La oposición en crisis: tres ejes de análisis

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Cuando se habla de la oposición, se hace alusión a un sinnúmero de agrupamientos que surgieron como remanente de diferentes fugas sufridas por los partidos tradicionales. En los últimos años asistimos al nacimiento del PRO que lleva en su seno a expresiones de la derecha tanto peronista como radical y que ha conseguido primar en el electorado porteño. Sin embargo, tres puntos sobresalen de esto que se da en llamar “la oposición”, que dan la clave de por qué el kirchnerismo- a pesar de algunos sobresaltos- sigue siendo por mucho la primera fuerza nacional: la ausencia de proyecto político, el carácter antinacional de sus dirigentes, la carencia de conducción unificada. Los puntos mencionados están íntimamente relacionados y si se hace una distinción es con propósitos analíticos.

En primer lugar, la oposición no ha logrado construir un proyecto propio de país, nunca lo ha tenido sino que se vio subsumida a intereses corporativos o sectoriales como los del campo en 2008. No fue la propuesta de la UCR, el ARI, el PS o el PRO, sino la de la Sociedad Rural y los medios hegemónicos la que primó en sus discursos. El resultado fue la aparición de agrodiputados con nombre y apellido.

En segundo lugar y en relación al punto anterior, la oposición se vio arrastrada por el carácter antinacional de las corporaciones poniendo su voto en las cámaras al servicio de intereses concentrados en lugar de los intereses nacionales. Las oposiciones automáticas a los proyectos del kirchnerismo tales como la Ley de Medios, la nacionalización de YPF y las actuales leyes de abastecimiento e hidrocarburos, son la muestra de que para estos lo primero no es la Nación, sino las corporaciones.

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El hecho de hablar de “la oposición” y no de la UCR, el ARI, el PS, el PRO, es un síntoma de la falta de proyecto, de representación de intereses nacionales no sectoriales y la carencia de conducción.

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Por último, la carencia de conducción ha llevado a que la oposición realice cierres electorales débiles, en los que han quedado en evidencia las profundas diferencias entre sus actores siendo el único punto de acuerdo, el antikirchnerismo. En el último tiempo asistimos a los múltiples acercamientos y alejamientos que algunos dirigentes mantuvieron con Sergio Massa, los desplantes de Lilita Carrió en FAUNEN, las contradicciones de Pino Solanas, las interminables disputas intra-radicales entre Sanz, Cobos, Alfonsín.

El hecho de hablar de “la oposición” y no de la UCR, el ARI, el PS, el PRO, es un síntoma de la falta de proyecto, de representación de intereses nacionales no sectoriales y la carencia de conducción. En contraposición el FPV, es una fuerza cuya potencia nace de un proyecto que es ante todo nacional y que posee una clara conducción en Cristina Fernández de Kirchner. Cabría preguntarse si lo que se denomina crisis de los partidos políticos no ha dado lugar ya a una fase terminal en la que los partidos subsisten como sellos empleados por lobistas al mejor postor con la notable excepción del siempre vital Partido Justicialista.

Faltando poco para el 2015 el debate sigue siendo el mismo, la población deberá optar por una propuesta de desarrollo nacional representada por el FPV o la ausencia de propuesta en beneficio de las corporaciones de “la oposición”.

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