Tuvieron que pasar 17 años para que el radicalismo recuperase la Federación Universitaria de Buenos Aires que en el año 2001 perdió a manos de un frente de agrupaciones de izquierda.
Finalmente, el Frente Reformista integrado por Franja Morada, el socialismo, sectores independientes y el kirchnerismo de la facultad de sociales se hizo con la conducción de la FUBA, aunque desde la izquierda, anunciaron que desconocerán los resultados y anticiparon una batalla legal.
La lista ganadora lleva como presidente a Francisco Strambini (Movimiento Linealmente Independiente – Ingeniería) y como vice a Ayelén Petracca (UES -Peronismo- Sociales).
Como secretarios, resultaron electos: Catalina Cancela Echegaray (Nuevo Derecho – Derecho), Darío Peralta (Nuevo Espacio – Medicina), Ramiro Fernández (AFO – Odontología), Abel Schopfer (Nuevo Espacio – Económicas), Joaquín Rodrigo Santos (Nuevo Derecho- Derecho), Belén Mingorance (EDI – Psicología), Fernando Galván (Nuevo Espacio – Farmacia y Bioquímica), María Agostina Giarola Nogueira (Franja Morada – Derecho), Augusto Pernía (AFO – Odontología), Daniela Chacoma (UES – Sociales), Agustina Nosti (Nuevo Espacio – Medicina), Tatiana Ramunni (Nuevo Espacio – Económicas), Iván Loyarte (MLI – Ingeniería) y Agustín Leira (UES – Sociales).
Tras un largo proceso iniciado con la conformación de la Junta Representativa, siete de los trece Centros de Estudiantes de la Universidad de Buenos Aires lograron convocar al Congreso que se desarrolló desde las 13 en la Facultad de Odontología de la UBA.
Pero el proceso no estuvo exento de polémicas. Para poder sesionar, se necesitaban 66 de los 130 delegados totales. Desde La Mella -actual conducción- denunciaron «una maniobra fraudulenta» para acreditar delegados al congreso.
Adrian Lutvak, presidente de la FUBA y referente de La Mella, afirmó: «la Franja Morada nos tiene acostumbrados a manejos antidemocráticos y fraudulentos en la Federación Universitaria Argentina que conducen bajo un oscurantismo total. Esta vez hicieron uso de estos métodos para truchar delegados y decir que su congreso paralelo cuenta con el quórum necesario».
Según La Mella, ellos contaban con 65 delegados de distintas fuerzas políticas que firmaron un acta en presencia de un escribano público, certificando que no participaron del Congreso de la FUBA.
Del lado vencedor, afirmaron que el proceso contó con la fiscalización de la IGJ y que el Congreso se acreditó 67 congresales; hubo 66 votos a favor y una abstención. Además, explicaron que se siguieron todos los pasos que establece el estatuto de la FUBA para la realización del congreso.
Dados los argumentos presentados por La Mella no se descarta una disputa legal por el futuro de la conducción de la FUBA.