«Veníamos negociando tres temas y de la noche a la mañana nos vienen con un montón de cambios que son inaceptables». La frase, de un importante referente de la CGT, sintetizó ayer la primer definición de la conducción de la central obrera respecto al borrador de la reforma laboral oficializado el lunes por el Gobierno: firme rechazo a la iniciativa y decisión de frenar su sanción en el Congreso si el Ejecutivo no da marcha atrás con buena parte de los cambios propuestos.
Tres movimientos de la cúpula sindical apuntalaron ayer esa definición. En primer lugar, la decisión de no concurrir hoy a la reunión que tenían agendada con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, para analizar la iniciativa oficial. Esa cita será reemplazada por una foto con el Defensor de la Tercera Edad, Eduardo Semino, para apuntalar un pronunciamiento crítico contra los cambios que impulsa la Casa Rosada en materia previsional. Ese gesto se completa con la determinación de apurar un encuentro conjunto con los gobernadores y legisladores del PJ la próxima semana, en la apuesta de cerrar filas para bloquear el tratamiento legislativo de los cambios laborales si previamente no se modifican los artículos que la CGT considera «inaceptables».
La bronca de los gremialistas, que fue palpable ayer en una reunión de la mesa chica de la central, se concentra especialmente en los artículos del borrador elaborado por Triaca que modifican aspectos clave de la ley de Contrato de Trabajo (LCT). La rebaja de la base de cálculo de las indemnizaciones, el límite a la solidaridad en las tercerizaciones, el banco de horas y la filosofía del derecho del trabajo alimentan el malestar gremial. «Recibimos con sorpresa mayúscula que pretendan cambiar la filosofía del derecho del trabajo de nuestro país pretendiendo pasar de un derecho tutelar a un derecho de iguales. Eso es innegociable», advirtió el dirigente Héctor Daer, miembro del triunvirato de conducción de la entidad. Se refería puntualmente al artículo 2 de la propuesta oficial.
En la misma sintonía se pronunció otro de los triunviros, Juan Carlos Schmid. «El proyecto no es lo que se había hablado. Esto es una reforma general no una reforma por sectores. Hay aspectos que directamente trastocan la LCT que son polémicos e imposible de aceptar», enfatizó. Schmid remarcó que la central está analizando en detalle todos los cambios propuestos por la cartera laboral y anticipó que recién después de esa evaluación «nos sentaremos a decir con todas las letras en lo que no estamos de acuerdo». «Si hay voluntad de buscar un consenso avanzaremos. De lo contrario iremos al Congreso con proyectos divididos», alertó.
En paralelo a la posición crítica contra la reforma asumida por la CGT, las dos CTA explicitaron su absoluto repudio a la propuesta del Ejecutivo y anticiparon el lanzamiento de un plan de lucha. «La reforma es peor de lo imaginable, bien pro empresarial y recontra contra los trabajadores. Menos mal que sería por consenso», denunció Pablo Micheli, titular de la CTA Autónoma.