Luis Acuña, intendente de Hurlingham, ya esta afuera del Frente Renovador. No lo blanquea por que no se aseguró el destino: en el FpV lo tienen a «Juanchi» Zabaleta que le ganaría la intendencia; en el PRO no lo quieren por que no mide.
La peor semana para el massismo ya pasó. Las que vienen no serán muy distintas. Los anuncios de salidas se multiplicaron por doquier. Parece ser que Hurlingham no es ajeno a esa avalancha.
Siguiendo a sus aliados de la primera sección, Othacehé y Katopodis, Acuña intenta acercar posiciones con el Frente para la Victoria. Garrocha en mano, no desea seguir siendo parte en una estructura política que está ingresando en la marginalidad. Desea conservar el municipio.
Este camino lo tiene aparentemente bloqueado por dos motivos: en el FpV no olvidan el trato dispensado por el intendente (se cansó de insultar a Cristina Kirchner y a Daniel Scioli después de pegar el salto). Para colmo, los números no lo estarían acompañando: si las elecciones fuesen hoy, «Juanchi» Zabaleta sería el nuevo intendente de aquel municipio del oeste del conurbano.
¿A que se debe lo que varios entendidos dicen que es una abrumadora ventaja de Zabaleta? El actual concejal supo conducir y poner detrás de sí a todo el kirchnerismo local. También, supo ser un polo de atracción para gran cantidad de dirigentes políticos, incluso funcionarios municipales de Acuña que hoy se encolumnan detrás de «Juanchi». Esto en gran medida explica (sumado a los desaciertos y groserías de Acuña) las altísimas chances de triunfo de Zabaleta (muchos otro dan por descontada la victoria del FpV).
Tanteando otros caminos, Acuña sondeó la posibilidad de arrimarse al PRO (que en el distrito tiene la candidatura de Lucas Delfino) de la mano de su amigo Jesús Cariglino. «Barones del conurbano podemos aceptar, pero barones del conurbano que pierden no» asegura El Destape que le confesó un referente del macrismo provincial.
Cerrada la puerta del macrismo, Acuña intenta activar la vuelta al FpV via el sciolismo. Pero la semana que pasó, Zabaleta recibió el respaldo de Daniel Scioli en persona. Todo indica que desde el kirchnerismo consideran que no es necesario abrir un diálogo con quien maneja Hurlingham desde el año 2001. ¿Hurlingham está en la antesala de un cambio de mando histórico? ¿Será posible un nuevo liderazgo para llevar adelante las transformaciones postergadas?