La difusión del video en el que se ve a Martín Báez, hijo del empresario Lázaro Báez, y al contador Daniel Pérez Gadín –de las empresas de los Báez- contando millones de dólares en La Rosadita, la cueva que funcionaba en un edificio de Puerto Madero, parece haber abierto una caja de pandora en el kirchnerismo.
Primero, la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner salió a tomar distancia del empresario al asegurar que su familia “jamás” tuvo vínculos comerciales con él.
En tanto, el jueves, después de que otros dirigentes K también tomaran distancia, el extitular de la AFIP hoy a cargo de la Auditoría General de la Nación, Ricardo Echegaray, afirmó sin vueltas que “Báez va a ir preso”.
Entonces el que contraatacó fue el empresario: “Yo puedo explicar mi patrimonio, Echegaray no puede”, dijo en declaraciones al portal Infobae. «Ella (Alicia Kirchner), como Echegaray, tampoco puede explicar su patrimonio«, agregó.
Báez deslizó además que detrás de la afirmación de Echegaray hubo una orden: “Le pido que diga cuál de sus jefes le ordenó hablar«, reclamó el empresario, que aseguró estar “a disposición de la justicia”.
Por la causa que investiga la supuesta utilización de facturas apócrifas es por la que Echegaray aseguró esta semana que el empresario va a terminar preso.
Por los videos de La Rosadita, en los que también se ve a Fabián Rossi, expareja de Ileana Calabró,el juez Sebastián Casanello ya llamó a indagatoria a Lázaro Báez y a su hijo Martín, al que además le prohibió la salida del país. Según Casanello, nada involucra a la ex presidenta Cristina Kirchner en la investigación.