La ex presidenta y precandidata de Unidad Ciudadana estuvo en el Club Independient en el distrito de Merlo acompañada por el intendente Gustavo Menéndez.
«Estamos en un momento difícil. Quería venir a reunirme con las presidentas y presidentes de los clubes de barrio porque si hay un sinónimo de organización social absolutamente solidaria es este», manifestó la ex presidenta en la apertura de su discurso. «Antes de venir acá recorrí las actividades del club, y esto se reproduce por decenas de miles a lo largo de todo el territorio nacional y especialmente del bonaerense: los clubes de barrio conteniendo a las familias. Al principio, estos eran lugares de recreación, pero ahora los vecinos ahora vienen a comer», agregó.
«Estamos ante la tormenta perfecta; las facturas de servicios públicos altísimas que no le permiten a los clubes funcionar, no pueden aumentar la cuota ni un peso porque las familias no pueden pagarlo, ni pueden decirle a los pibes que no vengan mas. Pese a todas las dificultades siguen en pie, y eso es lo más importante. Vengo de Almirante Brown, de un merendero de Quilmes, de dramas en todas partes. Verlos a ustedes de pie aguantando la tormenta perfecta, me da la esperanza de que vamos a salir», sostuvo.
En la misma línea, continuó: «Estamos en momentos difíciles, pero ustedes son el ejemplo de cómo se deben afrontar, juntándose, pidiendo un esfuerzo para seguir en pie. Yo vengo a ser la voz de todos ustedes, el vehículo que viene a transmitir que las cosas deben cambiar».
«Tengo que venir a darles las gracias, no a felicitarlos, por seguir sosteniendo el tejido social, que los pibes tengan un lugar donde tengan un plato de comida, o una actividad para juntarse con otros pibes, que es la única manera de mantener la cohesión, de recuperar los valores para toda la sociedad. Hay momentos donde uno piensa que es un sálvese quien pueda, y cuando los escucho, me llena de esperanza», señaló Cristina.
De cara a las elecciones, expuso que «los problemas que afrontamos no son partidarios. La factura de gas la tienen que pagar todos y no la puede pagar casi nadie. El tema de la comida, no es un problema partidario, tienen hambre todos los pibes. Estamos en un momento de retroceso, donde estamos discutiendo temas como el trabajo, que antes no teníamos que discutir; la comida, que comienza a volver a ser un problema. Teníamos muchísimos otros problemas, pero cuando en una sociedad el problema es el trabajo, es la comida, porque falta, son los servicios públicos, o los remedios que no se pueden comprar, tenemos un problema de piso democrático. Porque ¿qué fuerza política no se conmueve ante esa falta?».
«En serio, tenemos que ponerle un límite a todo esto. Van a tener que escuchar, porque así no podemos seguir, poniendo en crisis instituciones como clubes de barrios, que ayudan a los pibes, a las mamás -concluyó-. Estamos discutiendo cosas que ya creíamos que no debíamos discutir, y tenemos que poner un limite para que podamos volver a discutir de otras cosas, porque discusiones va a haber siempre, pero no estas».