El círculo rojo decidió por Macri: Presidencia de transición

Por Alejandro Aguero

Entre la inoperancia y la irresponsabilidad, Mauricio Macri terminó destrozando su capital político a la vez que condujo a la Argentina a una encerrona que bien podría terminar en una crisis político-institucional.

Es que el presidente ofreció un grotesco show en la Quinta de Olivos, que más de allá de haber hecho volar el tipo de cambio por arriba de los $34, terminó por demoler su imagen presidencial dejando un alarmante interrogante sobre el futuro a falta de un año para las próximas elecciones.

Sin un atisbo de confianza por parte del mercado internacional, a la economía sólo le queda desfilar a mayor velocidad por el tobogán de la crisis con todas las consecuencias sociales que traerá aparejada, y todo esto, en un contexto de pérdida de legitimidad del primer mandatario.

Nuestro sistema de gobierno presidencialista requiere de liderazgos fuertes que tengan la capacidad de procesar políticamente las situaciones de crisis. Fue así desde Raúl Alfonsín hasta Cristina Fernández, pasando por Carlos Menem y Néstor Kirchner, con la única excepción de Fernando De La Rúa.

No obstante, Mauricio Macri vive sus peores horas desde que llegó a la Casa Rosada, y si le concedió el manejo de la economía al FMI, lo que tiene por delante es entregarle la política al círculo rojo, el mismo que le exige tanto la renuncia de Marcos Peña como un acuerdo de gobernabilidad con el peronismo de los gobernadores.

Hacer esto para Macri sería rifar en gran parte su acotado poder político y activaría el plan de adelantamiento electoral que, de ser una especulación palaciega pasó a ser un tema de conversación de la política. Por el contrario, insistir en su aislamiento sobre la figura del jefe gabinete no haría más que precipitar un final que muchos ven pero que se esfuerzan en evitar.

Ya no alcanza con la polarización con Cristina y las causas de corrupción, Macri debe aceptar que la crisis es ahora eminentemente política. Perdió la confianza y los mismos que lo pusieron en el sillón de Rivadavia ahora le exigen los cambios necesarios para acompañarlo en esta dura travesía de ser un presidente de transición que evite el regreso de Cristina Fernández de Kirchner.

Mientras tanto, el que volvió del ostracismo fue Sergio Massa, quien empujado por la crisis y por la convocatoria de un PJ que se resiste a CFK, se esperanza con ser el candidato de ese círculo rojo que le fue esquivo en el 2015.

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