«El PRO va solo en la provincia», fue la conclusión a la que arribaron el jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, la candidata a gobernadora María Eugenia Vidal, Jaime Durán Barba, Emilio Monzó y Marcos Peña.
De esta manera, el macrismo dio por terminadas las negociaciones con el massismo y descartó una alianza bonaerense tanto con Sergio Massa como con su precandidato a gobernador Francisco de Narváez, uno de los que en los últimos días intentó impulsar una gran interna opositora de cara a las PASO de agosto.
Son dos los motivos que esbozan desde el bunker del PRO para rechazar un acuerdo con el Frente Renovador. Por un lado, el intento de expresar una fórmula coherente que represente un cambio en la política nacional, y en este sentido están decididos a anotar una fórmula pura del PRO que encabezará María Eugenia Vidal. Por otro lado, y yendo al mero cálculo electoral, consideran que los votos del massismo se dividen en partes similares con el kirchnerismo, y que llegando a la fecha de las elecciones los votantes harán un voto útil habida cuenta de la progresiva implosión de Sergio Massa como opción política.
Es así que Durán Barba y Marcos Peña -ideólogos de la estrategia del PRO- decidieron aislar al massismo con la convicción de que avanzado el escenario electoral se quedarán con sus votos sin la necesidad de negociar un acuerdo que le reste el perfil independiente que intenta asumir el macrismo.
Así las cosas, y a veinte días del cierre de alianzas, la negociación entre ambos espacios electorales parece terminada.