El futuro de La Cámpora, táctica y estrategia

Siempre en época electoral se le da leña a La Cámpora. Fenómeno político de esta época, la agrupación juvenil kirchnerista despierta curiosidad, amores y odios pero suele ser víctima de su propia estrategia de ajenidad frente a los medios de comunicación.

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La agrupación cree que la política se construye territorialmente, no mediáticamente, y quiere evitar el canto de sirena de los sets televisivos porteños, que tanto mal le han hecho al progresismo argentino, desde el «Chacho» Álvarez y el Frepaso para acá, al descuidar la construcción de las bases territoriales que garanticen capacidad de movilización de la sociedad civil y garanticen gobernabilidad una vez en el estado.

Sin embargo, parece haberse exagerado en el asunto. En plena posmodernidad y siglo XXI -y en un régimen democrático donde la electorabilidad comienza por el nivel de conocimiento masivo de los candidatos- no es conveniente rehuir sistemáticamente la exposición mediática y el debate, la polémica pública, como bien lo atestigua el fenómeno Pablo de Iglesias y Podemos en España. Se sabe que esta es una actitud compartida de la dirigencia camporista, pero que baja especialmente desde Máximo y su espíritu ricotero de jugar al misterio. Sin embargo, no paran de recordárselo amablemente todos los dirigentes que los quieren bien en el PJ: «tendrían que mostrarse un poco más», o «han cometido un error político. Han dejado que se los demonice».

También es necesario decir que esta estrategia de negación del espacio mediático de construcción de referencia política y la apuesta por la territorialidad no ha sido todo lo exitosa que se esperaba. La Cámpora, como agrupación juvenil, no ha ganado masivamente centros de estudiantes secundarios ni universitarios. Ese es su termómetro, porque algunos le han querido adosar una falta de construcción en las fábricas y eso fue parte de un pacto de «división de tareas» que impuso Néstor Kirchner para no repetir errores de los setenta. Justamente de esa época, la plana mayor de la organización hace una lectura donde «los viejos se equivocaron en correr fuerte por izquierda a Perón» y lo más revolucionario era la lealtad y la verticalidad. Ese esquema se aplica hoy, con la desventaja que reduce la iniciativa política a la cultura del aguante y no permite construir agenda con demandas de la sociedad civil, en este caso la juventud (lo que siempre se nombra: despenalización de la marihuana, aborto legal, políticas contra la brutalidad policial y tantas otras). Sin iniciativa ni agenda propia, condenados a ser difusores e instrumentadores de la agenda presidencial casi por acto reflejo, junto a la negación de la polémica mediática es muy dificil construir representatividad.

Martín Rodríguez ha escrito reiteradamente que La Cámpora debe pasar de un esquema de «consumidores de poder» (cantera de funcionarios leales, más no dirigentes políticos) a ser «productores de poder» (referentes electorales, dirigentes con votos propios). Mientras eso no pase, seguirá siendo un fenómeno de «participación» política juvenil, no de representación: «Captar votos es jugar de visitante».

También Ana Natalucci ha escrito que La Cámpora en este sentido asemeja más una agrupación que representa al Estado (delegados de Cristina) frente a la sociedad civil que un movimiento que nazca desde abajo llevando demandas al terreno de la representación política y al estado. Asi, luego de 2011 y el 54%: «la Presidenta manifestaría que tenía un trato directo con los trabajadores y los sectores populares, no necesitaba de las organizaciones para recrear ese vínculo. Un corolario de esta estrategia, fue el fortalecimiento de La Cámpora, ya no como una organización juvenil sino como parte de la élite política kirchnerista, aquella de donde salen algunos nombres para las listas legislativas y para los cargos de gobierno».

Hoy se especula si Máximo será candidato o no. Es una realidad que su apellido, le guste o no, lo obliga a jugar «de jetón». Aquí se cree que su mejor apuesta es ir de candidato a diputado por Santa Cruz (porque debe ser profeta en su propia tierra en su primera elección, porque arriesga poco, con la tracción del Gobernador desde arriba y los intendentes desde abajo, y gana mucho-al ser cabeza de lista-). En su defecto, y si Cristina decide ir por Parlasur (para estar en la boleta en todo el país) en vez de diputada bonaerense (donde sumaría más votos y legisladores, pero hay que ver si tolera sacar menos votos que Scioli), Máximo ocuparía ese lugar.

Hoy por hoy, La Cámpora disputará al menos 12 intendencias, entre ellas Lanús, Mercedes, San Fernando, Moreno, entre otras. Sin embargo, el panorama es más complejo porque: «este país es gigante y federal y La Cámpora tiene la particularidad de que su núcleo duro dirigencial, su «militancia más vieja», desplegó un desarrollo territorial muy fuerte en Capital Federal (80 básicas) y el Conurbano Bonaerense. En las provincias la estrategia fue mixta, sumando cuadros medios con alguna historia y formación previa, y desplegando tenue tropa propia desde cero, aprovechando el envión místico de la muerte de Néstor. Siempre con la línea rectora de la «autonomía» de los dirigentes locales, la línea directa y lealtad única a Nación. Que a veces se confunde con la Capital Federal. En la próxima etapa, en la que se integre un «gobierno de coalición» con Scioli o directamente la oposición a Macri/Massa vemos una contradicción insalvable: o se relaja la libertad táctica o se generarán fracturas (…) y no se vete desde la Capital Federal. Porque lo que sigue a un veto, cuando se cree firmemente que la táctica es correcta, muchas veces es la ruptura. O la cooptación sistemática de dirigentes desde las estructuras locales».

¿Qué camino se seguirán Cristina y La Cámpora? Un ejemplo concreto. Provincia del Chubut. La Cámpora integra el FpV pero decide en Puerto Madryn, al estar fuertemente enfrentados al referente local, armar partido propio con Unidos y Organizados para la Victoria. Les prohíben adherir a la boleta con los candidatos provincial-nacional del FpV. Crear construcción desde abajo, agenda, referencia electoral. Los cercan.

En la lista de diputados nacionales por el FpV Chubut, irá de primer candidato el responsable provincial Santiago Igon, mercedino radicado en Esquel. Está claro que ese lugar es codiciado y no fue nominado sin disputa, en detrimento de cualquier otro referente partidario o sindical del FpV Chubut. Se hace fuerza para un lado o para el otro. El criterio está a la vista.

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Santiago Costa

Licenciado en Ciencia Política (UBA). Periodista // Twitter: @san2011costa