Alberto lo despidió y Evo Morales ya está en Bolivia: «No dudaba que íbamos a volver»

En un especialmente emotivo acto, el presidente Alberto Fernández despidió al ex mandatario Evo Morales y al ex vicepresidente Álvaro García Linera, quienes volvieron a Bolivia después de haber vivido casi un año en la Argentina debido al golpe de Estado que sufrieron en su país y tras la restitución de la democracia allí.

Un día después de que el Movimiento al Socialismo recuperara el poder en Bolivia a casi un año del derrocamiento a Morales, el dirigente volvió a pisar la tierra de su patria. “Hoy es un día importante en mi vida, volver a mi patria que tanto quiero me llena de alegría”, publicó hoy Morales en su cuenta personal de Twitter.

Del lado argentino del puente que une la ciudad jujeña de La Quiaca con la boliviana de Villazón, se realizó un acto en el que Evo se despidió de la Argentina acompañado por Fernández, quien en un breve discurso retomó las palabras del mandatario depuesto en noviembre de 2019.

“Es un día muy importante para todos, es muy lindo estar en La Quiaca con este motivo, que es garantizarnos que nuestro querido Evo Morales regrese a su patria, de la que nunca debió haber salido y nunca debió haber sido maltratado como lo fue”, dijo el jefe de Estado argentino.

El Presidente argentino acompañó a Evo Morales hasta la mitad del puente internacional Horacio Guzmán, que une ambos países y que comunica con la ciudad boliviana de Villazón. Previamente compartieron un desayuno y el ex mandatario boliviano fue distinguido con el título de profesor honorífico por parte de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de Universidad Nacional de Jujuy.

En su mensaje pronunciado en el puente internacional, Fernández lamentó que “en los últimos años, América Latina fue desintegrándose en individualidades” y recordó que el camino es otro, porque se trata de «parte de una patria grande que quiere crecer, y quiere justicia y desarrollo para todos”.

La comitiva argentina presente en La Quiaca estuvo compuesta por el canciller Felipe Solá; los ministros Eduardo de Pedro (Interior) y Elizabeth Gómez Alcorta (Mujeres, Géneros y Diversidad); el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz; el secretario de Comunicación, Juan Pablo Biondi; junto al senador Jorge Taiana y el diputado Eduardo Valdés.

“Estoy feliz de haberle tendido la mano a Evo, a Álvaro (García Linera, ex vicepresidnete de Bolivia) y a los compañeros de Bolivia”, indicó el Presidente. También recordó cuando conoció a Morales cuando Néstor Kirchner era presidente argentino y él su jefe de Gabinete, y concluyó: “Te vamos a extrañar, e intentaremos mandarte carne».

Morales se mostró agradecido con Fernández y le dijo que le «salvó la vida». Y expresó: “Muchas gracias hermano Alberto por acompañarme, por garantizar la seguridad. Quiero que sepan que especialmente Alberto Fernández me salvó la vida y eso nunca lo vamos a olvidar”.

Morales, al rememorar su gestión, dijo que “nunca” imaginó ser Presidente y consideró que “en corto tiempo demostramos que Bolivia tenía futuro, recuperamos nuestros recursos nacionales y garantizamos soberanía y dignidad al pueblo”.

Al referirse al golpe de Estado que lo forzó a renunciar hace un año, y que tras un año de gobierno de facto de Jeanine Áñez desembocó en el triunfo electoral de Luis Arce, de su mismo partido, indicó que se trató de “un golpe a nuestro modelo económico, un golpe a nuestros recursos naturales”.

“No dudaba que iba a volver, pero no estaba seguro que iba a ser tan pronto. Gracias a la unidad del pueblo y al acompañamiento de autoridades de todo el mundo”, reiteró.

Evo insistió en que «parte» de su «vida queda en Argentina luego de estar once meses” y aseguró que “va a extrañar” la carne».

«Somos la patria grande y trabajamos en solidaridad y complementariedad”, dijo, y también recordó a Néstor Kirchner y concluyó que “mientras exista el capitalismo, la lucha de los pueblos continuará”.

Luego, Morales emprendió una caravana con cientos de seguidores que lo acompañarán en su recorrida de más de 1.000 kilómetros hasta la zona cocalera de Cochabamba, donde forjó su carrera política.

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