Por Daniel Ezcurra
¿Qué decir de Hebe y de las Madres que ya no se haya dicho?. Una vez más, como siempre lo hicieron, marcaron el camino. Plantándose y poniendo el cuerpo.
La educadora Carla Wainsztok supo decir que «derrota es que el discurso del opresor se instale en nuestros cuerpos; ser pensad@s, hablad@s y reíd@s por otros». Lo que Hebe piensa y dice y la alegría en la lucha de las Madres son un terrible espejo donde mirar nuestras flaquezas, nuestras pequeñas derrotas cotidianas, Sillas peligrosas que nos invitan a parar… son incómodas las Madres. Demandan y señalan con su sola dignidad. Son imprescindibles las Madres.
El macrismo calibró su capacidad de ofensiva en la apocada respuesta de una parte de la dirigencia política, que pide comprensión porque «tiene cosas que perder».
No hay ninguna casualidad en que esa ofensiva vaya encontrando su límite en la figura de 3 mujeres. Cristina. Milagro y Hebe. Tenemos que saber que eso no es gratis.
Lo sustantivo que trajo la juventud revolucionaria de la década de los 60-70´ fue recuperar para el pueblo argentino LA VOLUNTAD de avanzar en el camino de las transformaciones necesarias. hecho que no significa otra cosa que tomar la decisión de re-encontrarse con la memoria histórica en los desafíos del aquí y ahora.
Luego de la dictadura militar, las Madres fueron guardianas de esa voluntad y la arroparon en medio del dolor, la pérdida y la indiferencia. Se invistieron de ese fuego, el fuego de sus hij@s y lo compartieron con nosotr@s. Hasta que llegaron Nestor y Crisitina, que en un juego de espejos, significaron la oportunidad para el peronismo de reencontrarse con su memoria histórica después de la traición neoliberal de los 90´.
Hoy sufrimos una derrota electoral que puede convertirse en una derrota política. Exorcizar esa posibilidad requiere marcar un límite simbólico pero concreto desde donde donde decir «Pará la mano Macri». Hebe, Cristina y Milagro trazaron esa raya. Pero ese borde es condición necesaria pero no suficiente.
La política es la respuesta y la voluntad de reconstruir mayorías el camino. Hebe y las Madres electrificaron el campo político, mostrando blanco sobre negro que la profecía auto-cumplida de la resignación pragmática no es el único camino, ni el más deseable, ni el más exitoso.
Ahora, querid@ compañer@, lo que viene depende de nosotros.