Una Primera Aproximación a la “Secundaria del Futuro”

Por Fernando Barrera, Director del Ente de Regulador de Servicios Públicos y apoderado del PJ de la Ciudad de Buenos Aires.

Entiendo a la educación, entre otros aspectos, como la llave para la promoción de la equidad y el desarrollo social. La escuela secundaria debe incluir a los jóvenes y en especial a los que se les dificulta el acceso y la permanencia, aquellos que están en extrema vulnerabilidad y expuestos a altos riesgos y estoy convencido de que esa inclusión escolar debe ir de la mano de la calidad educativa.

Este artículo no intenta poner en discusión la necesidad de una transformación de la escuela secundaria: Reconocemos que hacen falta formatos institucionales acordes a estos tiempos, no tan rígidos; permanencia y dedicación plena de los profesores en las escuelas; mayor conexión y articulación entre materias, la optimización de los edificios y del ambiente físico escolar, la mejora de los sueldos docentes; pensar en una escuela secundaria que se oriente a la educación permanente, a la construcción de ciudadanía, a la preparación para el mundo del trabajo, a la alfabetización en un sentido amplio, incluyendo lo digital, a la garantía de acceso a la formación docente continua, entre otros tantos aspectos. Pero lo que nos inquieta sobremanera es que “el cambio” titulado: “La Secundaria del Futuro” tiene una clara orientación ,como proyecto político y pedagógico , hacia la vulneración de la garantía de acceso a la igualdad de la calidad educación para todos y hacia la mercantilización.

Sabemos que la reforma del nivel secundario:

-Proyectará e impactará, en 2018, en 17 escuelas y llegará a 132 escuelas con 84 mil estudiantes en 2021.
-Propone un ciclo básico común de dos años, a continuación un ciclo orientado de otros dos años más y un quinto año ( sexto en las escuelas técnicas) orientado al emprendedurismo en la mitad de ese año y la otra mitad a la realización de
pasantías en instituciones y empresas para desarrollar «talentos»
-No explicita quienes evaluarían pedagógicamente las “pasantías”. ¿Serían los responsables designados por las empresas? No queda claro quien cumpliría esa función pero aparecen perfiles como: facilitadores, tutores y orientadores.
-Piensa a la evaluación en términos de “créditos con valor de intercambio”: ¿solo un tercio a cargo del profesor, el resto lo evaluarán los tutores y los “equipos de Tecnología”?
– Nuclea a las asignaturas en cuatro áreas y hay algunas materias que tenderían a desaparecer.
– Incorpora dentro del sistema a fundaciones y empresas multinacionales: la Capacitación y Asistencia para el Programa de Tutorías no estará a cargo de los equipos de profesionales del Ministerio de Educación, sino que se tercerizará con fundaciones.
– Está pensada sólo para las escuelas estatales y orientada a capacitar a los estudiantes para nuevos empleos y el emprendedurismo: ¿Hay segmentación entre las educación privada y la estatal? Sabemos que el modelo educativo de “la meritocracia “eterniza las desigualdades.

Consideramos que este encuadre nos lleva, más que a la Secundaria del Futuro, a la Secundaria del Pasado, ya que pone el foco en la mercantilización de la educación secundaria, orientada al desarrollo de capacidades, habilidades operativas y competencias.

Lo que está en debate y discusión para nosotros es, entonces, si la escuela secundaria del futuro la pensamos como responsabilidad indelegable del Estado con la participación de la comunidad educativa o dejamos que la sistematice el mercado, según sus intereses.

En síntesis, entendemos que la reforma :

– Está más vinculada a una vuelta al pasado, que al futuro.
– Es inconsulta y compulsiva.
-Pone en riesgo los puestos de trabajo de muchos docentes,
-Propone un perfil de egresado de la escuela secundaria funcional a las necesidades y requerimientos empresariales de mano de obra barata y sujetos acríticos.
-Elimina el 5to. Año de la escuela media y lo transforma en una suerte de pasantía en las empresas.

Reconozco que es necesaria mayor información acerca de propuesta pero sólo avalaremos una reforma de la escuela secundaria que ponga el foco en la garantía de derechos de los estudiantes, que los conciba como sujetos críticos, responsables y libres.

A mi juicio esto es sólo una parte de las muchas inconsistencias en las políticas públicas del gobierno de la ciudad, y de la falta de explicaciones de las autoridades políticas acerca de las cosas que nos interesan y nos preocupan a los argentinos, padres, madres y vecinos. Me parece que hay muchísimas preguntas sin responder, y que merecemos de las autoridades que nos escuchen, que nos respondan, que nos consulten. Porque también de esa forma se construye la democracia. Es decir, no tomar decisiones sin el acompañamiento, sin el consenso, sin la voluntad de los ciudadanos.

Obviamente podemos tener visiones diferentes pero me parece que lo mínimo que exige un espíritu democrático en las autoridades es escuchar el interés y la opinión de las personas que las incluye, de las organizaciones que los representan, de los ciudadanos vinculados a cada una de las temáticas a las cuales nos afectan. La importancia capital de la educación para las futuras generaciones de nuestra sociedad amerita un diálogo entre todas las partes involucradas (padres, alumnos, profesores, funcionarios).

Perón decía que gobernar es persuadir, no ordenar o imponer, y en ese sentido entiendo que al implementar una medida de estas características debería haber primado el diálogo y haberse creado instancias previas de consenso, en donde participe toda la comunidad educativa.

Los porteños merecemos una mejor educación para nuestros hijos, y también merecemos ser escuchados y poder aportar nuestra visión, para hacerla verdaderamente democrática y superadora.

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