Durante las elecciones del 24, el Partido Popular del actual jefe de Gobierno Mariano Rajoy perdió su mayoría absoluta, y retrocedió 10 puntos respecto de las elecciones de 2011. En Barcelona puede goberar una coalición de izquierda, mientras que en Madrid un acuerdo entre la candidata de Podemos y el PSOE podría llevarla a la alcaldía, el esquema se repite en 6 municipios más. El PSOE se reacomoda, y se comienza a resquebrajar el bipartidismo del sistema político español.
En España, el pasado domingo 24 se llevaron a cabo las elecciones por autonomías y por municipio. Si bien ambas fueron el mismo día, responden a dos organizaciones direfentes. Por un lado, se celebraron las elecciones autonómicas de 13 comunidades autonómicas (entre ellos Asturias,Cantabria, Navarra, Castilla y León, La Rioja, Comunidad Valenciana,Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha, Región de Murcia,Canarias, Islas Baleares, Aragón y Extremadura) más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Las comunidades de Andalucía y Cataluña desdoblaron sus elecciones, habiendo sido las andaluzas el 22 de Marzo y siendo las Catalanas el 27 de septiembre. Por su parte las comunidades de Galicia y País Vasco eligieron sus parlamentos autonómicos en 2012, por lo cual renovarían en 2016. Por otro lado, en las elecciones municipales se eligieron 8.093 Alcaldías o Ayuntamientos (gobiernos municipales) a lo largo y ancho del territorio Español.
Durante las mismas, se eligieron por las regionales (o autonómicas) 129 escaños (diputados) y por las municipales 67.611 concejales. Pero estas elecciones nos dejan más que solo algunos resultados inesperados. Y es que sirven como termómetro para medir la temperatura electoral que se vive en un año de recambio del Ejecutivo Español. Si bien todavía no hay fecha para elegir el nuevo presidente de España, lo que parece certero es que hay nuevos actores disputando en el juego político.
Partido Popular y el Partido Socialista, principales beneficiarios del bipartidismo español que los ha estado llevando alternativamente a conformar gobierno, a tener mayorías en las cámaras y a conquistar ejecutivos locales, estan severamente debilitados respecto de las anteriores elecciones. Y no es de extrañar, ya que son los involucrados en los severos y permanentes escándalos de corrupción, sumada a su mala performance durante la crisis económica.
De todas maneras, no hay que desconocer que pese al retroceso, el PP y PSOE siguen siendo las dos fuerzas políticas más votadas a nivel nacional, con un 27,05% y 25,02% respectivamente. De este modo la cámara baja queda configurada por 48 diputados del PP, 37 de PSOE, 27 de Podemos, y 17 de Ciudadanos, pero ninguno alcanza la mayoría absoluta de 65 diputados. (Todavía no está terminado el escrutinio definitivo, por lo que lo números pueden sufrir leves modificaciones. Para ver diputados por provincia: http://resultadoslocales2015.interior.es/99pdf/TOTAL_DIPUTACIONES.pdf)
Esto nos habla de que hace falta tener grandes recaudos a la hora de plantear el resquebrajamiento del bipartidismo. ¿Por qué? Se preguntará usted, si en 4 años perdieron al rededor de tres millones de votos y es muy clara la puja y consolidación de nuevas fuerzas políticas que han crecido exponencialmente en el último tiempo. Bueno, la respuesta es que aún con lo ya nombrado, el PP permanece como primera fuerza a nivel nacional, y el PSOE como la segunda, con un retroceso de 2 puntos respecto a la elección de 2011.
Respecto de los concejales, a nivel nacional el PP sigue teniendo mayoría con 22.750, seguido por el PSOE con unos 20.823 concejales, y ganando el primero en 9 de los 13 municipios, pero imposibilitados de gobernar solos y habiendo perdido posibilidades de gobernar en sus bastiones históricos.(http://resultadoslocales2015.interior.es/99MU/DMU99999TO_L1.htm)
Sin embargo, siempre que hay una fractura en este tipo de procesos se presentan tanto continuidades como rupturas, donde o priman las continuidades (continuidad con cambio) o priman las rupturas (cambio con continuidad). Pero rara vez se generan quiebres absolutos. Por eso, visto y considerado que los partidos favorecidos tanto por el bipartidismo como por la sobrerepresentación de las provincias rurales (con menor población) frente a las urbanas, siguen siendo los que más peso electoral tienen, lo que que más nos interesa, no es evaluar las continuidades de la fuerza del PP y del PSOE.
En términos de ruptura, queda claro que no vamos a hablar libremente de un bipartidismo ¿pero cómo podemos aproximarnos a hablar del multipartidismo? ¿qué es lo novedoso de estas elecciones en esta materia? Si bien el PP resultó el partido más votad en la mayoría (9) de las 13 de las 17 comunidades autónomas, esta fuerza política perdió sus mayorías absolutas. Y no solo eso, se está configurando un nuevo mapa a nivel nacional y local donde para gobernar hacen falta coaliciones, y donde coaliciones entre diferentes fuerzas pueden desplazar o al menos condicionar el accionar tanto del PP como del PSOE.
Esto ocurre nada menos que en Madrid y Barcelona, la primera y segunda ciudad más poblada de España y con mayor relevancia política a nivel nacional. En la ciudad del Barca de Messi, el partido liderado por Ada Colau -Barcelona en Comú- logró salir primero sacando el 25,21% de los votos y llevandose 11 concejales. Seguido por el partido del actual gobernador Artur Mas, Convergència i Unió, con 10 concejales y 22,72%, en tercer lugar un empate entre Ciudadanos y ERC ambos con 11% y 5 concejales cada uno, en cuarto lugar PSC-CP con 8,7% y 4 concejales y por último el PP con 4 concejales y un 7,42%. En base a las negociaciones que se lleven a cabo, habrá nueva alcaldía desplazando a los catalanes conservadores de CiU.
En Madrid en cambio, sí salió primero el PP, donde la candidata Esperanza Aguirre sacó un 34,55% pero -una de cal y una de arena para los conservadores- fue secundada por menos de un 3% por Manuela Carmena con un 31,85%. Carmena, ex jueza que viene del movimiento de los Indignados –Ahora Madrid– y es apoyada por la fuerza de Pablo Iglesias, Podemos, se encuentra en una posición donde tiene posibilidades reales de desplazar a Aguirre de la alcaldía de la ciudad capital. Y este no es un dato menor siendo que Madrid es un bastión histórico con más de 24 años de gobiernos liderados por el PP. Las alianzas electorales posibles se darían entre el PP, con 21 concejales, sumado a los 7 concejales de Ciudadanos, como fuerzas conservadoras, y Ahora Madrid con sus 20 concejales uniendo fuerza junto a los 9 concejales del PSOE, como fuerzas progresistas. De ser así, la coalición Ahora Madrid – PSOE estaría formando gobierno.
Un esquema similar se replica en seis municipios más, en los cuales de aliarse con Podemos, PSOE podrá gobernar, y haría que el PP pierda en lugares clave como Valladolid y Valencia, además de Barcelona y Madrid. Las alianzas y negociaciones entre las diferentes fuerzas políticas, permitirían que las comunidades de Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Valencia y las Islas Baleares pasen a ser gobernadas por coaliciones de centro-izquierda con programas antiausteros y que buscan enfrentarse a las políticas privatizadoras y precarizadoras que se vienen implementado hace varios años en las diferentes ciudaes conducidas por el PP.
Al no contar ya con sus previas (y tan estimadas) mayorías absolutas, el PP sólo estaría en condiciones de gobernar pactando con Ciudadanos en Madrid siempre y cuando el PSOE y Ahora Madrid no llegasen a un acuerdo, y en Castilla y León, La Rioja y Murcia.
De todo el análisis, cabe destacar que la potencia política que alimentó y dotó de verosimilitud a estos nuevos partidos y proyectos, comiendole votos a los partidos tradicionales, viene dada de la mano de movimientos sociales como los ya mencionados Indignados, los movimientos que combatían los desalojos (los famosos «desahuciados»), y la persistente crítica de la sociedad civil al gobierno de Mariano Rajoy tras salvar bancos y financistas en quiebra y aplicar el ajuste sobre los ciudadanos. Si bien el partido de Pablo Iglesias, Podemos, que surgió como la revelación durante las elecciones del 2014 para los eurodiputados, no presentó listas propias, acompañó con apoyo en la campaña y candidatos en las listas a varios alíados de un espectro ideológico similar haciendo que los resultados subieran más de lo esperado. La paciencia estratégica de dar las disputas en el lugar y momento convenientes más una buena política de alianzas pueden acercar a Podemos a un número no menor en las elecciones presidenciales.
El PP y el PSOE ya no están solos, y para gobernar necesitan alianzas electorales con otros actores que no existían -o no tenían real relevancia- en el sistema político durante las elecciones anteriores. El abrupto decrecimiento del PP y la pérdida de mayorías, el inesperado reacomodo del PSOE (ganando en lugares como Extremadura y en Asturias, y con posibilidades de gobernar en coalición en siete comunidades), la consolidación de Ciudadanos como tercera fuerza a nivel nacional (en términos de votos, penetración territorial, y cargos políticos -diputados y concejales) y el irrefrenable avance de la izquierda en el panorama político y electoral español nos dejan con la certeza de que tiempos de cambios se avecinan, y en especial en lo que refiere a la conformación de un nuevo gobierno a nivel nacional. Esto lo certifica la estrategia que buscan darse el partido de Pedro Sánchez, donde el PSOE intentará captar la mayoría de votos de centro-izquierda, reafirmar la voluntad de gobernar en conjunto y polarizar con el PP como aquella «derecha ortodoxa». Por su parte, Ciudadanos que ha tendido a jugar cuando tuvo que hacerlo, con el PP, puede cambiar de estrategia para evitar la fuga de votos y buscar nuevos aliados de cara a las presidenciales.
Lo cierto es que estas nuevas fuerzas políticas se están afianzando, y ponen en jaque a los dos colosos españoles con movilización, votos y aún más importante, voluntad de gobernar. Habrá que estar al tanto de la evolución temporal que van sufriendo los acuerdos, cercanías y amistades entre las fuerzas políticas españolas, para ver si nos sorprende otro Syriza como en Grecia, con los partidos de izquierda con sus programas a la cabeza de las coaliciones o si el cambio resulta de un tinte más moderado, y «bipartidista», teniendo al PP o al PSOE como principales actores.