Aumenta la tensión entre Vidal y Macri

El Gobierno nacional negoció un bono de fin de año con la CGT, después anunció que también lo cobrarían los empleados públicos nacionales. Pero la provincia de Buenos Aires todavía no puede precisar si lo pagará o no, debido a que significaría un impacto muy fuerte para sus arcas.

Lo cierto es que Vidal se enteró después que se decidiera en la Casa Rosada el acuerdo con la CGT para brindar un bono de fin de año de 5.000 pesos, que se pagarán en dos cuotas.

Lo peor para la Gobernadora llegó después, cuando Nación decidió extender el alcance del bono, que en principio iba a ser sólo para el ámbito privado, a los empleados públicos nacionales. La embestida de los gremios bonaerenses para tener ese plus no se hará esperar.

Si la Provincia decidiera pagar el bono deberá desembolsar unos 3.000 millones de pesos. En calle 6 suman esa cifra a los 25.000 millones de agujero que dejaron las transferencias de subsidios exigidas por el FMI para que las cuentas de Nación cierren el balance.

Se sabe que esas transferencias trastocaron los números que el Ejecutivo elaboraba para el año que viene, y también se sabe el enojo que provocó en la mandataria provincial el fracaso en la negociación para que se reconociera en el presupuesto nacional una actualización por inflación del Fondo del Conurbano.

Si bien esos 19.000 millones de pesos que pide la Provincia como compensación llegarían a través de partidas especiales, la falta de un compromiso firmado hace dudar de que efectivamente la Nación pueda cumplir con la promesa, y eso repercutirá en el andamiaje de la obra pública.

Ahora, como si fuera poco lo que se transfirió y lo que no se comprometió por parte de Nación, aparece este nuevo compromiso salarial. Los ánimos no son los mejores en la Gobernación desde que se enteraron de la decisión nacional de incorporar a los empleados públicos entre los beneficiarios del bono navideño.

Mientras tanto, Vidal, quien sigue por encima de todos en las encuestas de imagen (aunque con terreno perdido respecto al inicio del año), asegura que no será candidata a presidenta y juega al misterio en la Provincia.

“Sin herramientas para hacer una buena gestión a nadie le conviene tomar una provincia tan compleja”, dijo una vez un excandidato peronista que se resistía a bajar a la Provincia y prefería ponerse bajo la guillotina de la elección nacional que dejó relegado y casi fuera de la cancha. ¿Pensará lo mismo la actual gobernadora después de un primer mandato difícil y después de un año donde las peores noticias le llegan del principal aliado?

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