Macri llamó a Trump para pedirle un favor

Mauricio Macri llamó a Donald Trump para pedir que la Argentina quede exceptuada de los aranceles para las importaciones de acero y aluminio que anunció el presidente de Estados Unidos en las últimas semanas. El presidente argentino y su par estadounidense hablaron por teléfono poco después del mediodía. Aunque la Cancillería no difundió el contenido de la conversación, trascendió que, en caso de que los productos argentinos no sean exceptuados del gravamen, Macri pretendería al menos negociar una rebaja del impuesto a la importación.

Trump dispuso ayer una suba arancelaria del 10 por ciento en aluminio y del 25 por ciento en acero. Tras el anuncio, el Palacio San Martín difundió un comunicado en el que anunció que entablaría un diálogo “con las autoridades correspondientes” de Estados Unidos, con miras a conseguir “la excepción de esos aranceles para las exportaciones argentinas” de esos metales.

La semana pasada, antes de que se confirmara el anunció oficial de la víspera, el canciller Jorge Faurie y el ministro de Producción, Francisco Cabrera, habían solicitado al Departamento de Comercio que la Argentina quedara exceptuada de la nueva disposición. El gobierno argentino lo que reclama es un trato similar al de México y Canadá, que quedaron exceptuados de los nuevos aranceles.

La nueva barrera proteccionista que impuso Washington en un mundo cada vez más globalizado, fue tema de conversación en la víspera entre el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el CEO de Techint, Paolo Rocca, una multinacional de origen argentino que exporta a Estados Unidos 200 mil toneladas anuales de acero, por valor de 300 millones de dólares, y que el año pasado inauguró una planta de tubos sin costura en Texas, que el propio Macri celebró como si la fábrica hubiera sido inaugurada en territorio nacional.

El Palacio San Martín, por su parte, destacó la “baja participación” argentina en el mercado norteamericano y recordó que “las exportaciones argentinas representan sólo 0,6 por ciento del acero y 2,3 por ciento del aluminio de todas las importaciones que hace Estados Unidos en ambos rubros”, y que, por lo tanto, el país “no es causante ni contribuye a las distorsiones que afectan a los mercados mundiales y a los Estados Unidos”.

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