FMI vs. ONU

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Argentina ha conseguido en los últimos días grandes logros en cuanto al camino para regularizar la deuda externa pese a las dificultades lanzadas desde los tribunales de EEUU. Estos logros son de carácter mundial y sistémicos, porque la disputa con los fondos buitres y la creación de un nuevo marco legal a nivel global para la reestructuración de deudas soberanas tendrá repercusiones positivas para los Estados nacionales, como para aquellos inversores que en buena fe canalizan sus ahorros hacia estos títulos de deuda y terminan siendo víctimas involuntarias de buitres como Singer o Darth. Es preciso ser claro, el éxito de la Argentina en este tema es beneficioso para todos los países, por ello se explica un apoyo tan contundente en el plenario de las Naciones Unidas con 124 naciones respaldando la necesidad de un nuevo marco legal. Asimismo, en el plano local, el Congreso aprobó la Ley de Pago Soberano que tiene como principal objetivo diseñar nuevas modalidades de pago para hacer llegar los pagos de la Argentina a sus legítimos dueños, los bonistas, quedando fuera del alcance del Juez distrital Griesa. Para tal fin se derogó el contrato que el país había firmado con el Bony y que por motivos de incumplimiento de la entidad fue necesario su reemplazo. Ahora los bonistas que decidan aceptar el canje (voluntariamente) podrán optar por una nueva jurisdicción argentina o francesa. Asimismo el nuevo banco fiduciario será el Nación Seguros.

En el plano global, la iniciativa impulsada por Argentina, significa un quiebre en el esquema de las decisiones financieras globales ya que se desplaza al FMI de su papel tradicional de organismo acreditado para analizar y decidir respecto de las renegociaciones de las deudas externas de los países. En la propuesta ante la ONU se especifican contratos con cláusulas obligatorias que deben ser cumplidas por las partes que ratifican el acuerdo y las mismas no pueden ser obstaculizadas o modificadas por los especuladores financieros que pretenden realizar ganancias extraordinarias a través de artilugios legales como los fondos buitres. De esta manera, se pretende establecer un marco legal que resguarde a todos los países que se vean en la necesidad de reestructurar su deuda y evita que los acreedores se aprovechen de los países en situaciones coyunturales de debilidad con abultadas deudas que no tienen poder de decisión a la hora de imponer las condiciones y cláusulas en los contratos de reestructuración.

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En el plano global, la iniciativa impulsada por Argentina, significa un quiebre en el esquema de las decisiones financieras globales ya que se desplaza al FMI de su papel tradicional de organismo acreditado para analizar y decidir respecto de las renegociaciones de las deudas externas de los países.

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La mayoría de los votos a favor pertenecieron a los países emergentes y a las economías en desarrollo que en muchos casos también habían sido perjudicados por los fondos buitres y los votos en contra provenían de las economías desarrolladas que estaban en desacuerdo en crear un marco legal en la ONU argumentando que históricamente el FMI y el BM se encargaron de estos temas.

El tratamiento de esta propuesta en el marco de las Naciones Unidas es más democrático ya que cada uno de los 195 países que participan tienen un poder de voto igualitario, a diferencia del FMI que está digitado especialmente por EEUU y las potencias europeas. Estados Unidos incluso mantiene su poder de veto dentro del organismo, cualquier iniciativa que emita el FMI debe tener el visto bueno de este país.

Si bien es positivo el pronunciamiento del FMI que sugiere cambios en los marcos regulatorios, estos se emiten de esta manera, como meras sugerencias. A pesar de que la ONU haya aprobado por notable mayoría la propuesta de Argentina, el FMI planteó un esquema legal alternativo donde emitiría recomendaciones opcionales de cláusulas para los contratos de reestructuración de deuda que no son de incorporación obligatoria para las partes involucradas. Es decir que la incorporación o no de este nuevo marco legal que pretende instalar obligatoriamente la ONU, el FMI quiere dejarlo libremente a la “negociación” entre los acreedores y los países endeudados según los criterios que ellos consideren convenientes en el momento de la reestructuración. Esta cuestión es clave, si en una negociación se deja librado al “mercado” la incorporación de cláusulas que protegen a la parte más débil (en detrimento del poderoso), es bastante improbable su incorporación, por lo que una reforma que pretendía legislar las nuevas reestructuraciones de deuda equilibrando las relaciones de poder, intenta ser convertida en letra muerta.

En definitiva, Argentina está siendo un paradigma a nivel global de una disputa que pretender dejar unas finanzas globales más justas y equilibradas. En este camino ha recibido apoyo internacional de 124 naciones, pero nuevos fantasmas se presentan para intentar matizar estas conquistas. Muchas naciones han entendido el núcleo central de esta disputa, es hora que todos los argentinos seamos conscientes que no estamos solos en esta adversidad e identifiquemos claramente quién defiende el status quo donde los poderosos pueden convalidar ganancias especulativas de un 1600% y fijar las reglas para seguir haciéndolo legalmente, y quienes, humilde, pero democrática y decididamente, pretenden cambiar este esquema para convertir esta actitud usurera en contra de los pueblos en un delito. Hasta el FMI se tuvo que hacer eco de esta demanda mundial, sin embargo, detrás de sus “recomendaciones” de índole opcional no obligatorias, se sigue manteniendo la intención del status quo.

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