La película alemana que tiene en vilo a Europa

Por Julian Goldin

Saquen los pochoclos, reclinen sus asientos… Porque el film que está comenzando a proyectarse en Alemania es más bien un largometraje. El guion tendrá algunos aspectos novedosos, aunque otros no tanto. Lo que parece estar asegurado es que el proceso para la elección de un o una canciller en tierras germanas será largo.

Esta película tiene varios protagonistas. Algunos, previsibles, ya aparecían en los adelantos: Así es el caso de la primera ministra Ángela Merkel y su Unión Demócrata Cristiana, tal vez la gran derrotada de estos comicios. Aparece también el Partido Socialdemócrata, como otro de los vencidos, pero que cumplirá un rol importante en esta historia. Pero sin dudarlo, la aparición que sorprendió a todos (¿o no tanto?) fue la del victorioso frente AfD, que implicará por primera vez el ingreso de la ultraderecha al parlamento alemán (Bundestag) después de la Segunda Guerra Mundial. Vayamos entonces por partes:

¿Cómo funciona la elección de un primer ministro o canciller en Alemania?

Contextualicemos un poco: El sistema político alemán es un sistema parlamentarista. Es decir, que el primer mandatario o mandataria surgirá de la decisión del Bundestag. Para eso se requiere la formación de una coalición de gobierno mayoritaria.

La ex República Democrática Alemana apoyó al frente ultraderechista  como segunda opción

El partido de Ángela Merkel, que ha encabezado la alianza gobernante desde 2005, ganó con un 33% de los votos. Sin embargo, este tercio del total porcentual implica prácticamente una pérdida de 9 puntos respecto a las últimas elecciones nacionales. Allí residen (y residirán) sin dudas las dificultades para formar un nuevo gobierno, con negociaciones que prometen superar el récord de los 87 días del 2013. Lo que es seguro es que todos los partidos alemanes no moverán demasiadas fichas hasta saber que sucede en las elecciones de Baja Sajonia el 15 de octubre, que podrán implicar más cambios en el escenario político. Hay grandes posibilidades de que Alemania finalice el 2017 sin un o una canciller, pero es conveniente no subestimar las capacidades de Ángela Merkel, que muchas veces ha estado contra las cuerdas, pero se las ingenió para negociar complejas coaliciones que han gobernado Alemania por muchos años. Hoy, sin embargo, estamos ante el riesgo de avanzar hacia lo que el politólogo italiano Giovanni Sartori ha definido como un parlamentarismo de “Gobierno por asamblea”, donde la representación política se encuentra altamente dispersa y las coaliciones son de muy difícil conformación, por lo que vuelve a este sistema altamente inestable. Pero todo está por verse.

¿Quién se llevó los votos que perdió el partido de Ángela Merkel?

Aquí no hay demasiadas dudas: El frente Alternativa por Alemania (AfD) fue el gran ganador y quien capitalizó el importante descontentó de gran parte de la población con los partidos tradicionales (el Partido Socialdemócrata también perdió casi 6 puntos, pasando del 25,7% al 20%). La brecha entre Alemania occidental y oriental sigue existiendo. Y la ex República Democrática Alemana apoyó al frente ultraderechista como segunda opción, solo detrás del partido de Merkel. Con un 12,6% a nivel nacional y un promedio del 20% en la Alemania del este, el AfD demostró que sigue existiendo una Alemania con mayores niveles de desocupación, tecnológicamente más atrasada y con un descontento muy importante hacia los dos partidos que han gobernado Alemania en la última década. De hecho, como explica Ana Carbajosa para El País Internacional: “Los electores han castigado esta fórmula (CDU+PSD) que ha proporcionado estabilidad, pero que también ha contribuido a generar grandes dosis de desafección política entre ciudadanos que no consiguen diferenciar a unos partidos de otros y que acaban pensando que son todos iguales, como muestra el ascenso de AfD”. Sin dudas, desde un discurso fuertemente nacionalista, euroescéptico y antiinmigratorio, el AfD ha logrado canalizar este descontento. Sumado al fuerte apoyo del hombre alemán del Este, el AfD puede colgarse el logro de que muchos abstencionistas hayan ido a votarlo. Este discurso, que comienza a aflorar cada vez con más fuerza en toda Europa, sorprende hoy por su aparición en Alemania, y más aun teniendo en cuenta su conocida y trágica historia.

¿Qué sucede si Ángela Merkel no logra formar gobierno? ¿Hay un límite de tiempo para que el parlamento elija al primer mandatario o mandataria?

No hay un límite constitucional para formar gobierno. Sin embargo, el avance del tiempo demostrará el desgaste de la actual canciller alemana en sus negociaciones. Los Socialdemócratas, ante el avance de la ultraderecha, se han negado a formar parte del nuevo gobierno, ya que después de su fuerte derrota, pretenden renacer encabezando la nueva oposición (y evitar también que la lidere el nuevo AfD). Si la negativa del PSD se mantiene, y nada pareciera hacerla cambiar, Merkel deberá recurrir a partidos más chicos, como los liberales y verdes. Sin embargo, en todos los estados en los que se impulsaron estas alianzas (UDC+ Verdes+ Liberales o Alianza Jamaica), se ha fracasado. Y ninguno de los dos partidos parece estar demasiado decidido a hacerlo. Hacia dentro del Partido Demócrata Cristiano se encuentran también reticentes a hacer demasiadas alianzas con la derecha, por su discurso anti Unión Europea.

Estamos ante el riesgo de avanzar hacia lo que el politólogo italiano Giovanni Sartori ha definido como un parlamentarismo de “Gobierno por asamblea”

En caso de que no se logre formar una coalición gobernante, se deberá llamar nuevamente a elecciones. Parecieran estar a la vuelta de la esquina…

¿Qué implica esta crisis política en el escenario europeo? ¿Hay posibilidades de una ruptura de la Unión Europea?

Como se sabe, Alemania ocupa un rol preponderante en cuanto a liderazgo en la Unión Europea. Tanto el CDU como el PSD se han mostrado siempre europeístas. Pero resulta más que llamativo que la tercera opción elegida en estas elecciones se haya mostrado de forma contraria, con un discurso antieuropeo y antiinmigratorio. Cuando se pregunta a los votantes sobre sus mayores miedos, un 46% le teme a la influencia del Islam y un 38% a la afluencia de extranjeros en demasía. Y este fenómeno se repite en otros países de Europa, donde opciones consideradas extremistas, o al menos por fuera de los partidos tradicionales, han tomado importancia: En Francia, donde el presidente Macron se ha erguido como la gran figura defensora de la UE en el escenario europeo, el ex socialista Melenchon y la ultraderechista Le Pen siguen fuertes (ambos anti UE). En Grecia, donde gobierna una coalición de izquierda, el partido neonazi “Amanecer Dorado”, es la tercera fuerza en importancia. En Gran Bretaña asisten atónitos a como el ala más a la izquierda del Partido Laborista, ha logrado imponerse a través de la figura de Jeremy Corbyn, que profundizaría la salida de la Unión Europea (firmada ya en el Brexit). En Holanda, Dinamarca, Hungría, Austria, Finlandia, Noruega y Suiza las distintas ultraderechas se posicionan por encima del 15%. Más allá de las amplias diferencias que pueda haber entre unos y otros, todos abogan por un desmantelamiento o al menos una profunda reestructuración de la Unión Europea. Todos representan opciones no tradicionales. Aún queda saber cuál será el peso de estos movimientos anti-stablishment, si su ascenso terminará implicando una crisis profunda de la UE, que hoy se encuentra amenazada. Pero lo que es seguro, es que en esta película de suspenso (que ahora se mudó a Alemania), nadie duerme tranquilo. Y no parece que vaya a terminar pronto.

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