El deficitario servicio de agua potable y cloacas que en gran parte de la provincia brinda Aguas Bonaerenses S.A. está persuadiendo a muchos intendentes a quitarse de encima a la empresa. Un informe encargado por María Eugenia Vidal arrojó resultados alarmantes en cuanto al agua en territorio bonaerense.
Aguas Bonaerenses S.A. brindaba, a principios de año, el servicio de agua potable y desagües cloacales en 91 localidades de 62 distritos de la provincia de Buenos Aires. Comenzó su prestación en 2002, incorporando en 2006 el área de concesión de Aguas del Gran Buenos Aires.
En su web asegura poseer “16 establecimientos potabilizadores y 950 perforaciones, que producen mensualmente más de 23,5 millones de metros cúbicos de agua potable, destinados a cubrir las necesidades de 600 mil hogares”. Además, “opera 73 plantas depuradoras de líquidos cloacales, que cubren las necesidades de saneamiento de 463 mil familias”. Para ello, emplea 1670 trabajadores entre profesionales, técnicos y operarios.
La empresa, cuyo porcentaje mayoritario está en manos del estado provincial, asegura también priorizar en su gestión un modelo que responda “a los intereses comunitarios, brindando un servicio esencial para más de tres millones de personas”. Sin embargo, un número cada vez creciente de intendentes comienzan a manifestar su descontento con ella.
Lo que arroja la realidad efectiva es una situación distante de los objetivos primarios de la empresa. Un número cada vez mayor de alcaldes desean librarse de su deficitario servicio de agua potable y cloacas. El Diario de Escobar, en su artículo publicado el 23 de febrero pasado, resume la clima que se vive en una considerable parte de los distritos de la provincia bajo la cobertura de esta empresa: “los vecinos del distrito se encuentran cautivos de un sistema perverso de distribución de agua (de dudosa potabilidad) en manos de la empresa ABSA. Esta empresa poco y nada ha invertido en la zona, transformando a sus clientes en indigentes, dado que no poseen un elemento tan vital como lo es el agua para satisfacer sus necesidades básicas”.
La situacion de ABSA fue tornándose insostenible ya a principios de año. A la falta de inversiones heredada de la gestión de Daniel Scioli se fue sumando la falta de conocimiento total de la gestión entrante de María Eugenia Vidal. Todo esto terminó desembocando en un cuello de botella.
En enero, en Bahía Blanca se produjo la rotura de un acueducto, quedando casi el 95% de los habitantes de esa ciudad sin agua. “Es una vergüenza. Estoy muy molesto y con mucha bronca” sostuvo el intendente macrista Héctor Gay cuando anunció que iba a denunciar por incumplimientos de los deberes de funcionario público a los directivos de ABSA y OCABA (Organismo de Control de Agua de Buenos Aires).
Aquí se vuelve necesario agregar otro dato: el malestar no solo es contra ABSA en su calidad de prestadora de servicios, sino que también las tintas se cargan contra el ente regulador. El Diario de Escobar explica nuevamente de que se trata esto: “el organismo que los debe controlar (al ABSA) también es una repartición estatal, que depende de Infraestructura y Servicios Públicos del Gobierno de la PBA, por lo que la pregunta que debemos hacernos es si corresponde que el estado controle al propio estado provincial”.
Esa ciudad del norte del conurbano viene teniendo una pulseada particular con la empresa: a fines de enero, el Juzgado de Ejecución en lo Penal del Departamento Zárate-Campana dio lugar al amparo que presentó el intendente Ariel Sujarchuk para normalizar el servicio. Luego de esto la Defensoría del Pueblo de Escobar, entre tantos otros, interpuso otro amparo, que la Corte Suprema bonaerense dio sentencia firme, para que se dé marcha atrás con el aumento dispuesto por la empresa de manera unilateral (con respecto a este ajuste tarifario, OCABA convocó a una audiencia pública para el 23 de marzo).
Tras el amparo, Sujarchuk no se quedó de brazos cruzados. En los primeros días de enero se reunió con el presidente de AySA, José Luis Inglese, y con el director general del organismo, Martín Heinrich, para avanzar en el diseño del plan director de infraestructura hidráulica y así empezar a brindar un mejor servicio de agua potable en todas las localidades de Escobar.
Esto fue el puntapié inicial para que AySA comience a reemplazar a ABSA en el suministro en la región. Además del escobarense, Nicolás Ducoté, intendente de Pilar, embarcará a su comuna en la misma dirección. Otros alcaldes encontraron una solución diferente: Walter Torchio, de Carlos Casares, anunció que ante el rebalse de las cloacas, la baja calidad del agua y la falta de inversiones, la prestación pase a ser gestionada por la comuna bonaerense. Su par de Villa Gesell, Gustavo Barrera, anunció luego la misma decisión. Tras rechazar el incremento de las tarifas, el HCD de Coronel Rosales evalúa la misma posibilidad.
Más allá de la modalidad concreta que asuma cada una de las respuestas esbozadas desde cada municipio, la tendencia es la misma, y es irreversible: los intendentes quieren sacarse de encima a ABSA. La última noticia que trascendió no viene más que a reforzar las medidas tomadas: un informe encargado por María Eugenia Vidal arrojó resultados alarmantes en cuanto al agua en territorio bonaerense.
La falta de inversión a largo plazo es uno de los problemas que dificulta el normal funcionamiento de las plantas potabilizadoras y de la distribución y control de calidad del agua en Buenos Aires. La falta de mantenimiento es evidente en las 16 plantas potabilizadoras que existen en territorio bonaerense.
Los desbordes cloacales son otro de los problemas que se viven en el día a día. Según el informe, generan problemas de sanidad y ambientales, además de malestar por el fuerte olor. Desde Provincia se prepara un plan de inversión de $5.400 millones para solucionar este conflicto. La contaminación es otro de los problemas informados. Se observó presencia de arsénico, hierro y magnesio en varios puntos de la provincia.
El final de este asunto está abierto, pese a que puede ser predecible: existen municipios que buscarán que el servicio de agua potable y cloacas sean suministrado por AySA, y existen otras comunas que avanzarán por la salida municipal para proveer del servicio a sus vecinos. Las condiciones propicias no están predestinadas de antemano, las necesidades de cada distrito y los errores de ABSA delinearán el camino a seguir.