En la previa a su entrevista en el Instituto Patria, Cristina Fernández de Kirchner redactó un «acta constitutiva” , detallada en 12 puntos, que serían los condicionantes para conseguir la tan mentada unidad peronista. Entre algunos de los ejes se encuentran: no votar un endeudamiento, no entregar el sistema previsional, decir «NO” a todos los requerimientos de FMI y no votar nada que vaya en detrimento de la industria nacional. Incluso, rechazar cualquier iniciativa que signifique avalar las formas de ajuste que el Gobierno de Mauricio Macri propondría. El punto más duro es el «repudio” a las actitudes dialoguistas de Diego Bossio y Juan Manuel Abal Medina.
A pesar de que aún no se anunció de manera formal, los acólitos más cercanos a Cristina tendrían pleno conocimiento de este escrito. Entre los «enterados” se encuentran Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda y principal sostén del mantenimiento del Instituto Patria, Mario Secco, el locuaz y duro alcalde de Ensenada, Oscar Parrilli, su eterno asistente político, y Carlos Zannini. Además, de su hijo Máximo y algunos dirigentes de La Cámpora, Verónica Magario y Francisco Durañona habrían sido quienes le habrían acercado algunos de los ítems que plasmó en el escrito y que postuló el último martes en un plenario de 20 alcaldes que conforman el grupo fiel de dirigentes con territorio.
Dentro de esos 12 puntos, que representan un compromiso a cumplir y un bloqueo a nuevas expresiones, aparece lo que el núcleo duro K considera «traiciones”. Donde aparecen dirigentes como el diputado Bossio -ex titular del ANSES con Cristina- y Abal Medina, senador nacional que hoy conforma el ala dialoguista en el Senado nacional, junto a Miguel Ángel Pichetto.
Esa «acta constitutiva” postula los siguientes ejes: una agenda programática que contemple no avalar las distintas formas de ajuste que el gobierno de Macri «realizaría» en los próximos años, en caso de ganar Cambiemos la elección parlamentaria de este año. Además, los puntos contienen las siguientes condiciones: no votar un endeudamiento, no entregar el sistema previsional; es decir «NO” a todos los requerimientos de FMI. Y además, no votar nada que vaya en detrimento de la industria nacional o que ponga en peligro las fuentes de trabajo.
El detalle es el programa de condiciones que el sector cristinista postulará al sector de Florencio Randazzo en busca de la unidad. Pero por el momento, en el campamento del ex ministro nadie ha recibido ese compendio de posturas políticas. Incluso, además de esta «unidad de concepción para la unidad de acción” -frase que repite la ex presidenta- en el búnker K se discute en concreto sobre la candidatura de Cristina al Senado de la Nación, algo que la ex presidenta mantiene en una calculada indefinición y que se alargaría hasta el límite posible, que es el 24 de junio, día en que finaliza el plazo para la presentación de listas de precandidatos ante las juntas electorales partidarias.
En La Cámpora ya dan como un hecho que su conductora política competirá electoralmente para «enfrentar el ajuste de Macri”, como rezan varios de sus principales dirigentes. Pero la pregunta que circula es ¿qué pasa si no gana? Y mientras las dudas permanecen, el Estado nacional estaría «disfrutando el momento”, ya que, de esta manera, pueden seguir aferrados a un debate electoral contra la gestión pasada y su pesada herencia, y mover el foco de la marcha actual de la administración de la economía.
