En Juntos por el Cambio las cosas no están del todo bien desde hace tiempo, la interna a nivel nacional lo demuestra y eso se ve reflejado de arriba para abajo en el armado para las elecciones en las distintas provincias y municipios.
La oposición continúa dividida y los hechos de los últimos días, relacionados con la fallida incorporación de Juan Schiaretti, fueron el detonante que hizo estallar la bomba.
Lo que parecía una simple discusión política terminó escalando aún más y eso decantó en susceptibilidades heridas de los principales referentes del partido amarillo. Mauricio Macri y Patricia Bullrich hablaron ayer y parecen haberle soltado la mano al jefe de Gobierno, quien, envalentonado, solo busca llegar a la presidencia sea como sea.
Si bien el escándalo más fuerte y reciente se dio con el intento fallido del larretismo por incorporar al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, a Juntos por el Cambio, los primeros cortocircuitos públicos en la oposición se dieron con la discusión por el desdoblamiento de las elecciones en CABA.
En esa ocasión, Larreta hizo pública su decisión mediante un video publicado en redes sociales, y así demostró uno de los primeros gestos de desobediencia y rebeldía frente a Mauricio Macri, quien luego de conocer lo resuelto por el jefe de Gobierno porteño salió al cruce y consideró: “Que la política piense que por cambiar las reglas electorales en un año electoral los porteños van a elegir en un sentido determinado es no conocerlos”.
Eso fue en abril, y al poco tiempo el clima se tranquilizó, pero esa tensa calma duró poco, ya que dos meses después todo se volvió a descarrilar por el intento de sumar a Schiaretti a las filas del partido amarillo. Sin embargo, ese posible escenario quedó descartado por el mismo mandatario cordobés, quien habló el martes negando su incorporación al espacio opositor.
Con respecto a esta situación, Macri consideró que se trata de una “tremenda falta de respeto”, y además adelantó que es algo que “pone en crisis a la coalición”.
“Me entristece esta discusión y no es oportuna. Nunca he creído en las decisiones improvisadas, menos superficiales. Faltan ocho días para el cierre de alianzas, no entiendo por qué tanta improvisación y superficialidad”, analizó el expresidente.
Ante esto, Larreta respondió: “Yo agradezco las oportunidades que Macri me dio y yo lo devolví trabajando. Ahora yo tengo mis opiniones y no van a cambiar porque algunas difieran de lo que piensa Macri”. Así, volvió a diferenciarse y desoyó a uno de los principales líderes de la oposición.
En tanto, sobre la acusación de que su postura pone en crisis a la coalición, Larreta sostuvo: “Como yo defiendo la unidad, nunca critico a alguien de Juntos por el Cambio. Yo busco sumar porque el desafío no es ni Macri, ni yo, ni la pelea. El objetivo es mejorar la vida de los argentinos”.
“Con Macri tuvimos coincidencias y algunas diferencias. Yo aplaudí cuando se sumó a Pichetto y él siempre elogió a Schiaretti. Yo creo que hay sumar para ganarle al kirchnerismo, para que no vuelvan más”, agregó el dirigente.
Así, chicana tras chicana, la principal coalición opositora pierde el foco y se pelea puertas adentro. Como si fuera poco, a la pelea se sumó la otra precandidata presidencial, Patricia Bullrich, quien emuló al exjefe de Estado planteando la posibilidad de que se pierda la unidad en Juntos por el Cambio.
“¿Esto lleva a una ruptura? Depende de Larreta, sabe que tiene que ir a la cancha en la que está y no intentar meter a Schiaretti cuando tenemos una elección en Córdoba. Jugá limpio, querer llevarte la pelota porque no podés ganar la elección no vale”, dijo la exministra de Seguridad de la Nación con tono desafiante.
Por otro lado, la exfuncionaria consideró que “el 13 de agosto va a ser el día en que la sociedad decida qué proyecto quiere para el partido”, y señaló que tendrán que elegir entre “un proyecto más light o más concreto y firme de cambio”.
De esta manera, Larreta se va quedando cada vez más solo en la foto y solo resta que el tiempo avance para saber qué tan mal parado lo deja esta rebeldía y desobediencia hacia los principales exponentes de su sector. Mientras tanto, la poca unidad que quedaba en Juntos por el Cambio quedó tambaleando, y otro cortocircuito podría terminar con ella.