Este viernes 5 de febrero se cumplen cinco años de la muerte de la activista travesti-trans, Lohana Berkins. Su impronta, voluntad y lucha plasmadas en cinco de sus mejores frases extraídas de diferentes entrevistas:
El género es movible
«Ser travesti es la prueba viviente de que alguien que nace con una genitalidad se puede construir o autoconstruir en otra identidad. La genitalidad no determina la identidad. Una mujer no es mujer porque tiene una vagina, sino porque se acepta como mujer, porque construye su historia como mujer, porque le gusta ser mujer. Y lo mismo pasa con nosotras. El género es movible».
¿Y por qué no decir que siento orgullo de ser trava?
«Cuando vos peleas por derechos, no sólo tenés que conseguir el derecho sino generar nuevos lenguajes y para mí la palabra ‘trava’ no tiene la carga peyorativa que la sociedad le quiere poner, (tales como) viciosas, negras, drogadas, ladronas, infectadas. ¿Y por qué no decir que siento orgullo de ser trava?».
Para ser mariposa, hay que tener un coraje tan grande como el de la visibilidad
«Dicen que mediante un proceso el gusano se vuelve una mariposa, pero yace en un mundo donde muchos que quieren ser gusanos quedan como gusanos. Entonces, para ser mariposa y desplegar las alas del arco iris y volar en este mundo de hipocresía, de vanidades, del todo vale, hay que tener un coraje tan grande como el de la visibilidad. Mirá esas mariposas que aletean en inmensos tacos de acrílico de cristal: están en todos los lugares y en las villas se las ve salir de los pasillos. Cuán coloridas. En un barrio absolutamente machista, ellas vuelan. Es realmente maravilloso».
De volver a nacer, yo elegiría ser travesti
«De volver a nacer, yo elegiría ser travesti, amo ser travesti y al travestismo con todo su ingenio; que no tiene nada que ver con esa cosa burda que muestran los medios hegemónicos, que nos ridiculizan. Las travestis tenemos chispa, alma, capacidad de resolución».
El Estado me ha impuesto y me ha condenado a la prostitución
«El único espacio que se nos reserva a nosotras las travestis, no a las mujeres, es la calle y la noche. Sólo se nos busca, somos deseadas, en la prostitución. No es que yo un día me senté en el mullido sillón de mi casa y dije: ‘A ver, ¿qué me vuelvo? ¿Una vecina facha, una prostituta o una travesti?’ ¡No tuve alternativa! El Estado me ha impuesto y me ha condenado a la prostitución y esto vale para todas las travestis. Si te echan de tu casa a los 10 años, ¿qué se espera que hagas para sobrevivir? Y te voy a decir más: si la trava que más clientes levanta, lleva tetas de 400 (centímetros cúbicos de silicona), la de al lado se va a poner 500. Entonces, ¿quién define el cuerpo? ¿La trava o el cliente? ¿De qué elección pueden hablar?».