El histórico dirigente peronista de José C. Paz, Mario Ishii, fue uno de los pocos barones del conurbano que renovó su cargo en las últimas elecciones del año 2015. En busca de sostenerse en su sillón distrital, Ishii había tejido una relación de “sana convivencia” con la gobernadora María Eugenia Vidal, a través del ex presidente Eduardo Duhalde.
Junto con otros históricos del PJ, como Cariglino, Aldo Rico y Zúccaro, supieron erigirse como una posible colectora peronista que aporte a Cambiemos algunos votos para las próximas elecciones y profundizar de esa manera las grietas dentro del peronismo bonaerense.
Sin embargo, en los últimos meses, la relación de convivencia entre estos dirigentes y el gobierno de Vidal se fue evaporando con el correr de los días. Vidal dejó de atender el teléfono, según Ishii y el aporte de recursos de la provincia al distrito no fue el esperado.
Cuentan que hace algunas semanas, dirigentes K de la provincia le pidieron armar un café con el diputado Máximo Kirchner y dijo «veamos». Pragmatismo en un intendente que denostó a la expresidenta desde que el FPV perdió la elección de 2015.
Las alertas se encendieron cuando días atrás, Ishii dijo en Twitter: «Inauguramos dos hospitales y vamos por el tercero, pero todo con fondos propios. No recibimos ni un solo Peso de la gestión provincial».
A esto se sumaron las últimas encuestas que llegaron hasta la oficina del jefe comunal: Había que cambiar por la intención de voto que maneja la expresidenta, superando por más del doble a cualquier rival en algunas zonas de ese distrito.
La estrategia de Ishii es similar a la de varios intendentes del PJ que, necesitados de un candidato que mida, aflojaron con sus críticas hacia el FPV. «Randazzo no mide demasiado, levanta su precio, pero por ahora no le alcanza y encima avisa de su candidatura a través de Clarín», graficó un operador de la provincia que observa el crecimiento de CFK.
