Luego del traspié en la cámara de Diputados, el gobierno presiona por estas horas a los gobernadores para torcer la balanza en el Senado e impedir que el proyecto opositor se convierta en ley.
Mauricio Macri, enojado con quienes habían votado a favor de leyes oficialistas el resto del año, envió varios mensajes a los referentes del peronismo y trató de «impostor» a Sergio Massa. Ayer, en una conversación con Jorge Lanata el mandatario adelantó que espera que «el Senado muestre que tiene un compromiso distinto con la gobernabilidad» y rechace el proyecto opositor.
Según el Presidente «es tan poco serio lo que han hecho que ni siquiera hay un dictamen de la AFIP explicando cuánto cuesta la baja del Impuesto. Se ha discutido sobre números que no son verdad. Son varias decenas de miles de millones de pesos que faltarían en el Presupuesto que acaba de aprobarse».
Por eso, sostuvo que «esto es inaceptable, inentendible, es una vergüenza. Piensan que los argentinos somos tontos. En vez de colaborar, quieren engañarnos detrás de banderas demagógicas que no contribuyen a nada».
Por su parte, los Ministros macristas entablaron conversaciones con los gobernadores para, desde lo económico, influir en el voto de los senadores. Según adelantó el diario Clarín, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se encuentra en China y desde allí mantiene contactos con los mandatarios provinciales con la asistencia del viceMinistro.
También participan el jefe de Gabinte Marcos Peña y el titular de Diputados, Emilio Monzó. «Vamos a hablar con todos. Gobernadores y senadores. La ley es un mamarracho», le dijeron desde el Gobierno al matutino.
