Dady Brieva hizo patinar a Mirtha Legrand por el kirchnerismo

Si algo caracteriza a los almuerzos y encuentros con Mirtha Legrand, es que la diva, suele elegir el momento en poner en aprietos a sus invitados y que siempre tiene la última palabra. El encuentro del último domingo con los Midachi, no fue la excepción, aunque por una vez, encontró en Dady Brieva, un replicante de peso. En principio la #mesaza de Mar del Plata transcurría sin demasiados sobresaltos.

El actor y conductor, reconocido por su público respaldo al peronismo y a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, comenzaba a disfrutar de su almuerzo cuando la diva decidió abordarlo sobre su posición política. “Usted dígame, si quieren, me levanto y me voy”, contraatacó Dady, para sorpresa de la anfitriona. “.¿Sabés todo lo que robaron? Todo lo que hicieron, ¿no? Cómo dejaron el país”, le reprochó la Chiqui.

Ni corto ni perezoso, el ex Sodero de mi vida, aceptó el guante: “Bueno, supongo que la Justicia, que prácticamente le pertenece al gobierno debería actuar”. Fiel defensora del modelo de Cambiemos, Mirtha le retrucó: “La Justicia le pertenece al Poder Judicial, no a un gobierno. Hay tres poderes, lo importante es que estén separados”.

Entre bocado y bocado, Brieva continuó. “Me parece que la Justicia es afín de este gobierno. Ya sacaron al juez Eduardo Freiler y a la ex procuradora general de la Nación Alejandra Gils Carbó”, informó.

“Porque eran kirchneristas”, dijo casi interrumpiéndolo la anfitriona en lo que parecía un debate sinfín. “Por eso, los sacaron. Deberían hacerle juicio a todos los ex funcionarios. Pero se ve que no ocurre, no sé por qué. ¿Por qué pensás que no la meten en cana a Cristina Kirchner?”, contraatacó el ex conductor de Agrandadytos.

Tras una larga pausa, Mirtha intentó sin suerte cerrar el tema. “Porque el gobierno no quiere”.

Sin titubear y tras el último bocado de su segundo plato, Dady, desafió “¿Y por qué no quiere el gobierno, Mirtha?”.

“No, no quiere, no quiere”, coincidió la Chiqui seria. Entonces Dady guardó respetuoso silencio. Pero sonrió. Afuera, ya estaban esperando el recital que cierra los almuerzos de verano. Adentro, el aire, como suele describirse en estos casos, se cortaba con un cuchillo.

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