Por Alejandro Agüero
Finalmente se hizo pública la ruptura de los dos tucumanos con el bloque que preside Miguel Ángel Pichetto. Sin embargo, la lista de senadores que abandonarán la bancada Justicialista tras la disputa por el control del Consejo de la Magistratura es mucho más contundente y está asociada tanto al declive político del peronismo en su versión antikirchnerista como a la consolidación en el universo opositor de la figura de Cristina Fernández.
A José Alperovich y Beatriz Mirkin se le sumarán en el corto plazo los cuatro legisladores que responden a los mandatarios de Formosa y La Pampa. Los nombres apuntados para engrosar las filas del espacio parlamentario que encabeza el cristinista Marcelo Fuentes son: José Mayans, María Teresa González, Daniel Lovera y Norma Durango.
Si bien la salida de Alperovich debe leerse en parte bajo el prisma de la interna tucumana, no debe ocultarse que detrás de este movimiento político subyace una realidad que preocupa a varios gobernadores y tiene que ver con la inviabilidad de proyectar sus comicios locales teniendo enfrente a un candidato de CFK con el sello de Unidad Ciudadana.
La cuenta es clara para los mandatarios provinciales que desdoblarán en su gran mayoría las elecciones locales. Miguel Pichetto no suma votos y carece hoy de una proyección nacional, y por tal motivo, seguir sosteniendo a sus senadores en la bancada del PJ solo tensiona el vínculo con Cristina Fernández toda vez que el rionegrino basa su campaña a partir del esmerilamiento de la ex presidenta.
En este sentido, los fueguinos Julio Catalán Magni y José Ojeda que responden directamente a Roxana Bertone, -quien viene de cerrar un entendimiento electoral con la Cámpora- tienen las horas contadas en el bloque pichettista de igual forma que la catamarqueña Inés Blas, cuya gobernadora Lucía Corpacci ha cultivado de un tiempo a esta parte un vínculo aceitado con CFK.
Otro caso es el del chaqueño Eduardo Aguilar que reporta directamente al ‘coqui’ Capitanich y mantiene un nítido distanciamiento con Domingo Peppo, que suscribe a la tesis de un peronismo no kirchnerista para el 2019.
Aparecen también los dos senadores de Chubut Mario Pais y Alfredo Luenzo, quienes tienen una relación equidistante con Mariano Arcioni que pivotea entre el massismo y el kirchnerismo buscando un fino equilibrio que le permita garantizar el camino hacia la reelección. Más allá de la imbricada interna, lo cierto es que la necesidad de la unidad del peronismo local opera como factor de distancimiento con Pichetto toda vez que la figura de Cristina goza de buena salud en la provincia patagónica.
La postura crítica de Pichetto para con Cristina también genera incomodidad en los mandatarios de San Juan y Entre Ríos. Mientras que el cuyano Sergio Uñac dispuso el 31 de marzo como fecha para la primaria provincial aspirando a convertirse en un actor nacional que sirva como prenda de unidad del panperonismo, el entrerriano Gustavo Bodert mantiene un tenso vínculo con su antesesor Sergio Urribarri que lo obliga a buscar una posición neutra pensando en su camino electoral de cara al segundo mandato.
Según confirman en los pasillos del Congreso, la moda de los bloques provinciales se terminará imponiendo en una suerte de arreglo institucional que le permita a los gobernadores sortear la interna nacional, priorizando la unidad local para transitar con éxito sus respectivas elecciones.
La variable que opera como fuerza centrífuga dentro del bloque Pichetto es una y muy clara, el liderazgo irreductible de Cristina en el universo opositor. Más allá de que para algunos resulte insuficiente para proyectar un triunfo nacional, para muchos alcanza para condicionar al peronismo de los gobernadores que, carentes de alternativas, se encorvan hacia el kirchnerismo priorizando sus necesidades locales.
Cristina le terminará vaciando el espacio a Pichetto, al tiempo que el negacionismo kirchnerista pregonado por algunos dirigentes encuentra límites de representación política en un contexto dominado por el clamor de la unidad como plataforma para el 2019.
Es cierto que la política parlamentaria perderá sustancia el año próximo frente al nutrido calendario electoral, sin embargo, queda una pregunta flotando en el aire: cuando Mauricio Macri inaugure las sesiones el 1ro de marzo del 2019, ¿la bancada de Pichetto, que supo ostentar el rótulo de primera minoría con 25 legisladores, alcanzará la docena de senadores?
Con Pichetto se esfuma la última piedra que intentó tallar sin éxito en el universo peronista el pos kirchnerismo. En ese camino de ida lo precedieron algunos gobernadores, otro tantos ex funcionarios como Florencio Randazzo y el otrora triunvirato de la CGT. Por mérito propio o por errores ajenos, Cristina Fernández continúa marcando el pulso de la política argentina, y además de fagocitar a todos y cada uno de sus detractores, conserva la llave para descifrar el 2019.