Durante los cuatro días que duró la cumbre del G-20 en Hamburgo, el Gobierno estuvo lejos de cumplir con la expectativa generada en torno a la posibilidad de acercar posiciones con Europa para edificar acuerdos comerciales a nivel local y también como país miembro del Mercosur. Las dos reuniones centrales del viaje, con el presidente francés Emmanuel Macron y la primer ministro británica Theresa May, no se concretaron.
«Esto con Malcorra (Susana) no pasaba», se lamentó la comitiva respecto a los frustrados encuentros con May y Macron. La frase marca la trascendencia que le siguen dando a la ex canciller dentro de la Rosada. Si bien apuestan por la gestión de Jorge Faurie, quien tuvo su primera gira de peso como ministro, creen que la figura de Malcorra era muy valorada en el ámbito internacional y que había sido clave para posicionar a Macri como un interlocutor de Latinoamérica con las potencias de otros continentes.
En relación a la premier británica, a mediados de la semana pasada el gobierno argentino confirmó que desde el Reino Unidos se había pedido una cita con Macri. «Esas cosas no se dicen con anticipación», comentó un diplomático de un gobierno anterior, en referencia a un posible enojo británico por que Argentina haya develado quién pidió reunirse. Lo cierto es que el mano a mano entre mandatarios, previsto para el sábado por la mañana, se canceló por motivos de agenda. En la charla, además de la intención argentina por incrementar las exportaciones a suelo británico, se esperaba que se dialogara respecto a la soberanía en Malvinas.
Con Macron el encuentro estaba acordado desde hacía varias semanas. La fecha y hora fijada era el viernes a las 17 de nuestro país, pero a último momento se canceló y se limitó a un breve cruce de palabras entre ambos presidentes, que se produjo el sábado. Tras el mismo, Macri afirmó: «Hay una vocación, yo creo que la Unión Europea ve que el Mercosur es una oportunidad como nosotros creemos que ellos son una oportunidad para nosotros». Y puntualizó, sobre Macron: «Lo abordé porque el problema de un acuerdo interbloque es el sector agrícola, que el centro del nudo está en Francia. Él entendió que se debe encontrar una solución porque es de mutuo beneficio avanzar en este acuerdo».