El reconocimiento de la huella digital sobre el lector del molinete, les permite a los trabajadores ingresar al Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi). Algunos pasan, otros no. El lector a veces falla, entonces vuelven a intentarlo, apretan los ojos, se mueren el labio inferior y cuando el aspa gira, una luz azul se enciende: el trabajador pasa y el resto rompe en aplausos. Cuando no gira, empieza el desconsuelo, la policía se pone atenta y se les prohíbe el ingreso. Son 60 los despedidos, todos por mail.
El lunes, cuando el presidente Mauricio Macri se disponía a dar por cadena nacional su discurso para abrir la Asamblea Legislativa, los trabajadores que mantienen sus puestos de trabajo y los que fueron despedidos, se reunieron en la entrada del edificio de Avenida de Mayo 1401. Allí comenzó la Asamblea. “Reincorporación inmediata”, repetían.
Desde las 8 de la mañana las avenidas del Libertador, Leandro N. Além, Avenida de Mayo y Rivadavia, fueron valladas y colmadas de Policía Federal (PF) y Gendarmería, por lo tanto el tránsito quedó restringido y la marcha que pretendían realizar bajo la consigna de incorporación inmediata quedó frustrada. Entonces la reunión se hizo dentro del Instituto, con custodia policial. Unos seis efectivos cumplian tareas en el edificio, iban y venían entre los trabajadores.
Despidos por mail
“El viernes recibimos la noticia de que muchos compañeros habían abierto el mail institucional y se encontraron con el aviso de que a partir del 1 de marzo quedaban cesantes”, cuenta la delegada de la Junta Interna de la Asociación Trabajadores del Estado (Ate), Alicia Ohnoutek.
“Javier Bujan -Interventor en el Ministerio de Modernización- nos prometió que no habrían despidos y que iba a haber más contratos de personas porque se ampliaría el trabajo que está haciendo el INADI ”.
A los 75 mil despidos ejecutados a lo largo y ancho del país, se sumaron 60 más en el INADI, pero esta vez vía mail institucional.
Una trabajadora, que tenía la suerte de estar del lado de adentro de los molinetes, contó que “mandaron a cerrar todos los programas donde el INADI tenía participación” además “nos hicieron reeditar tres libros, nos pidieron que saquemos la palabra neoliberalismo de cada página”.
Modalidad represiva
En la misma situación, los empleados despedidos del Banco Central se disponían a marchar reclamando las respectivas reincorporaciones. Y para unificar fuerzas se quisieron acercar a las puertas de INADI para brindar su apoyo, pero fueron duramente reprimidos por la PF.
Al nuevo protocolo de seguridad -que se aplica únicamente en movilizaciones pequeñas-, la inflación estrepitosa y la suba del dólar, se suman cientos de despidos. “Al trabajador lo salva el trabajador”, repite cada nueva víctima del recorte. Lo cierto es que las instancias se agotan rápidamente. En medio de la masividad de trabajadores protestando, el gobierno cierra las puertas de cada institución con la policía custodiando y cuando el reclamo es en la calle, se les tira con balas de goma y se los ahoga con gases lacrimógenos.