La semana de Mauricio

Mauricio comenzó sus funciones juramentando «desempeñar con lealtad y honestidad» el cargo de presidente; pareciera ser que el “patriotismo” no está dentro de su sistema de valores.

Frente a una asamblea legislativa a medias (el FpV había anticipado su ausencia) pronunció su discurso inaugural. Demoró 25 minutos en contarle a los legisladores su plan de gobierno, como dice el dicho “a buen entendedor pocas palabras”.

Una vez concluido su plan de gestión hablando de la «osadía de ideas» y del «atrevimiento de proyectos nuevos y distintos» Mauricio se dirigió a la Casa Rosada a cometer el segundo y el tercer acto de bastardeo: en el mismo balcón presidencial que fue escenario de momentos nodales de nuestra historia (algunos felices, otros trágicos), en el mismo balcón presidencial donde Juan Perón se despidió del pueblo llevándose la más maravillosa música, en el mismo Balcón donde Raúl Alfonsín deseó felices Pascuas y mandó al pueblo a sus casas, en el mismo lugar donde un Galtieri “entonado” se animó a desafiar al imperio gritando «si quieren venir que vengan que presentaremos batalla» (sabiendo que no serían ni sus hijos ni los hijos de sus colegas de armas quieren darían esa batalla), en ese mismo balcón Mauricio bailó con absolutamente nada de gracia mientras Gabriela la vicepresidenta desafinaba una cumbia de Gilda y una escasa convocatoria desde abajo, idiotizada por la frivolidad, alentaba al presidente a seguir meneando el totó; «¡que baile, que baile!» arengaban los militantes de la revolución de la alegría.

Mientras Mauricio bailaba, prometía, juraba, y rejuraba que nunca iba a mentir. La señal oficial (repetida por todas las emisoras televisivas) mostraba un plano corto aparentando una sustanciosa multitud celebrando al nuevo gobierno. La realidad es que quienes estuvimos presentes en ese acto podemos dar fe de una magra convocatoria que apenas alcanzó las cinco mil personas (siendo generoso).

Obviar deliberadamente el patriotismo en la jura, utilizar el balcón presidencial y la embestidura para menear la cadera, y mentir a la ciudadanía haciéndole creer algo que no es: así comenzó Mauricio su mandato.

Al día siguiente el presidente tuvo la grandiosidad de escupir migajas de poder de su boca y regalarle quince minutos de su tiempo a cada uno de los candidatos presidenciales que perdieron la contienda. «Un gran gesto de republicanismo y de diálogo que esperábamos hace mucho tiempo» dijeron algunos ingenuos convencidos por esos quince minutos de fama de que la gestión actual gobernará mediante el dialogo, el consenso y la convocatoria a los perdedores. Consenso, diálogo y trabajo en equipo que en todo caso no se extiende al FpV, primer minoría en el Congreso, ya que ese mismo día, a última hora, el presidente firmó un DNU creando el Ministerio de Comunicaciones, poniendo en jaque a los organismos de monitoreo del cumplimiento de la Ley de Medios en un claro intento por correr del mapa político y dejar sin funciones específicas a los organismos de la AFSCA y de la AFTIC.

Y en consonancia con esta política de pluralidad y respeto por el otro se nombró a Manfroni, un editorialista de la revista Cabildo (revista pro dictadura del ’76 y militantes de lo que ellos llaman «memoria completa») a cargo de una secretaria en el Ministerio de Seguridad.

Durante el fin de semana Mauricio continuó con su apertura al dialogo y convocó a una reunión a los gobernadores electos. Ese mismo día horas más tardes, en la ciudad de Mar del Plata, un grupo de tareas, bisnietos de la Triple A golpeaba hasta dejar en coma a un militante de La Cámpora y de los derechos del movimiento LGBT. Es el mismo grupo de tareas que se enfrentó a golpes de puño en el último Encuentro Nacional de Mujeres, y que opera en esa ciudad costera con impunidad y aval de la policía local, un sector de la iglesia católica, y después de las últimas elecciones con aval del intendente.

Ese mismo sábado por la noche, en el partido de Vicente López en un operativo de inusual violencia es desalojado el centro cultural Batalla Cultural del FpV. Los policías que participaron del operativo lo hicieron sin el gafete que lleva su nombre. Hubo militantes hospitalizados, heridos con balas de goma, y con cortes en la cabeza producto de los bastonazos de la bonaerense: la revolución de la alegría se parece bastante a la libertadora.

En su tercer día hábil de mandato, en otro ejemplo intachable de diálogo y consenso, Mauricio nombró mediante DNU dos nuevos jueces en la corte suprema. «No queremos jueces macristas» había dicho 72 horas antes.

Frente a este “alegre” atropello al senado algunos opositores buscaron la forma de escandalizarse sin hacer enojar a los medios de comunicación o al nuevo presidente. Mientras tanto, los panzudos patrones del campo brindaban con champan la quita de las retenciones a carnes, cereales y granos anunciada por el nuevo gerente del ministerio de agricultura; mientras tanto José Coto mandaba a remarcar las bandejitas de telgopor. El kilo de vacío ronda los $140, pero es claro y evidente que eso es culpa y responsabilidad absoluta del gobierno anterior.

Podemos celebrar, por fin entramos al primer mundo, con la quita de retenciones en Argentina pagamos el kilo de carne al mismo precio que lo pagan en EE.UU.

El martes fue un día relativamente tranquilo. Se avisó de la inminente declaración de “emergencia energética”. Se escuchó el indignado susurro por las designaciones de los nuevos jueces a la corte suprema, «si nos hubiesen preguntado les hubiésemos dicho que sí sin ningún problema», llegó a decir un dirigente que cree que la política real es menos importante que la forma en que se implementa.

Desde la televisión pública se alerta sobre la posible censura al programa 678, y el portal de noticias Diario Regristrado denunció un hackeo a su página en línea similar al que días atrás había sufrido el diario Página12.

Ah, cierto: también a última hora de ese día se conoció la recesión de contrato de 2.000 trabajadores de la ex ESMA. 2.000 personas con familias que ya no cuentan un con salario para llevar el pan a la mesa, pero seguro que son todos ñoquis de La Cámpora.

El miércoles se acabó la dictadura y las cadenas por fin se rompieron: se liberó el dólar y las importaciones. Ahora todo el mundo es libre de comprar hasta dos millones de dólares por mes (por qué 2 millones y no cinco o diez es algo que nunca entenderé) y las pymes que dan laburo a los argentinos por fin pueden competir libremente con los monstruos empresariales de Alemania, Francia y Estados Unidos que quieren colocar su producción en nuestro país. León Gieco debe estar saltando en una pata, ahora sí podemos encontrarlo en «el país de la libertad».

Ese mismo día también se conoció el pase a valores de 2.000 empleados del honorable congreso de la nación; obviamente también son ñoquis de La Cámpora y de los sindicatos con más de diez años de antigüedad que por fin se quedan sin trabajo, como dijo Charly «la alegría no es solo brasilera»

En su séptimo día Mauricio no descansó. El dólar llegó a las $14,50 y todos los trabajadores perdimos un 38% de poder adquisitivo en menos de 24 horas. Me corrijo, todos no: hubo 190 empleados de la multinacional techint que fueron despedidos y perdieron el 100% de su poder adquisitivo.

Alrededor de las 18 horas cerca de 50.000 personas se congregaron frente al congreso de la nación para denunciar el avasallamiento a la ley de medios y contra la designación a dedo de los jueces de la corte suprema.

«¡Queremos vivir tranquilos!» reclamaban los sectores opositores cuando Cristina Kirchner era todavía presidenta de la nación, sus reclamos por fin fueron escuchados. Otro dato para tener en cuenta: ninguna de las medidas, ni los más de 4.000 despidos, ni la quita de retenciones, ni las aperturas al dólar y a los mercados fue anunciada por cadena nacional. Al fin podemos ver la novela tranquilos sin que nadie nos moleste.

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Mariano Ernesto

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