«Siempre nos van a encontrar en la calle, construyendo como hasta ahora»

Ella es representante del Área Reconquista y militante de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), y el trabajo ha sido el eje que estructuró toda su militancia. Es presidenta de la cooperativa del Argentina Trabaja Patricia Zaldarreaga, lugar que ocupa por pura prepotencia de trabajo.

Tiene 37 años y lleva al peronismo en las venas. Creció con la historia de su mamá, que a los 23 años recibió en Corrientes a su primera muñeca de manos de Eva Perón, y así siempre supo que la posibilidad de cumplir los sueños de los más humildes está íntimamente relacionada con la capacidad para organizar alternativas solidarias y colectivas.

Cuando tenía 9 años, su mamá la mandaba a hacer la fila en una unidad básica donde se repartía verdura. Rápidamente se hizo parte del grupo que preparaba los bolsones. “Cuando llegaban los camiones empezábamos a descargar, lavar la verdura, preparar los bolsones. De ahí ya me llevaba las verduras para mi casa. Me gustaba estar ahí, conversar con la gente, repartir, encargarme de los chicos”, recuerda. “Ahí nos organizábamos también para ir al Parque de la Ciudad, en esa misma Unidad Básica”, que estaba en Loma Hermosa. Después con su familia se mudaron al Churruca, también en Tres de Febrero.

Cuando se juntó se mudó a 9 de julio. El terreno de su casa donde vive ahora lo obtuvo a cambio del auto y una videocasetera. “Ya tenía dos piezas. Media casilla era toda de madera, y la parte que era la cocina era de chapa de container. Era grande. Para dos personas era grande. Me fui a vivir ahí y sufrí un montón porque yo estaba acostumbrada a vivir en una casa que no se llovía. Lloraba todo el tiempo. Era un pibita que no estaba acostumbrada a padecer tantas necesidades”, recuerda.

¿Qué sueños tenés para tu barrio?

Primero y principal que se nos reconozca como barrio, porque esta calle se llama 29 de julio pero ni siquiera figura en el mapa… tiene un número. Otra limitación que tenemos es el tema de la luz. No tenemos medidores. Nosotros nos organizamos con los vecinos para juntar plata, poner los postes, el cableado, para que no perdamos más las cosas que tenemos, porque a todos se nos quemó o una tele, o una heladera o lo que sea, por la mala conexión que teníamos. Y después que llegue al barrio una salita, que no tengamos que ir a pedir un turno a las 5 de la mañana, una escuela cerca, un jardín maternal para las madres que laburan, que son muchas. Y como sueño último que cada vecino tenga su título del terreno.

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¿Y para el área Reconquista?

Estamos todos en la misma situación. Con el tema de los terrenos, las tierras, la salud, la basura. Sería un golazo si pudiéramos cerrar el CEAMSE, x el daño ambiental que genera y las enfermedades en mis vecinos. Pero eso sí, construir una respuesta desde el Estado para sostener la Fuente de Trabajo que genera hoy. Estamos todos en la misma… el tema de inundación, cloacas, luz… vivimos en la clandestinidad.

La columna vertebral del movimiento

Zulma tuvo varias experiencias políticas antes de llegar al Movimiento Evita. Y lo que une todas esas búsquedas es el trabajo como eje articulador, como identidad. “Yo estaba estudiando para maestro mayor de obras y en el 95 quedé embarazada de mi hijo mayor, Federico, que hoy es militante de la JP Evita. Estaba en cuarto año y tuve que dejar el colegio. Éramos tres mujeres”, recuerda, que le gustaba la albañilería por su papá, que “no terminó la primaria, pero te sabía leer un plano”.

Ya de grande, todavía en Loma Hermosa, participó de las cuadrillas que se organizaban en una Unidad Básica Peronista, que después se convirtió en Delegación Municipal de Tres de Febrero.

“Nos organizamos en cuadrillas, y la responsable nos decía por ejemplo que teníamos que ir de Churruca a Puerta 8, por decir, a limpiar, a cortar el pasto. Limpiábamos las veredas, corríamos los escombros”. Trabajó en una escuela, empezó a ir a las movilizaciones, por bolsones de comida.

A su actual marido, Pedro, lo conoció trabajando en esa delegación porque él es municipal de Tres de Febrero. “Yo era la que lo ayudaba a cargar la carretilla y recolectar la basura que estaba en la calle: Me enamoré del barrendero”, se ríe con ternura.

“Quedé embarazada de mi nena más grande que ahora tiene 13 años. Seguía militando en la Unidad Básica. Después la delegada subió a concejal en Tres de Febrero y no la vimos más”, reflexiona. “¡Ya sabés lo que no tenés que hacer!”, le grita desde la otra punta del local Julián Ríos, que ingresó al Concejo Deliberante de San Martín en representación del Movimiento Evita hace dos años.

“Si, me cortó el plan, todo”, remata Zulma. “Después yo trabajaba en mi casa haciendo trabajos de cotillón con mi hermana. Hice bolsitas, collares, manteles. Siempre con laburo… Y un día, un hombre del barrio, me habla de las cooperativas”.

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Poder al pueblo

“El hombre que nos anotó nos pedía un canon de 300 pesos de los 1.200 que cobrábamos. Leo Grosso había venido a una capacitación y nos había dicho que no le tieníamos que dar nada a nadie, que el Argentina Trabaja es una política del gobierno nacional”, y las palabras del joven militante, que ni se imaginaba que iba a convertirse en diputado nacional, hicieron eco.

Las compañeras de la Pedro Arenas se le arrimaban a Zulma, y le decían al oído “¿che, a vos te pidió la plata el puntero?”. Fue ella la que se animó a contarle a Leo Grosso, en un costadito y en voz baja, “que Fulanito de tal nos está sacando plata porque nos anotó, y hay una piba que no quiere venir a trabajar porque el viejo este la está amenazando”.

En la primer cita a los aspirantes al Argentina Trabaja, en un parque cerca de Miguelete, conoció a Julián Ríos, que estaba organizando las cooperativas por barrio. Después hicieron una capacitación de 15 días en la UOCRA, y a la semana les entregaron las tarjetas para cobrar. “Yo iba y juntaba a todos los del barrio, les preguntaba si los llamaron”, aunque todavía no era la presidenta de la Cooperativa Pedro Arenas le nacía ocupar ese rol.

Ahí empezó a comprender cómo era la dinámica del Argentina Trabaja, y fue creciendo su protagonismo, como cuando hubo otro roce con los que venían del programa anterior, el PRIST (programa de ingreso social con trabajo). “Nos decían que los del Argentina Trabaja no teníamos que trabajar porque no teníamos módulo, no teníamos seguro… Pero a mi me llegaban rumores de que si nosotros no íbamos a trabajar, la cooperativa se caía. Por culpa de 16 que no trabajaban, todos los otros 45 que estábamos nos íbamos a quedar sin trabajo”.

“Ahí yo organicé a todos mis compañeros de 9 de julio, con algunos del 18 y las chicas de Carcova, y nosotros nos pusimos al hombro la cooperativa, hicimos el módulo que era del PRIST”, reivindica Duette.

La política, una herramienta

“Cuando empecé a participar de las reuniones de las cooperativas, antes de ser formalmente autoridad, me encargaba de lo organizativo de la Pedro Arenas. Empecé a ir a las movilizaciones… y a organizarnos desde el trabajo más que nada. Se dio que pude ser presidenta porque el otro había largado, así que decidimos armar la sede de la cooperativa acá adelante de mi casa. Lo que ahora es el local del Movimiento Evita”, muestra Zulma desde la puerta de su casa.

“El primer frente que entró a militar acá en 9 de julio, fue el de Mujeres, después se sumó educación con el armado de los Fines”, explica.

Zulma se emociona cuando habla de sus padres, de sus hijos y de Maru Gauna, su compañera fundamental. “Yo todavía no caigo en cuenta de la responsabilidad que se tiene en llegar a ser un concejal, nunca lo soñé. Lo que yo decidí es militar la CTEP porque me parece central el trabajo”, piensa.

Y sabe que no está sola: “Lo que viene es un desafío. Siempre nos van a encontrar en la calle. Construyendo, resistiendo como hasta ahora”.

Texto: Vanina Pasik
Fotos: Facundo Nivolo
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