puso en el centro de la escena pública a esa minoría intensa que representa hoy a un treinta por ciento del espectro político que acompañará a Cristina aún adentro del cementerio.

Aunque un poco le asuste esta demostración de fuerzas, al presidente Mauricio Macri le resulta más cómodo enfrentar a la ex presidenta Cristina -el pasado- que a quienes detentan poder político institucional concreto: los gobernadores y senadores, el massismo en diputados. Con ellos debe negociar gobernabilidad: teme más a un liderazgo del futuro. Tampoco fue casual la visita presidencial a Urtubey en Salta o el encuentro con las tres CGTs en Olivos. Sin embargo, Cristina plantó bandera. Ocupó la escena política gracias a la citación del cuestionado juez federal Bonadío, en una causa que le hizo perder decenas de millones de pesos al estado argentino y configura una bajeza de la administración anterior, pero difícilmente un delito.

Aunque un poco le asuste esta demostración de fuerzas, al presidente Mauricio Macri le resulta más cómodo enfrentar a la ex presidenta Cristina -el pasado- que a quienes detentan poder político institucional concreto: los gobernadores y senadores, el massismo en diputados

Era obvio que Cristina hablaría. ¿Qué dirigente político desperdiciaría esa plaza?. Su discurso fue la construcción de un recipiente político, que solo el devenir de la historia argentina dirá si se llena con el agua de la democracia: los votos. A pesar del empujón anímico a sus adherentes, hoy el kirchernismo es minoria en la sociedad argentina. Incluso tiene su certificado legal: perdió las elecciones presidenciales. La imagen positiva del presidente Mauricio Macri es hoy mayor (solo por debajo de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, Maria Eugenia Vidal) que la de la ex presidenta. Incluso la de Sergio Massa lo es. A pesar de la devaluación, el tarifazo y los despidos.

Es que la sociedad argentina se convenció que no podía serguir como venía. Por eso votó un futuro gaseoso en Cambiemos, frente a la mera continuidad del presente que ofrecía el Frente para la Victoria. No se cumplió la promesa de la sintonía fina: llegó la sintonía gruesa.

Cristina no solo despierta amores. Tambíen despierta odios. Esos extremos representan aproximadamente un treinta por ciento cada uno. En medio hay un cuarenta por ciento de argentinos que se consideran independientes, que han dejado vieja la antinomia peronismo-antiperonismo. ¿Dejarán vieja también la grieta kirchernismo-antikirchernismo? Lo cierto es que esa franja de votantes, verdaderos constructores de mayorías, premian aciertos y castigan errores: no se casan electoralmente con nadie.

La ex presidenta brindó un discurso claramente opositor destinado a las víctimas del “nuevo modelo”. Stop, existen: hoy son más víctimas sociales -nuevos pobres, nuevos desocupados- que políticas. Es que el kirchnerismo aún se parece mucho a sí mismo y debe mutar si quiere constituirse en nueva mayoría.

Cristina no solo despierta amores. Tambíen despierta odios. En medio hay un cuarenta por ciento de argentinos que se consideran independientes, que han dejado vieja la antinomia peronismo-antiperonismo. ¿Dejarán vieja también la grieta kirchernismo-antikirchernismo?

Cristina planteó un paralelismo histórico y político con Hipólito Yrigoyen y el General Perón y las persecusiones polítcas y judiciales que enfrentaron luego de abandonar el poder. Podría haber incluído en la lista al General Rosas y al Libertador San Martín si hubiera querido. El problema es que tanto el primer presidente de la democracia como el creador del movimiento peronista fueron desalojados por sendas dictaduras y el kirchnerismo por mayorías que en plena democracia se expresaron con el voto.

«Si pudieran borrar la letra K del abecedario, lo harían». «Otra vez, la proscripción en la Argentina. Qué poco originales», dijo Cristina. Sin embargo, nadie la prohibió.

Es verdad que mientras el peronismo busca a su nuevo Cafiero y la CGT a su nuevo Ubaldini, Cristina mete presión a la dirigencia peronista al hacer esta demostración de fuerza. Si el kirchnerismo es el treinta por ciento de la sociedad, muchos hoy se preguntan qué porcentaje del peronismo es. Aunque plazas no sean votos y las gobernaciones e intendencias se manejen con otra lógica frente a la Rosada, un dirigente que demuestra que “los votos son suyos” alinea a dirigencias menores. Habrá que ver.

Si el kirchnerismo es el treinta por ciento de la sociedad, muchos hoy se preguntan qué porcentaje del peronismo es. Aunque plazas no sean votos y las gobernaciones e intendencias se manejen con otra lógica frente a la Rosada, un dirigente que demuestra que “los votos son suyos” alinea a dirigencias menores

Plantear un Frente Cívico con la premisa “estás mejor o peor que hace cuatro meses”, tratando de borrar la antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo podría ser eficaz si el kirchernismo no se pareciera tanto a sí mismo. ¿Dónde está la autocrítica? Las agresiones a la periodista notoriamente antikirchnerista Mercedes Nincy, repudiables desde todo punto de vista, ¿En qué se diferencian a las agresiones a los movileros de 678 durante los cacerolazos? La apelación de Cristina a no llamar a todo el mundo “traidores”, ¿Se condice con la actitud del Cuervo Larroque tratando de tal a un notorio luchador de las causas populares y kirchnerista crítito Eduardo Anguita por mantener su trabajo en Radio Nacional cuando otros periodistas identificados con el kirchnerismo fueron desvinculados?

“Convoquen a los dirigentes sindicales también”, afirmó Cristina explicitando que se trata de olvidar viejos rencores. “La palabra traición es una palabra fuerte”, dijo Cristina. ¿Se animará la ex presidenta a alterar su sistema de alianzas desechando a los íconos culturales sin votos del kirchnerismo tardío como los D´Elía, Boudou, Aníbal Fernández, Moreno? ¿Intentará reconstruir el kirchnerismo primigenio reconvocando a figuras que se fueron al peronismo federal del massismo como Alberto Fernández, Felipe Solá, Mario Das Neves o Hugo Moyano? ¿Bossio es apenas un traidor o no?

Plantear un Frente Cívico con la premisa “estás mejor o peor que hace cuatro meses”, tratando de borrar la antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo podría ser eficaz si el kirchernismo no se pareciera tanto a sí mismo. ¿Se animará la ex presidenta a alterar su sistema de alianzas desechando a los íconos culturales sin votos del kirchnerismo tardío como los D´Elía, Boudou, Aníbal Fernández, Moreno? ¿Intentará reconstruir el kirchnerismo primigenio reconvocando a figuras que se fueron?

Es que el Perón de 1973 no era el de 1955: mucha agua corrió bajo ese puente. Si alentaba las “formaciones especiales” (la guerrilla peronista) frente a una dictadura, a su regreso en 1972 el general Peron impulsó “La Hora de los Pueblos”, donde sumó a todo el arco partidario -desde el PC a la UCR- para aislar aún más políticamente al dictador Lanusse.

Nadie sabe que va a pasar. El kirchnerismo quisiera que pase algo similar a cuando el vandorismo desde la CGT y el neoperonismo desde las provincias intentaron sepultar el liderazgo de Peron en el exilio, sin lograrlo. Sin embargo hoy su situación se parece más a la del dos veces ex presidente Menem en el período 1999-2003: es el período democratico el que impone la comparación. ¿Se apuesta a un “cuanto peor socialmente, mejor políticamente?.

Las fuerzas políticas en democracia son vasos horizontales pegados a una tabla de madera social: depende para donde la incline la economía se llenarán con votos. Pero Cristina -con autocrítica- y el kirchnerismo, deben reinventarse si quieren ser opción de futuro: nadie va a votar pasado, por más oscuro que sea el presente -porque las sociedades evolucionan y los votantes siempre piden más: no alcanzó en octubre del 2015 con ofrecer más de lo mismo.

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Santiago Costa

Licenciado en Ciencia Política (UBA). Periodista // Twitter: @san2011costa