Corea del Sur: breve radiografía del avance de un remoto país asiático

Teniendo en cuenta el artículo del día de ayer que trataba de dar cuenta de la modernización en la República Popular China, y de cómo se estructuró su dirigencia y su Partido mediante una disputa por el poder político, se tratará ahora de esbozar unas líneas acerca del proceso que vivió Corea del Sur para llegar a ser el país que es hoy.

1. ¿La modernización causo disputas por el poder al interior de las elites?

La idea de este artículo, como del pasado, es tratar de dar cuenta de si a partir de la modernización operada en este país, emprendida también desde el Estado, se dio inicio a una disputa (o no) al interior de las distintas fracciones o sectores de su elite dirigente para controlar y hacerse con el poder del Estado.

Al igual que en el caso chino, para brindar una explicación lo más precisa posi-ble, se hace necesario realizar un corte temporal. Por eso, se procederá a analizar la modernización encarada durante la Tercera República siendo Park Chung-Hee su presidente entre 1961 y 1979.

También se hace necesario esbozar la misma “hoja de ruta”, la cuál tampoco será tomada de manera esquemática ni se intentará hacer con ella una traspolación mecánica. Siguiendo a Poulantzas, puede decirse que la modernización transitada sólo fue posible desde el aparato que fue objeto de la lucha política de aquellas elites, siendo ese proceso rectificado o reencauzado según la fracción de la elite dirigente que se hacía con el poder. Con lo cual la modernización, el Estado y las elites pasan a estar fuertemente asociados.

Retomando los los lineamientos trazados por Immanuel Wallerstein, hay que volver a entender que en occidente, la modernización implicó un proceso de transición de una sociedad más bien tradicional a otra donde exista una sociedad civil de relevancia y secularizada; instituciones políticas que moldean un sistema político demoliberal; y económicamente hablando, industrializarse para insertarse en un “sistema mundo” cumpliendo un rol determinado. Esta conceptualización carece de la efectividad sufíciente para dar cuenta del proceso concreto mediante el cual este gigante efectivamente pasó a ser un país moderno.

Este proceso (modernizarse mediante la industrialización) fue encarado desde un Estado altamente centralizado y una clara impronta de las respectivas burocracias (característica central de lo estatal en los tres países), con un escaso o nulo desarrollo de instituciones políticas que garanticen la participación del resto de la población. Es decir, en ausencia de un sistema democrático con sus instituciones que contengan a los distintos grupos sociales, y sin movimiento obrero como presión desde abajo. Quizás, la siguiente pregunta es un buen puntapié para dar inicio al trabajo: ¿Qué explica, desde lo político, el hecho de que países atrasados en 1950 pasen a ser, cuarenta años después, potencias mundiales?

2. Corea del Sur. La “elite desarrollista”, pragmática y autoritaria

Para adentrarse a las particularidades de la modernización en Corea del Sur, es gráfica esta cita: “Con pocas variaciones al modelo desarrollista japonés, el coreano se caracterizó por la formación de un Estado fuerte y con gran capacidad de intervención en la economía. La concentración del poder en un pequeño grupo, la llamada ‘elite desarrollista’ (castrense), posibilitó el diseño de una política industrial articulada mediante la concatenación de planes quinquenales que abarcaron en total un lapso de 20 años. Las instituciones operaron de manera sumamente eficiente por la calidad de sus cuadros burocráticos, pero también porque las directrices eran claras y relativamente uniformes al fin más importante desde la visión del presidente Park: forjar una nación industrializada y autónoma” (Juan Felipe López Aymes, Transición política en Corea del Sur: el camino hacia la democracia, págs. 51-52).

Ya que el objetivo de Park Chung-Hee era el logro de la estabilidad y el crecimiento económico partiendo de un país devastado por la ocupación japonesa y la guerra con su vecino del norte, gracias al pragmatismo característico de esta sociedad se configuró un sistema político cerrado, con autoritarismo, represión y planificación económica. Estas son las características salientes. Las tensiones producto de la necesidad de democratización como correlato a esta modernización económica, serían la característica exclusiva del período inmediatamente posterior al que se está viendo aquí.

De modo tal que la modernización no trajo consigo una disputa al interior de las elites, sino mas bien la configuración de una elite (y una burocracia) más disciplinada que la japonesa, igual o mayormente formada que la nipona (Park envió oleadas de jóvenes a estudiar al extranjero, formándose luego su clase dirigente con conocimientos técnicos).

Además, dada la injerencia del ejército en los asuntos políticos, el sistema de partidos en este momento fue de hecho imprácticable. Fue esta la forma que Corea del Sur encontró para salir de la pobreza, convirtiéndose en una de las potencias económicas, principalmente en lo tendiente a la innovación tecnológica, con el costo de la carencia de un sistema efectivamente democrático.

3. Conclusiones finales

Si la pregunta iba enfocada al hecho de que la modernización desató (o no) disputas políticas dentro de las elites dirigentes, puede verse como en Corea del Sur, la modernización fue estructurada desde un sistema político cuyo rasgo principal fue el autoritarismo, no dando lugar a disputa política entre miembros o sectores de aquella elite desarrollista.

¿Qué explica la presencia o ausencia de dispu-ta? A mi entender, el discernimiento de cada grupo dirigente de que la modernización era la clave del mantenimiento del sistema político-económico de cada país. En Corea del Sur, la modernización cohesionó a la clase dirigente ya que cumplió un rol defensivo frente a la constante amenaza que implicaba ser vecino del bloque socialista.

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