Por Agustín Cesio
La semana pasada, la Unión Cívica Radical porteña rindió homenaje a Hipólito Yrigoyen al cumplirse 100 años de su asunción como presidente de la Nación. En Parque Norte y con más de 1.500 personas, Martín Lousteau (principal orador) brindó un discurso que rozó la ambigüedad. El embajador en los Estados Unidos se refirió al futuro de Energía Ciudadana Organizada (ECO), a la gestión del PRO porteño y a su posible candidatura de cara a las elecciones de 2017. En el ambiente quedó flotando el siguiente interrogante: Cambiemos en la Ciudad, ¿sí o no?
Capital Federal es el único distrito en donde no se institucionalizó la alianza oficialista. Esta falta constituye un enigma para el próximo año pero también para la disputa de 2019. Por esta razón puede arriesgarse que para el macrismo su bastión es a la vez uno de los distritos que más le preocupa, junto con la aldea bonaerense.
Pese a mantener buenas relaciones con el gobierno nacional, Lousteau es el único candidato competitivo con posibilidades de arrebatarle la Ciudad a Rodríguez Larreta. Recapitulemos: el año pasado perdió en balotaje por apenas 3% de los votos. De más está describir la zozobra que significó esto para los actuales presidente y jefe de Gobierno. Según encuestas recientes, realizadas por Aresco y Rouvier & Asociados, el nivel de aceptación del ex ministro de Economía entre los porteños ronda el 63%, apenas tres puntos por encima de Elisa Carrió.
¿Por qué razón se menciona a la diputada? Si elige postularse por la Ciudad (¿por ECO o por el macrismo?), lo dicho en los párrafos anteriores se desvanece. Si decide presentarse en Provincia, podría configurarse un escenario mucho más favorable para los socios menores de Cambiemos, no así para Macri. Aclarando las aclaraciones, hay que agregar que las mediciones de hoy son tentativas y el 2017 está lejos. Sobran negociaciones, los acuerdos son precoces.
Dos datos sobresalen del acto de Parque Norte. El primero se relaciona con las figuras que estuvieron presentes, tanto de las filas del radicalismo como de las aliadas y ajenas. Dijeron presente todos los integrantes de ECO. Estamos hablando del Partido Socialista, el Partido Socialista Auténtico, Confianza Pública y la Coalición Cívica ARI de Carrió, quién pese a no poder asistir, envió sus saludos. Entre los propios, vale destacar la asistencia de aquellos que más influyen a la hora de sostener Cambiemos. Desde José Corral hasta Ernesto Sanz. Mario Negri, Lilia Puig, senadores y más de 24 diputados nacionales. Entre los ajenos, acompañaron Juan Manuel Olmos y Víctor Santa María, del PJ porteño. ¿Gesto institucional o algo más?
Las mediciones de hoy son tentativas y el 2017 está lejos. Sobran negociaciones, los acuerdos son precoces. Preocupa el 2019. Y debería preocuparle más a PRO; cuarto mandato, ¿gobierno desgastado? Con ECO dentro de Cambiemos, podría negociar, repartir, competir y ganar.
La disconformidad de muchos intendentes radicales de todo el país con las negociaciones entre el macrismo y el peronismo ya es una realidad evidente. Los gobernadores del centenario partido parecen estar en otra sintonía. Un combo de todo esto puede llegar a debilitar el armado nacional de Cambiemos en el mediano plazo. Por otro lado, si bien algunos sostienen que la presencia de Santa María y Olmos es un mero gesto, otros entienden que de no llegar a un acuerdo entre ECO y PRO, Lousteau apostaría a reunir a toda la oposición convocando a parte del peronismo porteño. Nada puede confirmarse al momento. Lo que no quita, es que PRO debería mirar esto con mayor atención.
El segundo dato se relaciona con el lugar que ocupa la UCR en el armado electoral capitalino para el año que viene. El comité Capital es el principal arquitecto de la candidatura del ex ministro, aunque alguna vez temió por la volatilidad de este último. Es un candidato flexible que puede acomodarse a cualquier otra propuesta. Sin embargo, hoy todo parece indicar que el embajador no solo necesita de los radicales, sino que también está dispuesto a concretar la estrategia que ellos decidan.
Yéndonos del radicalismo hacia Cambiemos, puede agregarse que las expectativas por la conformación de esta alianza en la Ciudad pueden leerse desde ambos lados del mostrador: el PRO quiere formalizar pero sin ceder espacios en su gobierno. La UCR quiere formalizar, pero también pide gobernar.
Si para el 2017 no se conforma Cambiemos, a ECO le alcanzaría para hacer una buena elección de medio término. Igual a PRO. Preocupa el 2019. Y debería preocuparle más a PRO; cuarto mandato, ¿gobierno desgastado? Con ECO dentro de Cambiemos, podría negociar, repartir, competir y ganar. Con Lousteau en la vereda de enfrente, podría perder todo.