Crisis en Ucrania. Putin abre el juego

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La crisis estalló donde era esperable, Ucrania ha sido históricamente una región disputada. En la actualidad, el Kremlin por un lado y, aliados la Unión Europea y Estados Unidos por el otro, buscan sumar el país en su zona de influencia.

Rusia busca consolidar a Ucrania como aliado junto a los países de la ex URSS (países del este europeo y Cáucaso) y así sellar un anillo alrededor de sí misma. El mismo objetivo es perseguido por el otro bloque, el frente occidental (Estados Unidos y la Unión Europea) pero intentando orientar al país hacia el oeste para poder sumarlo a la Unión Europea como miembro y no solamente como asociado. En la puja Oeste-Este entran en juego los siguientes factores:

1. el demográfico: el 17% de la población es de origen ruso y en el oeste la mayoría es ruso parlante. Electoralmente se manifiesta a favor de las alianzas con Rusia y es en esta zona, que el nivel de ingresos es mayor al este siendo €600 en promedio la diferencia.

2. el económico: Ucrania comercia con la UE por 37,7 mil millones de euros al mismo tiempo que el comercio con Rusia se eleva a los 24,1 mil millones.

3. El 58% del gas consumido en Ucrania es de origen ruso y es a su vez zona de paso a Europa de gas proveniente de Rusia y Asia Central.

4. Ucrania es un importante productor de vehículos espaciales y líder en fabricación de misiles.

A raíz del derribo del vuelo MH 17 por el cual Occidente acusa a Putin por amparar a los rebeldes prorrusos, la UE y EE.UU ordenaron una batería de sanciones a Rusia que implica: la imposibilidad de comprar acciones por parte de ciudadanos europeos y empresas si provienen de un banco donde el estado ruso sea socio mayoritario; un embargo a la compra y venta de material militar como así también de tecnología con fines militares y para usos en la explotación de petróleo y gas; y para las zonas de Crimea y Sebastopol, Alemania, Francia y Reino Unido prohibieron las inversiones a las empresas de sus países en materia de infraestructura, minerales, petróleo, gas y telecomunicaciones.

En respuesta Rusia cerró la importación de productos agropecuarios de origen europeo y estadounidense. Esto trae gravísimos efectos para las economías occidentales por el impacto en el empleo rural y manufacturero de alimentos que trae aparejado la pérdida de un mercado de peso por su tamaño y poder adquisitivo, es que las ventas de productos agrícolas de la UE a Rusia equivale a 12.000 millones de euros.

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Hay diferencias entre los 28 miembros de la Unión y en especial entre los 3 grandes, Alemania, Francia e Inglaterra, ya que tienen intereses en inversiones en energía, venta de armas y negocios bancarios respectivamente en relación a Rusia.

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Pero ¿por qué los alimentos? El agro europeo es un sector, a diferencia del latinoamericano, sin grandes ventajas comparativas, implica enormes inversiones por parte de la UE a través de la Política Agrícola Común para poder competir con los productores de alimentos de mayor capacidad. De esta respuesta se desprende ¿por qué Bruselas gasta anualmente un total de 50.000 millones de euros en un sector que no es rentable y en términos de costo oportunidad no es favorable? Pues bien, el sector primario europeo es de fuerte organización y movilización capaz de poner en aprietos a sus gobiernos, es un sector tradicional en la economía de países como Francia, Alemania, Italia, etc.

Se puede decir que el Kremlin apuntó abajo, a la base de la mesa de los europeos. Esta torpeza por parte de Bruselas de sancionar a Putin le costará, al menos temporalmente, el mercado ruso mientras que el presidente ha cerrado acuerdos por alimentos en América Latina y China. La UE no se quedó de brazos cruzados frente a este pacto y anunció que iniciará conversaciones con los gobiernos de la región para disuadir a los países de sacar provecho de la situación actual de las relaciones entre UE y Federación Rusa.

Este tipo de acciones se enmarcan dentro de la fase 3 de la política contra Rusia desde Europa, sin embargo hay diferencias entre los 28 miembros de la Unión y en especial entre los 3 grandes, Alemania, Francia e Inglaterra, ya que tienen intereses en inversiones en energía, venta de armas y negocios bancarios respectivamente en relación a Rusia.

Desde Latinoamérica se ve con expectativa las nuevas posibilidades de comercio con La Federación, al mismo tiempo que surgen interrogantes por la duración del mismo y hasta qué punto Putin respaldará a la región frente a las presiones europeas.

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