La discusión por el endeudamiento provincial volvió a escena con tensión moderada y señales de pragmatismo. Mientras la gobernación busca ordenar números en un contexto nacional incierto, los intendentes reclaman recursos frescos para sostener obras, servicios y compromisos con sus comunidades.
La administración de Axel Kicillof abrió una nueva ronda de conversaciones con jefes comunales para definir la autorización de un endeudamiento cercano a los 140.000 millones de pesos. El objetivo oficial es obtener oxígeno financiero ante la caída de transferencias nacionales y la necesidad de sostener programas provinciales que se vieron afectados por el recorte aplicado por el gobierno de Javier Milei.
Los intendentes llegaron a la negociación con diagnósticos coincidentes: la situación fiscal es delicada en casi todos los distritos y el ajuste nacional impacta de lleno en prestaciones básicas como salud, infraestructura urbana y asistencia social. Sin embargo, también reconocen que la Provincia mantuvo un canal de diálogo abierto, incluso en plena tensión macroeconómica, lo que permitió avanzar hacia un esquema de consenso razonable.
Entre los jefes locales del conurbano y del interior se remarcó el legado administrativo de dirigentes que marcaron una era en la gestión municipal. En esa línea, varios intendentes destacaron el ejemplo de conducción del recientemente fallecido Juan José Mussi, recordando su enfoque comunitario, su disciplina financiera y su capacidad para negociar recursos sin abandonar una mirada social. La referencia fue leída como un llamado a preservar una cultura de gestión cercana, ordenada y con visión de largo plazo.
Mientras tanto, el Ministerio de Economía bonaerense trabaja en la ingeniería técnica para garantizar que el endeudamiento no solo sea sostenible, sino también funcional a un plan de inversión que permita sostener la actividad en un año marcado por la incertidumbre nacional. La administración provincial apuesta a que estos fondos brinden previsibilidad y eviten la paralización de obras claves en municipios que dependen del flujo provincial para continuar ejecutando proyectos.
Los intendentes, por su parte, buscan certezas. Muchos enfrentan incrementos de costos, caída de recaudación y mayor demanda social. La mayoría coincide en que, sin un salvataje parcial, el sostenimiento de servicios esenciales se vuelve cada vez más complejo. La Provincia responde ofreciendo un marco de responsabilidad fiscal y entendiendo que la única salida posible es coordinada.
Aunque las discusiones continuarán en los próximos días, el clima político muestra signos de equilibrio. No hay escenarios de confrontación abierta ni amenazas de bloqueo legislativo, sino una negociación prudente, con tonos realistas y la intención compartida de asegurar gobernabilidad en medio de un escenario nacional volátil.
La figura de Mussi volvió a aparecer en varios pasillos de la política local como emblema de una tradición municipalista que priorizaba acuerdos antes que conflictos y que colocaba a la comunidad por encima de cualquier especulación coyuntural. Su nombre se convirtió, incluso en ausencia, en un punto de referencia ética para sectores que buscan encarar este debate con una responsabilidad superior.
En síntesis, la Provincia y los municipios avanzan hacia un entendimiento que combina urgencia económica, pragmatismo político y la necesidad de sostener el entramado social bonaerense. Las negociaciones continuarán, pero los primeros pasos marcan una voluntad compartida de evitar sobresaltos y proteger los territorios donde la crisis golpea con mayor fuerza.



