Cuba: nuevos desafíos en un contexto de cambio

Por Fernando Delfino Polo. En esta ocasión, el CEPES brinda un análisis del inicio de las ronda de negociación entre Cuba y los EE.UU. Escruta los orígenes del bloqueo, las presiones que EE.UU. ejerció sobre naciones y empresas y las consecuencias económicas para la isla. Y cierra con un breve análisis de las razones del cambio de orientación en las relaciones bilaterales.

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Introducción

Tras 55 años de relaciones diplomáticas marcadas por la tensión, la desconfianza mutua y la conflictividad, Cuba y Estados Unidos retomaron un diálogo suspendido desde que la mayor potencia imperialista de la historia de la humanidad resolvió bloquear (“embargar” en la jerga estadounidenses) la isla con el objetivo de persuadir a la extinta URSS de abandonar el apoyo nuclear al gobierno revolucionario en “la llave del Caribe”, “la mayor de las Antillas”. El bloqueo, luego, se extendió hasta el comercio, las finanzas y el traslado de personas.

Muchos de los defensores de la Revolución aducen que sin el bloqueo, la Revolución podría haber mejorado aun más las condiciones de vida de los cubanos. En la orilla de enfrente, literalmente, la colonia anti-castrista de Florida que ganó y acumuló poder durante medio siglo, no da el brazo a torcer y mantiene la misma postura que hace más de medio siglo: no hay posibilidad de comenzar un diálogo con Cuba con el “régimen” en el poder.

Fue un demócrata el que bloqueó la isla, John F. Kennedy. ¿Será otro demócrata el que lo levante?

Orígenes del bloqueo más largo de la historia

El 1° de Enero de 1959, el dictador Fulgencio Batista, se escapa, primero a República Dominicana, luego a Portugal y finalmente a España. Con la huída de Batista, se consolidó la victoria del Ejército Rebelde que para ese momento ya controlaba la mayoría territorial de la isla y se encamina a La Habana, llegando Fidel Castro el 8 de enero y asumiendo un gobierno de transición encabezado por Manuel Urrutia.

En ese momento, más del 70% de las exportaciones tenían por destino Estados Unidos. Asimismo, más del 70% de las importaciones provenían de Estados Unidos. Desde el punto de vista económico, Cuba era una península comercial de Estados Unidos. Todo el comercio de azúcar y de tabaco dependía de empresas de aquel país. 482.560 autos, 343.000 heladeras, 549.000 radios, 303.500 televisores, 352.900 planchas eléctricas, 286.400 ventiladores, 41.800 lavadoras automáticas, 63 locomotoras y 12 barcos mercantes, además de 3.510.000 relojes de pulsera, salvo estos últimos de producción suiza, todo el resto era producción estadounidense.

La primera medida del gobierno del presidente republicano Dwight D. Eisenhower fue reconocer al nuevo gobierno de la isla, en virtud de algunos hechos de evidente anti-imperialismo que el vicepresidente había sufrido en su recorrida, meses atrás, por Perú y Venezuela. De esta manera entendieron, sobre todo el hermano del presidente, Milton Eisenhower, demostrarían buena voluntad. Además confiaban en que la “cuota azucarera” serviría para disciplinar un gobierno que rápidamente se posicionó fuertemente con respecto a Estados Unidos expulsando la misión militar apostada en la isla.

Sin embargo, al comenzar las nacionalizaciones, la alarma en Estados Unidos, que ya se había activado, llegó al rojo. Sumado esto a la declaración del otro hombre más importante del gobierno, Ernesto “Che” Guevara, sobre la necesidad de expandir la revolución a otros países de América Central y de América del Sur, les suministró a las autoridades estadounidenses el justificativo para empezar la escalada en el conflicto que se agravaría década a década hasta llegar a su peor momento en el llamado “Período Especial en Tiempos de Paz”, tal como lo nombró Fidel Castro, en la década del ’90.

A las nacionalizaciones, mayormente a las filiales United Fruit Sugar Company, la Guantánamo Sugar Company y la ITT, entre otras, le sucedió la segunda reforma agraria. La primera fue efectuada por el Ejército Rebelde en la Sierra Maestra en tiempos de la guerra revolucionaria.

La respuesta del gobierno republicano no tardó en llegar: solicitó indemnizaciones al gobierno de Castro sin ningún tipo de financiación. Empezaron, así, las sanciones económicas y la reducción de la “cuota azucarera”. El objetivo consistía en desmoralizar a la población e incentivar revueltas contra Fidel Castro, en quien se condensaban las decisiones más importantes del nuevo gobierno. Al mismo tiempo, el gobierno republicano de Estados Unidos llamó a sus aliados de la OTAN de Europa Occidental a que también se negasen a comprar azúcar cubana. Si además contemplamos que el comercio con el resto de América Latina nunca había sido significativo para Cuba, al gobierno no le quedó otra opción más que estrechar lazos con la URSS, con la cual comenzó una alianza estratégica que le permitió a Cuba pertrecharse a instancias de una, por entonces, inminente invasión norteamericana. Al mismo tiempo que los gobiernos de Cuba y Estados Unidos entraban en esta relación conflictiva, el presidente Eisenhower, cuando menos, “dejaba hacer” a la CIA y ésta organizaba atentados personales contra Fidel Castro, atentados terroristas a instalaciones fundamentales de la economía cubana a la vez que reclutaba agentes, entre los cubanos exiliados, para preparar la contrarrevolución.

Estas dos líneas de acción (que en realidad son una) confluyeron en Bahía de Cochinos, enfrentamiento de Playa Girón. El plan contemplaba la toma de una cabeza de playa, la conformación de un gobierno provisional y la solicitud a la OEA de intervención. Tras 4 días de combates entre las fuerzas del Ejército Rebelde y una escuadrilla de exiliados cubanos y de otros países centroamericanos, el gobierno de Castro triunfó militarmente.

Un año después, cuando la vía militar (los ataques aéreos y saboteos), se vio fracasada, el gobierno del presidente demócrata John F. Kennedy decidió bloquear/embargar la isla luego de que la CIA descubriera silos misilísticos armados con bombas nucleares y otras instalaciones militares de alta tecnología y equipamiento que supusieron, acertadamente, llegaban de la URSS. La denominada “Crisis de los Misiles” puede ser caratulada como la razón inmediata del bloqueo/embargo, ya que Kennedy lo justificó explicando que era inaceptable la amenaza nuclear contra su país.

El gobierno de Fidel Castro mantuvo una política de escalada del conflicto con medidas revolucionarias en el marco de un país empobrecido y anexionado tácitamente su poderoso vecino. Las dos Declaraciones de La Habana que contenían los principios de soberanía y de justicia social, junto con la necesidad de la expansión de la revolución a través del “método de guerrillas” representaron el real basamento de una revolución que se convirtió en breve en el proceso focalizador de todas las luchas reivindicativas del continente americano y, también, de algunos países africanos y asiáticos. Así Cuba se transformó en la abanderada de los países del Tercer Mundo como también en un elemento de negociación fundamental para Moscú en el tablero internacional de la Guerra Fría. Un nuevo elemento con el que Nikita Kruschev intentaba negociar la situación de Berlín. Fidel Castro no siempre estuvo de acuerdo con esta situación pero consideró que representaba un mal menor. Y más fundamental: la garantía de la soberanía y de la independencia cubana frente al agresor.

¿Qué significa el bloqueo/embargo contra Cuba?

Existen cálculos que ofrecen un aproximado sobre la cantidad de dólares que Cuba perdió por el bloqueo. Ahora bien, no alcanza con lo que Cuba perdió en términos de comercio, también habría que sumarle los millones de dólares perdidos en sabotajes industriales, quema de cañaverales y en atentados urbanos.

Con la desintegración de la URSS en 1991, no pocos especularon con que el bloqueo contra Cuba empezaría a aflojarse. Sin embargo, los gobiernos norteamericanos, republicanos y demócratas sólo han ajustado aún más las tuercas del bloqueo.

El ex – presidente Bush (p) promulgó en 1992 la Ley Torricelli, también conocida como “Acta para la Democracia Cubana”, presentada por el diputado demócrata del mismo nombre y votada mayoritariamente en el Congreso. La ley obliga a las empresas de transporte marítimo a optar entre comerciar con Estados Unidos o con Cuba, ya que prohíbe a todo buque extranjero que haya atracado en Cuba la entrada a Estados Unidos durante seis meses. Con lo cual, en realidad, es una ley que se aplica extraterritorialmente. Es decir, tiene como objeto de la ley los buques estadounidenses y de otras nacionalidades. Por lo tanto, es una ley que claramente viola el derecho internacional, haciéndole aplicar a buques no necesariamente estadounidenses, una legislación de Estados Unidos. En términos concretos, esto representó para Cuba desembolsos muy por encima del valor del mercado para convencer a las empresas de atracar en sus puertos.

Luego, la administración Clinton promulgó la ley Helms-Burton (“Acta por la Libertad y la Democracia Cubana”) en 1996. Otra norma aplicada extraterritorialmente ya que sanciona cualquier empresa (estadounidense o no) que invierta en alguna propiedad nacionalizada después de 1959. Con lo cual, a la extraterritorialidad se le suma la retroactividad.

Ya iniciados la primera década del siglo XX, Bush (h) creó en 2004 la Comisión de “Asistencia a una Cuba Libre” en el contexto de la “guerra contra el terrorismo”. Su principal objetivo: limitar los viajes a Cuba. A partir de 2004 un cubano residente en Estados Unidos tiene que pedir permiso en el Departamento de Estado antes de salir del país. También se limitaron las estadías a catorce días cada tres años y se complicaron las posibilidades de viajar en general, ya que hay que demostrar que se tiene un familiar (hermanos, padres, abuelos y esposos) en la isla. Finalmente, los residentes cubanos que deseen enviar dólares a la isla están limitados a un cierto número inferior a los de otras nacionalidades y están prohibidas las transacciones cuando el que recibe se trata de un militante del Partido Comunista de Cuba.

La Comisión atacó, además del turismo, una de las principales fuentes de divisas de la isla, la cooperación médica, al prohibir cualquier exportación de equipamiento médico para ser utilizado en programas de gran escala como por ejemplo la operación “Milagro”, con la cual miles de pacientes han recuperado la vista en Cuba y Venezuela.

Cualquier fabricante internacional que quiera vender su producto en Estados Unidos tiene que demostrar que su producción no contiene ningún elemento de origen cubano: ni el níquel en los productos tecnológicos y automotrices, ni el azúcar en productos alimenticios. Por citar un ejemplo: “En julio de 2007, la compañía aérea española Hola Airlines, que disponía de un contrato con el gobierno cubano para transportar hacia la isla pacientes latinoamericanos que padecían enfermedades oculares en el marco del programa ‘Milagro’, tuvo que poner fin a sus relaciones con Cuba. En efecto, cuando se solicitó al fabricante estadounidense Boeing para realizar reparaciones en un avión, este exigió que Hola Airlines rompiera sus relaciones con la isla. La directiva emanaba directamente de la Casa Blanca.” (Le Monde Diplomatique de enero de 2015).

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Razones para un cambio de política

“Desde mi elección como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, he reiterado en múltiples ocasiones, nuestra disposición a sostener con el gobierno de los Estados Unidos un diálogo respetuoso, basado en la igualdad soberana, para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo. Esta es una posición que fue expresada al Gobierno de Estados Unidos, de forma pública y privada, por el compañero Fidel en diferentes momentos de nuestra larga lucha, con el planteamiento de discutir y resolver las diferencias mediante negociaciones, sin renunciar a uno solo de nuestros principios”.
Raúl Castro, Presidente de los Consejos de Estado y Ministerios

“Después de todo, estos 50 años han demostrado que el aislamiento no funcionó. Es hora de un nuevo enfoque”.
Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de América

En estos dos párrafos se encuentran las posiciones de ambos países. Por un lado, el gobierno cubano, que siempre estuvo dispuesto al diálogo para levantar el bloqueo con sus condicionamientos como sucede con cualquier negociación internacional. Por otro lado, el “nuevo enfoque” del que habla el presidente de Estados Unidos es realmente, como dijo en su discurso, “el cambio más significativo de nuestra política en más de cincuenta años”. Efectivamente, el aislamiento con el que Estados Unidos condenó a Cuba concluyó aislando al propio Estados Unidos. En 2013, 188 de 192 países reunidos en la ONU condenaron por vigésima segunda vez consecutiva, las sanciones económicas impuestas contra Cuba. Evidentemente la causa más importante y general de este cambio en las políticas exteriores estadounidenses refiere a un nuevo planteamiento estratégico para con América Latina y el Caribe que algunos analistas plantean como más “pragmático”, queriendo decir que la diplomacia estadounidense ya no es movida, por lo menos en este punto, por el fervor anticastrista y la pasión profundamente anticomunista de la comunidad cubana vinculada con el partido republicano.

El recrudecimiento del bloqueo en la década del ’90 y principios de los 2000 sólo sirvió para aumentar la distancia entre Estados Unidos y América Latina y el Caribe. Los ojos de Washington parecieron estar más atentos al Medio Oriente que a su tradicional “patio trasero”. Lo cual no significa un abandono de la presencia en la región, pero sí una crisis al nivel de las potencias de hegemonía mundial. Esta atención de Estados Unidos al otro lado del mundo les permitió a las potencias emergentes como China y Rusia crecer económicamente en la región en el caso de la primera y empezar a aparecer como un aliado político en el caso de la segunda.

Estamos frente a un recambio estratégico que no solamente incluye a Estados Unidos y Cuba, sino a varios países del continente que no vacilan en desafiar a Estados Unidos. Luego de la Cumbre de las Américas del 2005, en la que la propuesta de libre comercio denominada ALCA quedó completamente desechada por los presidentes Néstor Kirchner, Lula da Silva y Hugo Chávez, esa reunión panamericana sufrió un declive de importancia. Una nueva izquierda asomaba en el continente y se abroquelaba tras un reclamo preciso: el levantamiento del bloqueo contra Cuba. Ya no estamos hablando de voces aisladas (como la de Perón antes de su muerte) o del incesante apoyo de México a la isla hasta el año 2000. Por el contrario, surgía una política de Estado de toda la región para denunciar el bloqueo y apoyar a Cuba en todos los foros internacionales. Se le suma a esta situación las organizaciones transnacionales que se conformaron en el último tiempo, no solamente sin la participación de Estados Unidos (como la UNASUR), sino en contra de Estados Unidos (como la CELAC). Ahora, con la invitación cursada a Cuba para la próxima Cumbre de las Américas, Estados Unidos vuelve a ser el centro del foro hemisférico.

Hay algunos elementos de política interna de Estados Unidos que explican este acercamiento y el porqué del momento elegido para realizarlo. Las posibilidades económicas de una apertura siempre estuvieron en la discusión. Tanto organizaciones empresariales (como patronales agrarias), como formadores de opinión (The New York Times) y políticos de ambos partidos han manifestado la conveniencia de abrir los negocios de la isla. La pregunta es, entonces, por qué ahora. Obama es un presidente saliente, ya en el último tramo de su segundo mandato. Su agenda no está atada a ninguna disputa electoral. Recordemos que Cuba aparecía en el programa de gobierno de Obama desde el principio, como también el cierre de Guantánamo. Pero las sucesivas contiendas electorales le impusieron dejar el tema Cuba para otro momento. Por otro lado, la comunidad de cubanos en Estados Unidos, particularmente en Florida, muy poderosa en términos económicos y políticos (Florida fue el Estado que le dio los votos, de una forma bastante sospechosa, a George Bush (h) para llegar a la presidencia) ya no es la única comunidad de latinoamericanos y caribeños en el país del norte. A través de este acercamiento, Estados Unidos, también, recompensa de alguna manera la labor de Cuba como anfitriona en el diálogo de paz que el gobierno de Colombia, principal aliado de Estados Unidos en Sudamérica, lleva adelante con las FARC; tratando de ponerle fin a la más antigua de las guerrillas de una forma novedosa y pacífica.

Desde el punto de vista cubano, la apertura es necesaria por la complejidad de la situación internacional. Venezuela, el principal aliado económico y político de Cuba, atraviesa un sinfín de conflictos de todo tipo y esta situación le impide al primero solidarizarse con el segundo tal como lo venía haciendo hasta no hace mucho tiempo.

Otro elemento para evaluar esta apertura es el distanciamiento de Fidel Castro Ruz en 2006. Fidel Castro fue el que llevó adelante las reestructuraciones económicas necesarias durante el período que él mismo denominó “Período Especial en Tiempos de Paz”. La “apertura económica” no empezó con su hermano Raúl, pero sí se profundizó desde el 2006. Cuba llegó a ostentar el porcentaje más alto de planificación económica (más del 95%) en las décadas del ´60 y ´70. Tenía una de las economías planificadas más alta del bloque soviético, superando incluso a la URSS. Con lo cual, los dirigentes cubanos empezaron en la década del ´90 a flexibilizar esa planificación abriendo la posibilidad del comercio minorista. Ahora, con Raúl Castro, la reestructuración económica implica el incentivo de inversiones extranjeras y la comercialización de más sectores de la sociedad, como el inmobiliario y el automotor. Un ejemplo característico de esa inversión extranjera es la construcción del puerto Mariel, en el occidente de la isla. Empresas brasileñas han hecho fuertes inversiones en el puerto. Por su ubicación estratégica y en conexión con la ciudad de La Habana, el Puerto Mariel podrá ser, en el futuro, un importante puerto de reabastecimiento cuando el canal de Nicaragua sea una realidad.

Las rondas de negociación

El 21 y 22 de enero se llevó a cabo la primera ronda de reuniones entre Cuba y Estados Unidos. El equipo estadounidense está liderado por la Subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson. Su homóloga cubana, la Directora General de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores es Josefina Vidal.

Las negociaciones serán largas y no estarán exentas de tensiones. También abarcarán amplios frentes: no solamente las que abarcan los poderes Ejecutivos de cada país con sus equipos diplomáticos, sino también las relaciones diplomáticas legislativas. Nueve legisladores demócratas encabezado por Nancy Pelosi visitaron La Habana en el invierno del Hemisferio Norte. Allí, se reunieron con el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla. En Estados Unidos, luego del anuncio de Obama, una coalición bipartidista presentó un proyecto para levantar el bloqueo. El proyecto tiene el respaldo de patronales agrícolas, cuyo lobby últimamente es bastante fuerte para levantar el bloqueo. Otro conjunto de legisladores de ambos partidos presentaron otro proyecto para poner fin a las restricciones legales que prohíben a los norteamericanos viajar a Cuba.

Desde el Poder Ejecutivo, el Departamento del Tesoro (símil al Ministerio de Economía), emitió una serie de regulaciones para facilitar las exportaciones agrícolas y establecer relaciones bancarias. También aumentó el monto de las remesas para Cuba de U$S 500 a U$S 2000 por trimestre. Por su parte, el Departamento del Comercio está intentado que algunas empresas estadounidenses puedan exportar equipos a Cuba en los rubros construcción y telecomunicaciones. El Departamento de Estado (la Cancillería), está revisando eliminar a Cuba de la lista de los países patrocinadores del terrorismo. También eliminó los límites a los gastos que los viajeros de Estados Unidos pueden realizar en Cuba como también permitir el uso de tarjetas de crédito y débito. Asimismo también los bancos estadounidenses podrán abrir sucursales en la isla, pero el tratamiento no es recíproco porque Cuba no podrá abrir bancos en Estados Unidos. Autorizó a las líneas aéreas y a las agencias de viajes organizar visitas y contratar servicios de compañías de seguros. Si bien todavía no aprobaron los viajes marítimos a Cuba, se ha flexibilizado la Ley Torricelli.

Empero, continúan las restricciones al comercio entre ambos países. Todavía los estadounidenses no pueden comprar productos cubanos en Estados Unidos ni los cubanos productos estadounidenses en Cuba.

Las telecomunicaciones son un elemento central del debate, puesto que a partir de ellas los Estados Unidos planean influir en la vida cultural de la isla. Se autorizó las inversiones en esa área y también la venta de servicios a empresas del Estado.

Aspectos medulares de la política de bloqueo que afectan a Cuba no fueron modificados, entre ellos: el uso del dólar en las transacciones financieras internacionales de la isla, la adquisición en otros mercados de equipos y tecnología que contengan más de 10% de componentes norteamericanos, la posibilidad de comerciar con subsidiarias de empresas estadounidenses en terceros países y las importaciones a Estados Unidos de mercancías que contengan materias primas cubanas.

Palabras finales

La historia cubana es la historia latinoamericana condensada en 60 años de revolución. Los hijos y los nietos que combatieron junto a José Martí y a Máximo Gómez en la guerra de Liberación a fines del siglo XIX, cuando los cubanos vencieron en la última colonia española en América y los Estados Unidos se infiltraron considerando que la isla era la frontera natural de su país, fueron los que desenterraron los antiguos fusiles y se unieron a la revolución sembrada en la Sierra Maestra por Fidel Castro, Ernesto Che Guevara y Raúl Castro.

Así, la Revolución fue soldando un espíritu martiano-nacionalista resolviendo las internas partidarias entre los Ortodoxos y los Auténticos, todos herederos del Partido Revolucionario de Cuba que Martí había fundado para liberar la Isla. Es así que el primer marco ideológico con el que se construyó la Revolución fue el nacionalismo martiano. Y se fundó, como sucedió en el resto del continente (otros casos son el cardenismo mexicano, el peronismo argentino y con algunos elementos extraños el varguismo brasilero) contra Estados Unidos. Luego de la escalada del conflicto en la década del ’60, la dirigencia cubana se ha visto en la necesidad y en la posibilidad de abrir el diálogo con sus enemigos históricos. Si a la apertura económica le sucederá la apertura política (como sucedió en la extinta URSS) o si la apertura económica resguardará en su centro al partido de gobierno (caso chino), representa todavía un interrogante que no podemos responder.

Hoy por hoy, el marco regional no es el mismo que a fines del siglo XIX como tampoco el de la década del ’60. Por primera vez, han aparecido organismos internacionales ajenos a la influencia de Estados Unidos, como la UNASUR y la CELAC. Ambos organismos se han pronunciado contra el bloqueo y los países que los componen han votado a favor de las posiciones cubanas en las Naciones Unidas. En este sentido, por primera vez, podemos decir que Cuba no está sola en la región. Pero, al mismo tiempo, las complicaciones internas de su principal aliado en América del Sur lo obligan a la originalidad. En un contexto, donde la salida de Obama apremia una nueva configuración de la estrategia geopolítica norteamericana para la región.

Bibliografía

Moniz Bandeira, Luis Alberto, De Martí a Fidel. La Revolución Cubana y América Latina. Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2008.

Ramos, Jorge Abelardo, Historia de la nación latinoamericana. Peña Lillo – Ediciones Continente, Buenos Aires, 2011.

Salim Lamrani “El embargo más largo de la historia”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, enero 2015.

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