La emergencia producida por el COVID-19, ha puesto en valor en la sociedad argentina uno de los grandes principios fundacionales del Movimiento de Restauración Peronista: todas las dimensiones de la vida humana se sobreponen a las dimensiones de la economía.
Alberto Fernández, como Presidente de los argentinos, es quien mejor expresa y representa la posición del Movimiento, que es nacional, popular, humanista y cristiano, y que entiende a la solidaridad como inescindible en la construcción de la justicia social, la soberanía política y la independencia económica; y que encuentra en Axel Kicillof la mejor referencia para traducir ese mensaje en una realidad para los bonaerenses.
La inclusión digital ha sido el horizonte inmediato para garantizar la continuidad pedagógica y la adaptación al sistema educativo. El abordaje del abandono escolar en el nivel secundario sigue siendo el principal desafío de las políticas educativas con un rol social insoslayable de las escuelas, docentes y establecimientos educativos. Si en la Nueva Argentina los únicos privilegiados son los niños, la apuesta por la educación y su contención social planificada han sido uno de los primeros aciertos en las decisiones de gobierno.
Las medidas para el cuidado de los adultos mayores mejorando los ingresos y garantizando el acceso a los medicamentos a través de PAMI, el Ingreso Familiar de Emergencia, la Ley de Góndolas y el control de precios, son medidas que en los primeros meses constituyeron una visión solidaria de gobierno.
El Estado, los sindicatos y los empresarios deben hacerse al entendimiento que el sentimiento patriótico en esta coyuntura no es otro que el de anteponer el bienestar general sobre los intereses particulares. Los trabajadores con conciencia de su papel histórico, los estudiantes, los empresarios nacionales, los actores de la salud, la ciencia, la cultura, el deporte, y todos los que militan estamos a la hora de que el desafío de anteponer la solidaridad al egoísmo en la unidad de una visión a futuro sea una realidad. La política económica tiene que lograr poner al Estado, al Movimiento Obrero y al empresariado en un mismo sendero con el propósito de crear acuerdos sustentables para garantizar la adaptación a un mercado laboral que debe buscar nuevos horizontes de crecimiento protegiendo a los trabajadores y sus ingresos, y creando nuevas fuentes de empleo como camino inexorable hacia la realización colectiva. No existe peor pobreza que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo.
Desde el MRP se manifiesta el acompañamiento a un gobierno que cuida a los argentinos, y se plantea la necesidad de lograr grandes consensos en torno a la importancia de un Estado que cuide la salud pública y la educación pública, la necesidad de cuidar el trabajo desde una visión solidaria, el compromiso en tener la mirada puesta en los más pobres, y la visión de unidad nacional como camino a la grandeza Patria.