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Hace meses los argentinos enfrentamos diariamente los embates de los fondos buitre que a costa del hambre y desempleo del pueblo argentino quieren materializar ganancias superiores al 1.600%.
Para su cometido cuentan con el respaldo de un juez títere: Thomas Griesa. Su falta de memoria para recordar sus propios fallos y la incomprensión en el funcionamiento de los bonos, lugares de cobro, fechas, modalidad, jurisdicción, etc no le impidió siempre fallar para el mismo lado. Los buitres agradecidos.
NML y Aurelius han logrado con Griesa todo lo que se han propuesto, desde un tribunal municipal de NY someten la integridad soberana de un país a miles de kilómetros. Es sabido que antes de hacer una resolución, o decidir un fallo, el juez pregunta a los buitres cómo debe proceder para satisfacer plenamente sus deseos.
Sin embargo la realidad nos brinda siempre nuevas sorpresas. Puede que sea un desentendido del tema financiero, pero si hay algo que estudió al detalle es una película pornográfica. Lejos de las trivialidades de los bonos, deuda externa y sufrimiento de un pueblo, a sus 83 años, Griesa debió ver y analizar, exhaustivamente, el clásico del cine pornográfico Garganta profunda (1972), a los fines de emitir un fallo que exculpó a los productores del film Lovelace del delito de violación de copyright.
Quien haya leído los fallos de Griesa en el caso argentino se sorprenderá de su brevedad. Son instrucciones cortas, muchas veces contradictorias y que inducen a la confusión. Sin embargo el juez sorprende día a día: el fallo sobre Garganta Profunda tiene 27 folios. El fallo por el juicio del siglo que entablaron fondos buitres contra la Argentina sólo ocupaba 10 folios. Sin dudas la complejidad del caso argentino no ameritaba mayor esfuerzo.
En el caso Garganta Profunda, Griesa determinó que no hubo tal plagio sino una «recreación» admitida bajo la ley federal de derechos de autor. Sin embargo el fallo tiene piezas imperdibles, como la descripción de puño y letra del juez Griesa de una de las escenas más picantes de la película: “En esta escena, Lovelace se encuentra con el doctor Young para plantearle su incapacidad de alcanzar el orgasmo. El Dr. Young empieza a examinar la vagina de Lovelace con un espéculo. Entonces, utiliza sus dedos para determinar que Lovelace carece de clítoris. El Dr. Young examina luego la garganta de Lovelace y halla que su clítoris está emplazado en la garganta. El Dr. Young consuela a Lovelace y la alienta a tener sexo oral con él, de donde la película toma su nombre”.
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