Los Moyano se suben a la pelea contra la reforma laboral

La CGT debatirá este jueves la reforma laboral en medio de las presiones del Gobierno para avanzar con rapidez y, como fondo, una fuerte interna gremial entre el ala dialoguista y un amplio arco de sindicatos, con Hugo Moyano a la cabeza, que busca imponer una postura unánime en contra de los cambios a las leyes laborales.

A partir de las 13, el Consejo Directivo realizará su primera reunión desde que se conoció el ambicioso borrador oficial. Este contempla el blanqueo laboral, la baja de cargas patronales, un programa de capacitación (eufemismo para pasantías) y la quita de beneficios a los asalariados previstos en la Ley de Contrato de Trabajo y la Ley de empleo, entre otras.

En la central hay acuerdo en avanzar en la mayoría de los capítulos. Pero en las últimas horas, la grieta dentro de la central obrera se profundizó con el posicionamiento del moyanismo y otros gremios en contra del apartado tercero del anteproyecto de ley que trastoca el régimen de contrato de trabajo, según los sindicalistas, en perjuicio de los trabajadores.

Se trata, entre otros puntos controversiales, del recorte del plazo de prescripción para reclamar contra el empleador, la reducción de las indemnizaciones, el banco de horas, las mayores facilidades para la tercerización de actividades y la restricción del acceso a la Justicia en caso de cambios unilaterales de las condiciones de trabajo (ius variandi).

«Con respecto a las reformas de la Ley de Contrato de Trabajo, hay un rechazo porque los cambios son muy groseros», dijo uno de los ocho abogados de la CGT que integra la delegación encargada de negociar la reforma. El letrado participó de la comitiva que el martes se reunió en el Ministerio de Trabajo, donde las autoridades tomaron nota de la veintena de objeciones que realizaron los representantes del sindicalismo.

En esa postura se alinean los camioneros, judiciales, el sindicato del seguro y la corriente liderada por el bancario Sergio Palazzo.

Pablo Moyano envió señales en las últimas horas desde el Vaticano, donde lo recibió el Papa Francisco y le consultó por la situación de su padre Hugo Moyano y del gremio de choferes de camiones. «Vamos a luchar contra la reforma laboral», ratificó el gremialista desde la santa sede. Los asalariados de su actividad se ven afectados por el artículo 30 que facilita la subcontratación y restringe la posibilidad de reclamos a la empresa principal por parte del trabajador y el sindicato.

Mientras tanto, en el entorno de Moyano se muestran escépticos con las negociaciones entre la CGT y el Gobierno. No solo intuyen que las autoridades mantendrán sin mayores cambios la letra del proyecto, sino que además sospechan que el Ejecutivo sostiene contactos privados con el ala más dialoguistas de la central obrera, en donde se muestran dispuestos a modificar la Ley de Contrato de Trabajo, a cambio de moderar algunos aspectos de la reforma.

Ese es el caso de los «gordos», representados por comercio y sanidad, y el sector de los «independientes», integrado por construcción, estatales y obras sanitarias.

El encuentro de este jueves en Azopardo concentra las miradas del Ejecutivo y el empresariado, que en las últimas horas refrendaron el paquete de cambios incorporados en el texto de 145 artículos.

Las autoridades enviaron señales al sindicalismo para avanzar con celeridad en la negociación: desde la cartera laboral aseguraron el miércoles que ya acordaron un 90% del contenido y el Presidente afirmó desde Nueva York que en dos meses estará listo. Pero en la central niegan que haya ese nivel de consenso.

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