Las referentes de los principales organismos de derechos humanos se sucedieron en el uso de la palabra durante el masivo acto convocado en Plaza de Mayo contra el fallo de la Corte Suprema que favorece con el 2×1 a genocidas, represores, torturadores, secuestradores y apropiadores de bebés condenados.
Taty Almeida, titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadodra, fue la primera en hablar ante los miles y miles de personas que se congregaron en la Plaza, criticando duramente el votos de los ministros Elena Highton de Nolasco, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, que “abrieron la puerta a la impunidad” de los condenados por delitos de lesa humanidad.
A su turno, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, celebró que la sociedad haya reaccionado «con firmeza” contra dicho fallo, y dijo que el pueblo necesita que «los tres poderes del Estado realicen las gestiones pertinentes para dar vuelta este fallo prodictadura y antidemocrático”.
Nora Cortiñas, en tanto, aseguró que «los delitos de lesa humanidad no son delitos comunes, no prescriben» y reclamó «justicia», advirtiendo que «la Corte pretende soltar a Jorge Tigre Acosta, el jefe del grupo de Inteligencia de la ESMA, y a Alfredo Astiz y a Miguel Etchecolatz… Pretenden liberar a cientos de represores que caminarían al lado nuestro por las calles», advirtió.
Miles de manifestantes confluyeron en Plaza de Mayo, desde todos los puntos de la Ciudad y del conurbano, para participar de lo que fue una multitudinaria movilización popular contra le decisión de la Corte Suprema.
Con banderas de repudio al fallo e insignias partidarias, además de pañuelos blancos atados al cuello, los asistentes rodearon el escenario dispuesto frente a la Casa Rosa, coronado por un gran cartel blanco: «Señores jueces: Nunca Más. Ningún genocida suelto. 30.000 detenidos desaparecidos presentes».
