“El 15% de los habitantes de CABA viven en villas, sin embargo hablamos de ellos como sino fueran parte de la vida cotidiana de nuestra Ciudad”.
El martes se realizó el primer encuentro virtual organizado por la Agrupación Peronista Blanca y el flamante Espacio de Pensamiento Nacional, para conocer la realidad de los barrios populares y los datos concretos de la emergencia social en los lugares más azotados por el Covid 19.
La charla estuvo moderada por el presidente de la Agrupación, Fernando Barrera y expusieron: el activista social cofundador de Mundo Villa y Mundo Sur (Barrio 21- 24), Julio Zarza, la coordinadora de Acción Social de la Agrupación Peronista Blanca UPCN, María Inés Varela y el párroco de la Catedral de San Martín, Pbro. Marcelo Curiantun.
Para dar inicio, Barrera explicó que la charla se pensó como parte de la agenda pública actual, la cual ha dejado en evidencia la gran desigualdad social y las necesidades de los barrios humildes de la Ciudad y el Conurbano. “Estos sectores son los que más sufren las consecuencias del aislamiento, por la enfermedad y la situación económica. Las necesidades se expresan en comedores y merenderos que se ven, día a día, superados en su capacidad de respuesta”.
En primer lugar expuso María Inés Varela, quien describió un mapa de situación de algunas comunas y lugares específicos del Gran Buenos Aires. Sintéticamente pero con datos contudentes expresó que “en cada barrio ha ido cambiando brutalmente la situación. Tenemos referentes del Barrio Mugica internados, y sus familias hoy también se encuentran infectadas, algunos están aislados en el barrio y otros internados en terapia intensiva. Estamos haciendo viandas en la comuna 3 porque nadie se está ocupando de la gente en situación de calle. En la comuna 7 hay casos de Covid y es una de las más afectadas por los casos de dengue. En las comunas 11 y 12 tenemos centros de jubilados que no podemos abrir pero estamos trabajando para acompañarlos y apoyarlos. En general, la gran mayoría vive de las changas y por eso es tan compleja la situación económica. En Isla Maciel los comedores están desbordados. Tenemos compañeras cocineras que ya están infectadas aunque aún no han llegado los testeos”.
Luego fue el turno de Julio Zarza que describió la situación de los barrios populares de la Ciudad, “en las villas tenemos el gran problema del agua contaminada, en primer lugar. Por otro lado, antes de la pandemia los comedores tenían lista de espera, imagínense ahora, están colapsados”, Zarza graficó y contó cómo se sobrevive hoy en los barrios populares, “los vecinos generan, como siempre, redes de solidaridad, pero por parte de los gobiernos no hay acciones concretas para resolver los problemas urgentes, como el agua. La curva en la villa está creciendo y no vemos la presencia del Estado. Las organizaciones juntamos alimentos y en medio de la pandemia nos encontramos hablando de juntar comida, así de mal estamos. Hay que sumar a esto que los vecinos sienten que les falta información, que los referentes de los barrios no son convocados por el gobierno para tener una acción coordinada de prevención”.
Luego, el Pbro. Marcelo Curiantun, destacó el trabajo coordinado de la iglesia, sacerdotes e instituciones: “Desde marzo estamos trabajando con Caritas, y hoy donde se siente más la
demanda es en los comedores y merenderos. El reclamo es por comida”. También hizo referencia a largos años de abandono para con algunos sectores de la sociedad: “El colapso tiene que ver con muchos años de descuido y responsabilidades; que no haya agua, cloacas, toma dimensión de tragedia. Este deterioro social es la suma de muchas responsabilidades”.
Para cerrar, el dirigente de UPCN, Fernando Barrera sintetizó las situaciones expuestas y reflexionó ante la falta de abandono, deterioro, ausencia del estado y falta de integración. “La capacidad de generar las condiciones para contener las distintas realidades, sigue pendiente. Reconocer al otro, aceptarlo y en base a eso darle una entidad e integrarlo a una organización común, es un concepto vacío porque se sigue excluyendo al distinto. Y en estos sectores falta esa integración. En CABA el 15 % de los ciudadanos viven en barrios carenciados y forman parte de la cotidianeidad de la ciudad, sin embargo, no están integrados. La cultura de aceptar las diferencias muestra una falta de valores sociales que evoquen ese concepto de comunidad”.