Las nuevas tecnología de la información nos atraviesan y cada uno de nosotros construye sentido por medio de ellas. Esto es, atrás quedó la idea de comunicación de masas, por la cual, en forma unilateral, el medio manipula con un poder obsceno a un público pasivo receptor.
No es la intención de profundizar sobre un tema que podría considerarse tema de estudio en una carrera comunicacional. Sí es necesario destacar que vivimos una cultura mediatizada por la cual por medio de diversas herramientas comunicacionales, como lo son las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, WhatsApp, blog, entre otras) y los nuevos dispositivos (celular, tablet, entre otras), construimos sentido.
En ese contexto, no es extraño que la información nos llegue por medio de una foto, un audio o 140 caracteres. Como medio de comunicación nuestro deber es chequear esos datos antes de que se masifiquen nuevamente por las redes sociales. Pero ¿qué papel nos toca como consumidores y a la vez, constructores de esa noticia? Si los lectores, oyentes y televidentes dejamos el viejo lugar de “público pasivo” y desde un lugar protagónico le damos sentido a la noticia, ¿cuál es el límite?, ¿cuál la responsabilidad?
El conflicto del corralón
A comienzos de marzo, trabajadores agremiados al Sindicato de Empleados Municipales de San Fernando realizaron una movilización que finalizó en las puertas del Palacio Municipal. Si bien en aquella oportunidad el reclamo giraba en torno a «precarización laboral, quita de horas extras, sueldos bajos y despidos», lo que sonaba más fuerte eran las denuncias sobre malos tratos y amenazas en el corralón de San Ginés.
Contactada por lo delegados me acerqué hasta el corralón mencionado para hacerles una entrevista porque a mis manos había llegado dos audios. En uno de ellos, el «encargado del corralón», Luis Hansen (tal como se define él mismo en la grabación) dice y cito textual: «No le tengo miedo a ninguno de los dos. Cuando él amague yo le pego un tiro en el pecho», y agrega: «Yo tengo la plata para pagar a un sicario y hacerlos mierda».
Y en este punto es importante destacar algunas cuestiones. Por un lado, cuando fui a la dependencia municipal el señor Rosalino me hizo salir y me expresó que no podía estar ahí: «El jefe me dice que no podés hacer notas ni estar acá», haciendo referencia de que cumplía órdenes de Hansen. Mientras esto ocurría los trabajadores iban saliendo de sus lugares de trabajo y me relataban situaciones de malos tratos: «Nos dice que somos unos negros de mierda», «ni para jabón sirven», «el otro día se tropezó con una baldosa y decía que yo lo había empujado», y así sucesivamente se iban expresando hombres que el algunos casos están a punto de jubilarse como otros que «andan con miedo» porque siguen contratados.
Con el audio en las manos, me comuniqué con el municipio y les ofrecí el espacio para brindar su mirada. A su vez, me tomé el trabajo de releer cuidadosamente la nota y no agregar ningún tipo de opinión sobre el audio, como tampoco armar el árbol genealógico de Hansen, evitando así cualquier tipo de suspicacia.
Es más, tenía fuentes que me había informado que en el mes de febrero, el encargado del corralón había sufrido un intento de incendio en la puerta de su domicilio y esa dato lo agregué en la nota. Si bien oficialmente nadie había confirmado la noticia, me pareció pertinente agregarla porque además en el audio, Hansen menciona el hecho y acusa directamente a los delegados.
A los dos días de publicada la nota con el audio los trabajadores pararon el corralón y desde San Fernando Nuestro fuimos a cubrir la noticia. A partir de allí comenzó otra historia.
La culpa es del cartero que trae malas noticias
Es habitual que desde algunos perfiles se nos cuestione en función de la noticia. A veces los comentarios llegan desde cuentas reales, otras no.
Como medio local hacemos un gran esfuerzo por representar todas las voces en San Fernando Nuestro. No es nuestra función la de impartir justicia, por lo tanto las publicaciones las realizamos con un fuerte compromiso con la palabra y respeto por nuestros lectores.
Al cubrir la noticia del corralón y desde una cuenta apócrifa, comenzaron a amedrentar, insultar y cuestionar mi labor profesional hasta llegar a mi padre (quien falleció en enero de 2013), acusándolo de corrupto. Es más, llegó el comentario con amenazas las cuales a los pocos minutos el usuario borró.
Si bien parece que la palabra es de todos pero nadie se hace cargo. En esta oportunidad pude corroborar por tres fuentes distintas que la persona que manejaba la cuenta falsa en Facebook es nieto de Luis Hansen. Así como, desde la clandestinidad parece que se puede decir públicamente cualquier cosa, yo utilicé la misma red social para repudiar los dichos. Habiendo pasado una semana y viendo que no me llegaron las disculpas públicas es que escribo esta nota.
Soy periodista, estoy al frente de un medio de comunicación que con mucho esfuerzo trabaja diariamente para acercar toda la información posible a nuestra comunidad. Quienes hacemos San Fernando Nuestro pensamos este portal con el afán de generar espacios en los que puedan escucharse otras voces, creemos que es necesario reconstruir espacios de debate con un sentido crítico y con argumentación consistente. No forma parte de la agenda de los sanfernandinos conocer la conformación de mi familia ni tampoco ésta debe sentirse perjudicada por mi profesión.
Agradezco a las distintas organizaciones sociales, culturales y políticas como a todos los lectores y vecinos que se han solidarizado conmigo y me han dado su apoyo. También mi reconocimiento a los funcionarios públicos que perteneciendo a ésta gestión me llamaron para repudiar lo sucedido.
Ningún periodista debe ser o sentirse perseguido por informar, y más si su trabajo lo hace desde la honestidad y el compromiso con la palabra. Espero que, así como nosotros somos responsables con lo que decimos y escribimos, quienes opinan diferente también lo hagan desde el mismo lugar.
Finalmente quiero destacar como periodista y vecina que lamento que un funcionario de estas características sea parte de la actual gestión. No nos lo merecemos. El hecho de que pretendiera actuar con total impunidad conmigo no hace más que darle credibilidad a los crecientes cuestionamientos que recibe por el maltrato a sus empleados. Hay muchos trabajadores y funcionarios que hacen un gran esfuerzo por dar lo mejor para nuestra ciudad, doy fe de ello. Que alguien con éstas características sea parte de la gestión desprestigia buena parte de ese esfuerzo.