En noviembre del año pasado, el presidente Mauricio Macri, empecinado en aparentar transparencia, sancionó el decreto 1179, reglamentando el artículo 18 de la Ley de Ética Pública (25.188) para crear el primer Registro de Obsequios y Viajes.
El gobierno de Cambiemos prohibió a los miembros del Ejecutivo quedarse con los que cuesten más de 4 módulos (cada uno equivale $ 1000), por lo que deberían ser incorporados al patrimonio del Estado. Los de menor valor, si bien pueden atesorarlos, están obligados a anotarlos en un listado online. Y también quién se los entregó.
El sitio elaborado por el Ministerio de Modernización de Andrés Ibarra, hace una semana es accesible a través de la web de la Oficina Anticorrupción (OA), luego de que Laura Alonso redactara la reglamentación.
Al momento Alonso es la que alistó más obsequios: una docena. Así, entre otras cosas, figuran los dos tarros de dulce de leche; la caja de chocolates que le dio el presidente de Arcor, Luis Pagani; varios libros; y dos entradas para el concierto de Elena Rogers en el Banco Nación que le dio el renunciado Carlos Melconián y que, a su vez, se las obsequió a la Subdirectora de Planificación de Políticas de Transparencia. También consignó cuatro viajes (dos a Perú, a Inglaterra y a los Estados Unidos).
Apenas tres regalos figuran de los que recibió Macri: un libro, una máscara de Yaguareté de madera y una chomba con el logo «Asociación Todos Juntos por las Malvinas» que le entregaron en San Luis.
Parece ser que los ayudantes del Presidente no cuentan con tiempo suficiente para cargar los regalos, ya que resulta por lo menos llamativo que en casi un año y medio en funciones, el jefe de Estado sólo haya recibido tres obsequios.
