Por Federico Escribal.
En pocos días se hará presente en General Rodríguez el programa insignia del Ministerio de Gestión Cultural de la Provincia de Buenos Aires, llamado AcercArte. Ante la omisión de artistas de dicha localidad en la programación –incumpliendo una ordenanza municipal construida participativamente– se dispararon una serie de reflexiones acerca del rol del Estado frente a la cultura.
Las primeras noticias que tuvimos del programa AcercArte, sumado al nombre del mismo (que, aunque resulta una obviedad, juega con la idea de que “te acerca el arte”) promediando el año pasado, confirmaban nuestra intuición de que la línea iniciada –tímidamente, o no– con la creación del Ministerio de Cultura nacional en 2014 se revertía para volver a situarse sobre el paradigma de la democratización cultural.
¿La bajada del programa? “La cultura cerca tuyo” –si bien hace unos meses se matizó a “Más cultura cerca tuyo”– te dice a gritos que, hasta que aparezca la política pública de traerte artistas de las grandes productoras, vos, de la cultura, estas lejos . No es el objetivo de esta reflexión sentar posición sobre el valor de las propuestas artísticas puestas en juego, ya que tal apreciación siempre sería subjetiva y no es conducente al punto que queremos destacar: cómo se comprenden los Derechos Culturales para las actuales gestiones de lo público.
La plena participación en la vida cultural y artística –consagrada en diversos instrumentos jurídicos del plexo normativo argentino, que enuncian la responsabilidad del Estado frente a todos nosotros en este sentido– pareciera restringir, en el ideario del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, la ciudadanía cultural de los bonaerenses a su rol de consumidores de contenidos que, previamente, el mercado “marcó” como legítimos. No opera solo la clásica restricción de “lo cultural” a “lo artístico” (limitación que atraviesa gobiernos de diversas extracciones partidarias) sino que además retoma la concepción de que hay una Cultura -la de los cultos- que debe llevarse, cual limosna, a los nuevos “beneficiarios”, cuyo “acceso” se limita a consumir lo que el mercado legitimó y el Estado divulgó como cánon.
Si bien las primeras declaraciones de Alejandro Gómez, titular de la cartera provincial de Cultura, indicaban que se iban a incorporar artistas locales en las grillas, y que en algunas ocasiones así fue –generalmente, como en el caso de Bahía Blanca, por mayor presión del campo artístico local– en el caso de General Rodríguez la omisión se da de bruces con una Ordenanza municipal que los artistas locales, organizados a través de colectivos entre los que se destaca MURO (Movimiento de Músicos Organizados de General Rodríguez), lograron promulgar a través del sistema de banca participativa, que permite a diversos sectores de la ciudadanía acercar propuestas al Concejo Deliberante local.
Dicha Ordenanza, que regula algo tan básico como garantizar la presencia de artistas locales en las presentaciones de este estilo, está siendo obviada por los sectores que se erigieron en campaña electoral como guardianes del Republicanismo y el respeto por las instituciones, pero ante la disyuntiva saben mejor que nadie que las culturas son, como plantea la UNESCO, “sistemas de valores” y que, en lo que políticas culturales respecta, los contenidos debe orientarlos el mercado: este es –así reza su credo– el valor supremo. La argucia es que el municipio no organiza, sino que co-organiza con la Provincia… como siempre, en las pelotas divididas, gana el más fuerte.
La iniciativa AcercArte –prácticamente la única que se le conoce al área de Cultura de la provincia, que en poco más de un año pasó de ser un Instituto con una ley de vanguardia (nunca desarrollado en todo su potencial de participación ciudadana) a Subsecretaría, para luego convertirse en Ministerio sin que su presupuesto ni plan de acciones lo sustente– parece resumir la premisa de “los cultos” que nos gobiernan, actualizando la dicotomía histórica de civilización o barbarie: “Nosotros queremos acercar la cultura a los 135 municipios todo el año”, dijo la Gobernadora Vidal en el lanzamiento de la iniciativa en 2016. Cultura para todos, pero la mia.