Hace mucho frío en Buenos Aires, sin embargo, las bajas temperaturas aún no apagan el fuego de los militantes y referentes de la dos CTA (Central de Trabajadores Argentinos), quienes se preparan para iniciar una nueva jornada de paro y movilización contra el Gobierno nacional por sus acuerdos con el FMI (Fondo Monetario Internacional
No están solos.Las otras organizaciones, que apoyan la protesta, esperan con paciencia en la 9 de Julio.: Libres del Sur, el Movimiento Evita, la Federación de Tierra y Vivienda (con Luis D´Elía a la cabeza), la Corriente Clasista y Combativa, la Túpac Amaru, los opositores crónicos partidos de izquierda y la participación especial de la Federación de Camioneros de Pablo Moyano.
Todas discuten sobre en qué lugar marcharán, cuáles son las consignas más picantes para el ingreso a Plaza de Mayo, y que los encargados de seguridad estén atentos ante la presencia de los infiltrados de siempre. “Hay que evitar que los services de Patricia Bullrich hagan pelota los cajeros automáticos”, ordena un organizador, cuya función es cuidar a los manifestantes. Nada queda librado al azar.
Rebelde con causa
La CTA nació en 1992 en respuesta a la actitud de la CGT (Confederación General del Trabajo) que convalidaba la política generadora de desocupación, impulsada por Carlos Menem. Los gremios más importantes que formaron esta central obrera fueron ATE y CTERA. Desde sus comienzos hasta ahora, esta entidad nunca abandonó su coherencia a la hora de discutir convenios con los distintos gobiernos de turno. Néstor y Cristina Kirchner no se animaron a otorgarle la personería gremial, a pesar de tener a un aliado como Hugo Yasky entre de sus líderes. La actual gestión Cambiemos casi siempre la deja de lado a la hora de las negociaciones por la reincorporación de los despedidos en la administración pública. En efecto, la mayoría de los echados en el INTA y en el Hospital Posadas son sus afiliados. Con distintos matices, su conducción se niega a renunciar a sus convicciones para conseguir beneficios minúsculos de la Alianza gobernante, que cada día más se aleja de la clase trabajadora.
Los unos y los otros
Llega la hora de arrancar la manifestación por avenida de Mayo. Los más curtidos contagian ánimo con firmes arengas a los más nuevos en estas experiencias y a quienes en sus caras se les ha borrado toda señal de felicidad. Son tiempos duros. Incluso los cabecillas no pueden disimular signos de preocupación. “¿Hasta dónde llegará el ajuste?”, se preguntan entre ellos. Un señor mayor sale de un bar _donde estaba viendo la fiesta inaugural del Mundial de Rusia_ para alentar a la multitud: “Espero que esta gente no se canse de luchar contra este gobierno de nenes de papá millonario”, señala a quienes observamos el reclamo.
En forma simultánea, oficinistas de clase media, con sus auriculares puestos, atraviesan la protesta después de almorzar. Algunos muestran gestos de fastidio por tardar unos minutos extras de lo habitual en cruzar la calle. Las políticas económicas oficialistas aún no han desarmado su cada vez más reducida zona de confort. , La construcción de un puente que acerque a estas sectores, no tan diferentes, es una tarea pendiente de la dirigencia opositora.
La ola verde
Casualmente ese mismo día, la Cámara de Diputados da media sanción al proyecto de ley de Despenalización y Aprobación del Aborto con un marco de miles de mujeres apoyando la propuesta en la Plaza Dos Congresos. Como cierre de esta histórica jornada, los pañuelos verdes victoriosos le añaden color al acto. Las inyecciones de esperanza siempre revitalizan las luchas.
Pablo Moyano, un sindicalista hereditario, representa hoy la parte más díscola de la CGT. Su columna, una de las más numerosas, es escoltada por corpulentos envueltos en camperas con la inscripción “Moyano conducción,” que le agregan más verde a la tarde.
Tal como hizo su padre Hugo en los menemistas años noventa, él tampoco se suma a los arreglos espurios que realizan los Gordos cegetistas con el gobierno de Mauricio Macri.» El ministro de Trabajo Jorge Triaca asegura que no puede eliminar Ganancias en el aguinaldo porque va a perder 9 mil millones de pesos de recaudación. Entonces que les saque a las mineras, al campo y a los bancos. O que los funcionarios traigan la guita de afuera y la pongan acá.», afirma el dirigente camionero, cada día más cercano a la conducción de la CTA. Hasta no duda en abrazarse con Hebe de Bonafini, cuando termina la tradicional ronda de las Madres, olvidando no tan viejos desencuentros. Cuánta razón tenía Jorge Luis Borges: el espanto unifica más que el amor.
Mientras se escuchan los discursos de los oradores, los arbolitos de la City porteña no cesan de buscar compradores y vendedores de dólares. “Ya llegó a 28,90$. y aseguran que va pasar los 30$”, le comenta una maestra joven a un hombre de más de 50 años, cuya vestimenta delata su magra situación económica. Este dirige su mirada hacia el grupo más atrevido de los concurrentes, que orina contra el frente de la sucursal de la calle Hipólito Yrigoyen del Banco Santander, a falta de baños químicos.
Los maestros no creen en cuentos de hadas
Los docentes bonaerenses entran a la plaza con un cartel que cuestiona a la estrella del oficialismo: “Vidal, menos set televisivo y más gestión.”. No olvidan la campaña de desprestigio contra su sindicato y su titular Roberto Baradel _ diseñada por la gobernadora de la provincia de Buenos Aires y ejecutada por los medios hegemónicos- durante la huelga de 2017. “Poco a poco se le va cayendo la careta de hada buena. Se empezó a ver el verdadero rostro de Vidal, cuando sostuvo que las universidades públicas no son para los pobres, Pero todavía hay muchas personas y hasta compañeros que continúan creyendo en ella. Tenemos que seguir trabajando para romper ese blindaje mediático”, me confiesa una delegada de la Seccional La Matanza.
Desde el escenario, la referente de CTERA, Sonia Alesso grafica el estado de situación de varios establecimientos educativos: “Los maestros estamos viendo, cada vez más, que los chicos van por un plato de comida a la escuela porque sus padres perdieron el trabajo”.
Unidad de los trabajadores…
En el cierre, uno de los secretarios generales, Pablo Micheli, pide «terminar con las mezquindades» y estar «todos juntos en el paro del lunes 25 de junio de la CGT». Las barras responden: “Unidad de los trabajadores/ Y al que no le gusta/ Se jode, se jode…”
Hugo Yasky toma el micrófono y redobla la apuesta ante los miles de presentes: “Queremos ir a la CGT pero a una CGT que tenga una conducción al servicio de la lucha y de la clase trabajadora”. Finaliza su alocución confirmando su adhesión a la medida de fuerza del 25 mientras se abraza con su par Micheli, con quien hasta ayer estaba enfrentado y hoy se ha convertido en su mejor aliado.,