“Chino” Navarro: “No hay traidores dentro de este espacio”

Previo a la ruptura del bloque del FpV el dirigente del Movimiento Evita adelantó, entre líneas, la decisión. Lo hizo en una entrevista para la radio comunitaria FM Raices Rock. Autocrítica y reflexión del diputado provincial del Peronismo para la Victoria-FpV.

Por Nicolás Hernández

Foto: Santiago Hafford
Foto: Santiago Hafford

Después del caso López y las declaraciones del «Chivo» Rossi, en las que dice que la derecha festeja el fín del Frente para la Victoria y por extensión del peronismo, ¿cómo queda ese espacio hacia adentro?

Me parece que ahí está el problema nuestro, no tenemos que pensar más para adentro. Eso nos mete en una pecera donde debatimos los militantes del FpV y tenemos que discutir hacia afuera. La decepción, la ruptura, el antes y el después a partir de la detención de López con nueve millones de dólares en una situación tan trágica, dramática y hasta grotesca, afecta al conjunto de la sociedad; haya votado a quien haya votado. Si nosotros discutimos para adentro no vamos a encontrar la solución, porque es una discusión absolutamente pequeña, menor, donde se debate más las pujas internas, las vanidades de los dirigentes y los reacomodamientos de cara al 2017 que las verdaderas necesidades de nuestro pueblos.

Decir que López es un infiltrado es de una ingenuidad o de una necedad muy grande. López fue funcionario durante largos años de este espacio político. Creer que actuó solo es como la teoría de que el que mató a Kennedy era un tirador solitario. Lo más razonable es que haya cómplices, por lo tanto se debe investigar quienes lo fueron desde el Estado, quienes otorgaron protección desde la justicia y aquellos empresarios que reconocieron públicamente que si no pagaban el 15% no podían hacer obras de construcción.

Se va a saber la verdad, pero hay una realidad que supera a todo esto: el ajuste, el empobrecimiento, los tarifazos, la situación que viven los sectores más humildes. Ahí es donde nosotros debemos construir la política, no en la discusión con otras organizaciones hermanas, sino aprendiendo en el seno del pueblo en la construcción de diversos frentes; ya sea para defender al club ante el tarifazo o discutir sobre el desagüe que inunda el barrio. Este es el debate, lo demás se va a ir resolviendo por arriba y por abajo. Pero la transformación viene por abajo, no viene por arriba.

En estos días resurgió la frase que le atribuyen a Cristina de que «Para hacer política es necesario tener plata», ¿qué análisis hace de esta justificación de los que utilizan la corrupción o el financiamiento de la política en un sistema que te obliga a eso o te deja afuera?

Si nosotros decimos que el dinero es imprescindible para la política y que la única forma de obtener el dinero es de una forma ilegal, quiere decir que perdimos la batalla.

Cuando yo empecé a militar también se requería dinero y para ser integrante de un partido tenías que poner tu aporte. No solo si eras funcionario público, también si eras zapatero, eras escribano, eras docente; existía un compromiso político que permitía que los partidos se autofinanciaran. Se buscaba la forma de financiar una estructura política, pero el dinero venía del que trabajaba, no del que estaba en el Estado. Esa es una enfermedad social, que penetró en nuestra sociedad en consecuencia de lo que pasó en la dictadura y durante la década del noventa. Y no digo esto para justificar, sino para comprender el proceso.

Hoy estamos obligados a pensar de otra forma. El verticalismo entendido como tal, del mejor peronismo de los ’40 y los ’50, hoy no tiene sentido. Hay que discutir en términos horizontales: quienes van a hacer la política deben ser parte de la discusión y una vez que se resuelva, se ejecuta orgánicamente. Pero todos tienen que ser parte y no aceptar si lo dijo la conducción, la jefa o bajó la línea. Esos son conceptos que utilizamos todos y están equivocados. Hay que revertirlo.

Cristina no conduce porque ella no quiere. En Comodoro Py fue explicita: «yo no voy a conducir, yo cumplí una etapa». Sus palabras fueron «armen un Frente Ciudadano» y no «vamos a armar». También dijo que «en cada compañero hay un dirigente»

Lo mismo respecto a la financiación de la política. Hasta hace no muy lejos, década del ’80, década del ’90, nosotros festejabamos el día del niño y en cada barrio se organizaban bingos, rifas, actividades o se buscaba al comerciantes del barrio para que uno pusiera unas facturas o un poco de leche. Con lo que se recaudaba se hacía una fiesta, quizás humilde o quizás no. Pero los chicos y las familias formaban parte de la organización. Cuando vos tenés todos los recursos a mano, baja todo, llegas y «pones la carpita», los compañeros vienen y participan pero eso le quita poder al barrio. Cuando el Estado resuelve todo no estamos empoderando. Empoderar es cuando el que resuelve y decide es el sector popular; sea un gremio, sea la universidad o sea el barrio.

Tenemos que entender la política como un instrumento que está al servicio de las mayorías para construir equidad y no la política del servicio del «yo mañana soy diputado, pasado soy senador y después gobernador». Tampoco el objetivo es que la agrupación crezca más y que la orga sea la más importante. Lo digo como integrante del Movimiento Evita donde también tenemos estas falencias. No estamos hablando mal de otros, nosotros tenemos muchas cuestiones por corregir.

¿Son compatibles los conceptos de orgánica, verticalismo, máxima conducción, peronismo, justicialismo y frente electoral?

Yo soy peronista y tomo la frase de Néstor Kirchner, que la vengo diciendo desde hace muchos años y hoy parece que es muy oportuna para usar: «Nos dicen kirchneristas para bajarnos el precio». El tema es que a veces la falta de componentes políticos nos hace más fácil ser kirchnerista, duhaldista o menemista que peronista.

En los últimos 12 años los rescatamos pero reconocemos aciertos y errores. También reconocemos que hay muchos compañeros no peronistas que son kirchneristas, pero ese fenómeno transversal es propio del peronismo. El vicepresidente de Perón en el 46 era un dirigente correntino radical que se llamaba Quijano. Si hay una fuerza transversal de origen es el peronismo del 46.

¿La conductora es Cristina?

No, Cristina no conduce, pero no conduce porque ella no quiere. En Comodoro Py fue explicita: «yo no voy a conducir, yo cumplí una etapa, el pueblo argentino me dio la máximas responsabilidades y honores que se le puede dar a una militante como presidente de todos ustedes». Sus palabras fueron «armen un Frente Ciudadano» y no «vamos a armar». También dijo que «en cada compañero hay un dirigente».

Ojalá Cristina hubiese decidido conducir, pero ¿era razonable pedirle a Cristina que nos conduzca después de 8 años de gobierno, luego de enfermedades, de haber perdido al hombre que ella amaba y de todas las denuncias? ¿Cuál es la tarea del resto del movimiento? ¿Nosotros tenemos que esperar que nos digan o no sabemos lo que tenemos que hacer? ¿Quienes militamos en la política y quienes tenemos circunstancialmente la posibilidad de ser legisladores o funcionarios, quienes somos funcionarios o dirigentes no sabemos lo que tenemos que hacer?

Lo que tenemos que hacer es construir políticas frentistas, transversales, en contra del ajuste contra el empobrecimiento, buscar la forma de organizar los sectores populares, por el tema del paco que afecta a los pibes, por el tema de la inseguridad, por las tarifas. Sobran los temas para buscar construir unidad más allá de la partidocracia o de la vida institucional.

El 90% de nuestros vecinos no están encuadrados en ninguna expresión política. En el barrio, para pelear por la tarifa, no hay que hacerlo con la bandera del Movimiento Evita. Hay que convocar a pelear por la tarifa al comerciante más respetado del barrio, al curita de la parroquia, a los muchachos del club que van cuatrocientos pibes por lo cual van ochocientos padres. Tengamos la inteligencia de construir unidad. No hay que pretender ser la cabeza, los que las tenemos más clara.

La derrota asusta, genera incertidumbre y dudas, porque uno se aferra a la verdad que conoce. Néstor decía «La verdad es la suma de todas las verdades». Entonces mi verdad que es importante para mi, yo la defiendo y me aferro a esa verdad; si te la quiero imponer y si no la compartis, sos un traidor. Con un agregado, cuando yo te insulto y te descalifico rompo puentes. Y construir unidad es construir puentes sobre lo diverso

¿Qué rol tendrá el Partido Justicialista en este contexto?

El Partido Justicialista se organizó para poder tener un instrumento legal al servicio de una política frentista en el 2019, sino no íbamos a tener instrumento legal para ir a elecciones. Nosotros tenemos que conformar múltiples micro-conducciones: en las cooperadoras, en la sociedad de fomento, en el local partidario, en el centro cultural, en la cooperativa, en la parroquia, en la esquina, en el club del fútbol. Eso tiene que tener un solo objetivo, que es la unidad para frenar el ajuste de Macri, enfrentarlo políticamente y cuando se dé la oportunidad derrotarlo electoralmente. Para que en el 2019 tengamos un gobierno de componentes populares, de componentes nacionales que expresen políticas y que lleven a la práctica política de igualdad, de equidad, de trabajo y de vida digna.

¿Algo más para decir?

Si. No hay traidores dentro de este espacio, dejémonos de buscar traidores. Puede haber compañeros que tengamos diferencias importantísimas en sus argumentos, en sus posicionamientos. Traicionar es una cosa muy contundente, y acá es muy fácil utilizar el término traidor.

Esto pasa porque la derrota asusta, genera incertidumbre y dudas, porque uno se aferra a la verdad que conoce. Y esa verdad es valida, pero esa verdad es una parte. Néstor decía «La verdad es la suma de todas las verdades». Entonces mi verdad que es importante para mi, yo la defiendo y me aferro a esa verdad; si te la quiero imponer y si no la compartis, sos un traidor. Con un agregado, cuando yo te insulto y te descalifico rompo puentes. Y construir unidad es construir puentes sobre lo diverso.

La derrota acentúa viejas diferencias porque no todos hicimos las mismas lecturas del proceso que pasó: algunos decían que estaba todo bien, otros decíamos que había muchas cosas buenas y muchas cosas regulares y algunas cosas malas. ¿Quiénes éramos dueños de la verdad? Todos. El desafío de la política es sintetizar, hay que ser paciente y comprender la realidad. No enojarse con la realidad. El enemigo no está en una organización hermana. Hoy tenemos un adversario que es clarito: que se llama ajuste, empobrecimiento, tarifazo y la represión que empieza a aparecer de menor a mayor y quien expresa institucionalmente es Mauricio Macri.

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Nicolás Hernández

Periodista. Secretario de la Cátedra Libre de Fabricas Recuperadas de la UNLP. Conductor en "El Antídoto, un gran remedio para un gran mal" y "Blues Obrero" por FM Raíces Rock // Twitter: @nicoherni77