El 1 de julio pasado, luego del acto en la Casa Rosada, Cristina Fernández de Kirchner recibió al precandidato a la intendencia de aquel distrito del oeste. «Ganá Festa, ganá» fue el mensaje de la primera mandataria, según comentan los testigos de dicho encuentro.
Tarea en la que hace tiempo se encuentra abocado Festa. Además de la vocación que demuestra, posee un elemento extra, que permite elaborar una proyección: Festa tiene tiempo. Tiempo para revertir la pretendida estigmatización de «ser joven es no tener la menor idea de cómo gobernar un municipio».
Al respecto, en una entrevista reciente, Festa declaró que «En primer lugar esa es una forma de subestimarnos. Nosotros sabemos que hay que reconstruir todo de punta a punta, con un trabajo integral, descentralizado pero no desde el centro hacia afuera sino al revés, desde la periferia hacia el centro».
«Nosotros somos una opción concreta para gobernar Moreno. Queremos gobernar Moreno estando en la calle, diciendo la verdad todos los días, siendo sinceros, buscando la ayuda de todos porque a este municipio se lo reconstruye entre todos. Necesitamos que el pueblo confíe que un intendente nuevo puede cambiar la historia de Moreno» cerró en dicha entrevista el hombre del Frente para la Victoria.
Ahora bien, existen de sobra candidatos que se explayan con definiciones categóricas. A ellas, hay que adosarle presencia en el territorio que pretende gobernar. Los candidatos que confían en absoluto en sus apariciones mediáticas, a la larga se condenan a sí mismos: privilegiar los medios es poner en segundo plano a los habitantes de su suelo.
¿A que viene esto? No existe muchas facilidades para acceder a Festa: es más fácil verlo en algún barrio que en la sede de su espacio, Futuro Moreno. Quizás esto explica lo que algunas consultoras arrojan: Festa tiene chances concretas de convertirse en el futuro intendente de Moreno.
