Festa y el desafío de afianzar el recambio político

Por Yamila Unrein

Generalmente, cuando largos procesos políticos terminan suelen dejar, en su aplastante caída, enormes escombros. El desafío siempre radica en cómo emprender la reconstrucción de algo nuevo a partir de ello, sin que en el proceso el resultado final vuelva a ser similar al gigante caído. Uno de los mayores capitales políticos que ostenta el actual intendente de Moreno es, a las claras, el haber emprendido una lucha contra uno de los históricos «barones del conurbano» y haber triunfado airosamente. Walter Festa se arroga, con propios y ajenos, el beneficio de ser aquel héroe que descifró el modo de desatar el nudo que había puesto West en el Palacio Municipal.

No en vano el slogan elegido gira en torno a la reconstrucción de uno municipio de los mas postergados del conurbano bonaerense. Además de las dificultades que suscita rearmar una infraestructura publica devastada, Festa tiene varios desafíos mas que son de índole política. Él representa a una generación política que estuvo postergada varios años dentro y fuera de la estructura de Mariano West. Como tal, conduce a varios jóvenes que tienen empuje e ideas muy productivas para emprender el difícil camino de reconstruir un municipio diezmado, tanto estructural como políticamente. El panorama adverso se completa con gestiones provinciales y nacionales de otro color político, en las antípodas ideológicas y financieras.

Ante esto, el actual intendente de Moreno tiene delante de si un titan quizás aún más grande que aquel que se abocó a derrotar, a capa y espada, en las últimas internas del partido: promover el desarrollo político de toda una nueva generación de jóvenes dirigentes que vienen militando hace varios años, que surgieron a partir de la impronta política de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, como actores políticos avasallantes en lo que refiere a la capacidad de acción y promoción política. Y vienen pidiendo pista. Actores como Gonzalo Diaz, líder de Comunidad Organizada, Marcelo Franco, parte del mismo espacio de Festa, y varios más de diversos espacios, son capitales invaluables en el camino para la tan mencionada reconstrucción. Con este predicamento, la actual gestión municipal se debate entre sostener viejas estructuras de poder y renovadas conducciones llenas de energía y empuje.

El panorama esta más que abierto. El tiempo, enorme «cuco» de la política argentina, dirá si Walter Festa emprende la verdadera madre de sus batallas: renovar de una vez la política de Moreno o terminar por ceder ante viejas corporaciones y familias que vienen alimentándose del estado municipal hace ya varias décadas.

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