Difusa difusión

 

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La abrumadora sobrecarga de noticias sobre un mismo suceso en los distintos medios de comunicación es contraproducente, ya que provoca en muchos destinatarios la pérdida del foco de atención, generando así, desinterés en noticias relevantes por considerar que no se informa nada nuevo.

La cobertura minuto a minuto de una noticia que conmueve al país, como la confusa muerte del fiscal Nisman, pierde el peso que debería tener por el solo hecho de sobreexponerla y aventurarse a conjeturar sin respetar los tiempos de los procesos judiciales. Se genera así, confusión en torno a una noticia, difusión sobre la propia difusión.

El cuerpo sin vida de Alberto Nisman fue víctima de innumerables teorías: suicidio, asesinato, suicidio inducido. Los posibles culpables son cada vez más, debido a que los dedos apuntan para todos lados y nadie pone paños fríos. La danza de nombres parece no tener fin y la victimización es el recurso que eligieron todos, cuando en realidad, la única víctima es el fiscal especial de la causa AMIA y, consecuentemente, sus seres queridos.

Según la Real Academia Española, «víctima» es aquella persona que padece daño, sea de muerte o no, por culpa ajena o causa fortuita. Además, agrega que «hacerse la víctima» comprende el acto de quejarse excesivamente buscando la compasión de los demás, y este es definitivamente el rol que eligieron tomar todos, fundamentalmente las dos veredas opuestas de las que ya se habían analizado sus estrategias iniciales para tomar el control mayoritario de la opinión pública: los medios que responden a los intereses del Grupo Clarín y los medios ultraoficialistas.

El Grupo Clarín recurrió a comunicados, que publicó en todos sus medios, en los que no dejó de lamentarse por los agravios y falsas acusaciones que sufrió desde el gobierno y en los que se autodenominó «víctima» de ataques injustificados. Por su parte, los medios oficialistas parecen no ser más que un simple eco de las palabras que emite la Presidente Cristina Fernández, quien siguió el mismo sendero de victimización que el multimedio, pero redobló la apuesta y, a las cartas publicadas, le añadió el impacto visual de mostrarse en una silla de ruedas durante la emisión de la cadena nacional.

Ambos frentes con estrategias similares, valiéndose de diferentes recursos y utilizando sus mejores armas, sobrecargan de palabras el caso Nisman y embarran la cancha. Todo proceso judicial lleva su tiempo, pero ningún extremo cesa en su afán de predominar en el terreno de la opinión pública y se pueden escuchar todo tipo de teorías conspirativas que disparan para todos lados sin siquiera mirar hacia donde apuntan.

El hecho de que el fiscal haya sido hallado muerto horas antes de exponer ante el Congreso la denuncia que había realizado contra la Presidente de la Nación, le facilitó a Clarín alinear todos los cañones contra el gobierno. Sin embargo, la orden que bajó desde el Poder Ejecutivo y fue acatada a rajatabla por su gabinete y sus militantes, no fue la mejor: pasó de los ataques iniciales a la única víctima del caso, desestimando y descalificando la denuncia en lugar de refutar y argumentar en su contra, a insinuar líneas de investigación y no respetar los tiempos del proceso judicial sin emitir opiniones.

Es menester aclarar que en el párrafo anterior no se induce, bajo ningún punto de vista, a justificar la postura de ninguno de los actores analizados en esta nota. Lo que se presentan son las estrategias seguidas por cada uno: Clarín nunca dejó de apuntar al gobierno nacional, mientras que desde el oficialismo, en pos de quitarse de encima los ojos acusadores, hubo cambios de pensamiento a medida que se conocían nuevos detalles y se tomaron algunas decisiones que, probablemente, no sean las más acertadas.

El multimedio con una sobrecargada cobertura donde hay poca información para brindar y el gobierno colaborando con teorías o insinuaciones en lugar de respetar el proceso judicial, hacen de la información un enredo de dichos, entredichos y análisis de lo dicho, que producen la saturación de un tema de interés nacional. Se agota a los destinatarios con información sin información. Pura cáscara.

Así, los hechos duros, concretos, pueden ser fácilmente omitidos por tener la misma trascendencia que la banalización permanente que se hace de la noticia. Esto puede desviar el foco de atención del común de receptores de información y provocar un desvío en la mirada sobre lo verdaderamente importante, que son las pruebas que puede aportar la fiscal Viviana Fein a la justicia. Emitir excesivamente información sin información, desinforma, genera difusión sobre la propia difusión.

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Christian Fernandes Salazar

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