Una de las primeras medidas que tomó el gobierno de Mauricio Macri fue eliminar el «cepo al dólar». De esta manera, esperaba de esta forma otorgar previsibilidad al sistema financiero, generar confianza en los inversores extranjeros, y recibir una importante entrada de capitales.
Efectivamente, desde inicios de 2016 los capitales ingresan con fluidez, pero lejos de colocarse en inversiones reales generadoras de empleo, lo hacen para aprovechar el «veranito financiero» de altas tasas en pesos producto de la política antiinflacionaria.
Un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda (Undav) informa en base al propio Banco Central (BCRA), que en los primeros nueve meses de este año, ingresaron al país u$s9.190 millones, de los cuales solo u$s1.797 millones corresponden a Inversión Extranjera Directa (IED), es decir aquella que tiene que ver con la economía real. Los restantes u$s7.393 millones corresponden a inversión de cartera, es decir financiera.
Es posible afirmar entonces que durante este año 8,5 de cada 10 dólares que ingresan al país, lo hacen para entrar al negocio financiero y solo 1,5 se colocan en actividades generadoras de empleo.
La otra cara de la moneda, es la salida de capitales.
Según el mismo informe de Undav en base a datos del BCRA, la formación de activos extranjeros por parte de residentes argentinos alcanza los u$s15.530 millones.
El dato ya es un 54% mayor a los u$s 10.081 millones que se fugaron del país en todo el año 2016, y resta contabilizar los últimos tres meses de este año. Solo en el mes de septiembre, previo al acto electoral, salieron del país u$s2.214 millones, un 103% más que en igual mes del año pasado. Esta cifra ya bate todos los récords del país.