El primer ministro logra 30 escaños frente a los 24 obtenidos por el principal partido de la oposición, la coalición de centro izquierdas Unión Sionista. Netanyahu buscará alianzas con los ultranacionalistas y ultraortodoxos para lograr la mayoría absoluta de 61 escaños.
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Contra todo pronóstico, el primer ministro Benjamin Netanyahu ha logrado una holgada victoria en las elecciones celebradas este martes en Israel. Aunque las encuestas a pie de urna difundidas por varias televisiones pronosticaban un empate entre su partido, el Likud, y la principal fuerza de la oposición, la Unión Sionista, formada por los laboristas y el partido centrista de la exministra Tzipi Livni, Netanyahu ha logrado imponerse con 30 escaños frente a los 24 de sus rivales directos con la práctica totalidad de los votos escrutados.
Aunque queda muy lejos de la mayoría absoluta de 61 escaños, el partido de Netanyahu cuenta con más aliados potenciales en la Cámara para formar un Gobierno de coalición, una tarea que se antoja imposible para la Unión Sionista. Su candidato, Isaac Herzog, que anoche no tiraba la toalla, ha reconocido esta mañana su previsible papel como líder de la oposición.
Todo apunta a que el principal aliado de Netanyahu será un exministro de su propio partido: Moshe Kahlon. Su formación, el liberal Kulanu, ha logrado diez escaños, que asegurarían la mayoría absoluta a una coalición dirigida por el actual primer ministro. Aunque Kahlon abandonó el Likud por su rechazo a la política económica de Netanyahu, esta mañana, tras hablar con él, ha afirmado que espera resolver sus diferencias ideológicas mediante un acuerdo de gobierno que ponga el foco en cuestiones sociales.
El mayor logro de Kahlon como ministro de Comunicaciones fue forzar un acuerdo con las empresas telefónicas para reducir las tarifas de móvil y a lo largo de la campaña ha apostado por que el futuro Gobierno tenga como prioridad reducir la desigualdad y que haya ayudas en la compra de viviendas.
Un acuerdo de Netanyahu con todos los partidos ultranacionalistas y ultraortodoxos, además de los escaños del partido de Kahlon, le darían una cómoda mayoría absoluta, incluso superior a la que le ha permitido gobernar en la última legislatura.
Una solución más estable sería un Gobierno de gran coalición con las dos principales fuerzas, Likud y Unión Sionista, una opción que favorece el presidente del país, según el diario Haaretz. Aunque el candidato laborista ha evitado cerrar las puertas a esa posibilidad en sus declaraciones públicas, el cómodo resultado de Netanyahu facilita la formación de una amplia coalición de derechas.
Tal y como señalaban los sondeos, la denominada lista unificada, coalición formada por tres partidos palestinos, se ha convertido en la tercera fuerza en la Cámara con catorce escaños. Por su parte, los partidos ultranacionalistas aliados de Netanyahu en anteriores gabinetes han perdido votos, que presumiblemente han engrosado las filas del Likud.
Fuente: eldiario.es
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